Los beneficios que puede generar un árbol de Navidad en temporada decembrina va más allá de la satisfacción del gusto familiar, puesto que se trata de un producto derivado de Plantaciones Forestales Comerciales (PFC), las cuales son relevantes para la restauración de la cobertura arbórea y la provisión de servicios ambientales que contribuyen a la mitigación del Cambio Climático.

Además, de acuerdo con información del Centro Nacional de Investigación Disciplinaria en Conservación y Mejoramiento de Ecosistemas Forestales (CENID-COMEF), del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), a partir de la primera cosecha, entre siete y ocho años de iniciada la plantación de árboles de Navidad, el aprovechamiento del recurso es constante; por lo tanto, es un agronegocio económico, rentable y competitivo para los dueños de terrenos forestales.

Por la creación de empleos, ingresos permanentes y temporales, captura de carbono, filtración de agua, recarga de mantos acuíferos y prevención de la erosión de los suelos, entre otros; los plantadores, el Gobierno Federal y autoridades estatales han hecho alianza para impulsar su desarrollo.

En atención a los consumidores que buscan un árbol sin que este sea cortado, en el Estado de México se cultivan los árboles de Navidad vivos que se comercializan en maceta y pueden habituarse en departamentos u oficinas.

Las especies más utilizadas en las plantaciones de árboles de Navidad son Pinus ayacahuite (pino blanco o pino vikingo), Pinus greggii (pino prieto), Pinus cembroides (pino piñonero), Abies religiosa (oyamel) y Pseudotsuga menziesii (pinabete).

Cabe mencionar que con esta actividad los plantadores y viveristas, tienen la posibilidad de obtener como beneficio secundario, la producción de hongos ectomicorrizógenos comestibles –que además favorecen la absorción de nutrientes en los árboles-, lo que les aportaría ingresos a corto plazo, a la mitad de la producción de los árboles de Navidad, algunos macromicetos –hongos- de alto valor alimentario y económico susceptibles de  usarse son Russula brevipes (cola de borrego, trompa de cochino), Ramaria flava (escobeta), Boletus complejo edulis (pambazo), Suillus granulatus (pancita), S. brevipes (panza de encino), Lactarius subdulcis (enchilado), L. deliciosus (enchilado), Morchella spp. (mazorquitas) y Cantharellus cibarius (duraznillo).

De acuerdo a cifras de la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR), en 2018 la demanda se cubrió con árboles importados de Estados Unidos de América y Canadá, en 60 por ciento. Las principales entidades productoras de árboles de Navidad, como el Estado de México y Ciudad de México, con un buen manejo forestal,  tienen una alternativa para generar estrategias productivas para los dueños o poseedores de terrenos forestales.