Se estima que actualmente el cáncer es la tercera causa de muerte a nivel nacional, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS). Como una medida para contrarrestar el cáncer y otras enfermedades, se realiza investigación para su detección y tratamiento oportunos.
Una pieza clave de la investigación médica y la lucha contra múltiples enfermedades son los radiofármacos, que pueden ser administrados al paciente mediante una inyección intravenosa o administración oral, con el fin de obtener una imagen utilizada por el médico para establecer el diagnóstico de la enfermedad, o bien, para brindar un tratamiento y darle seguimiento.
Con el objetivo de generar conocimiento científico y tecnología radiofarmacéutica propia, en el Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares (ININ) se creó el Laboratorio Nacional de Investigación y Desarrollo de Radiofármacos (Lanider), que forma parte del programa de Laboratorios Nacionales del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y está asociado con el Instituto Nacional de Cancerología (INCan).
El Lanider se enfoca principalmente en la investigación y la producción, así como el control de calidad y distribución de los radiofármacos (también conocidos como biosensores radiactivos). Además, el Lanider es la única instalación en el país para la investigación y producción de radiofármacos con certificado de Buenas Prácticas de Fabricación por parte de la Cofepris. Todos los productos cuentan con registro sanitario.
El grupo de trabajo del área de investigación es multidisciplinario, pues está compuesto por investigadores de diversas áreas científicas, como química, farmacia, física médica, ingeniería biomédica, biología molecular, entre otras profesiones. Un equipo de especialistas en radiofarmacia y medicina nuclear, mujeres en su mayoría. Todas ellas, forman parte del Sistema Nacional de Investigadores. Aunado a ello, en el Lanider se forman recursos humanos de alto nivel, pues se cuenta con alumnos de posgrado, para la realización de proyectos de maestría y doctorado.
El Lanider genera patentes (4 patentes nacionales otorgadas y 2 internacionales protegidas PCT, entre otras en trámite), y vende conocimiento al transferir derechos de patente o licenciamiento de productos desarrollados con tecnología propia a empresas internacionales.
Para que los radiofármacos puedan ser aplicados en los seres humanos, deben caracterizarse químicamente y ser sometidos a diferentes pruebas, tanto in vitro (en células) como in vivo. Con estas pruebas se puede saber si el radiofármaco se une o no a la célula de cáncer y también el mecanismo por el cual es desechado del cuerpo (puede ser por los riñones, con la orina, o por el sistema hepatobiliar, por las heces).
Las pruebas nos permiten conocer cómo es el movimiento del radiofármaco en el cuerpo y saber cuánto tiempo durará en un órgano, lo que médicamente es muy importante. Una vez que el radiofármaco ha pasado todas las pruebas de calidad y de aplicación, puede ser usado en estudios clínicos y en hospitales con pacientes diagnosticados con cáncer.
Actualmente, el Lanider distribuye a más de 100 centros de medicina nuclear, y cuenta con 26 diferentes radiofármacos, lo que permite la realización de múltiples estudios, entre los que destacan, análisis de función cardíaca, de función renal, para evaluar si existe invasión de las células de cáncer en hueso, diagnósticos de cáncer de mama, de próstata, paliativos del dolor, entre otros. Algunos de estos radiofármacos se exportan a Costa Rica, Guatemala, República Dominicana y Sudáfrica, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos e Indonesia.
Gracias a ello, es posible llevar a cabo más de 350 mil estudios al año, lo que se traduce en salvar miles de vidas.
La ciencia nuclear ha logrado ayudar a millones de personas en el mundo, mediante el diagnóstico y tratamiento de enfermedades, a través de la investigación y desarrollo de radiofármacos que han sido una pieza fundamental.