No obstante que las comunidades menonitas del noroeste de Chihuahua tienen un alto grado de tecnificación para la producción de maíz, de acuerdo a estudios realizados por el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), se observan áreas de oportunidad de mejora como el de optimizar la cantidad y tipo de riego en los sistemas de producción a través de tecnologías más eficientes, así como en la aplicación adecuada de fertilizantes.
El M.C. Jesús Manuel Ochoa Rivero y un grupo interdisciplinario de investigadores de los Campos Experimentales La Campana y Pabellón pertenecientes al Centro de Investigación Regional Norte Centro (CIRNOC) del INIFAP y Fondo de aseguramiento Agropecuario (FORTSCHRITT), señalaron que Chihuahua es un estado productor de maíz amarillo con una producción de 1,244,356 toneladas de grano en el año 2021 y los productores menonitas son líderes en la producción de este cultivo y se caracterizan por tener altos rendimientos, con la producción de 14 toneladas por hectárea de maíz grano y en algunos casos superior a dicha cifra.
Sin embargo, a través de un estudio socioeconómico y productivo de maíz que realizó el INIFAP, en su ciclo Primavera-Verano en el año 2021, se observaron áreas de oportunidad de mejora, fundamentalmente en las dosis de fertilización utilizadas en la nutrición del cultivo, así como optimizar la cantidad y tipo de riego, por lo que se recomienda a los productores menonitas, el uso de tecnologías más eficientes como la cintilla o aspersión con riego localizado. También, se sugiere establecer metas de rendimiento, de acuerdo a la interpretación de análisis de suelo. Con ello, se pretende mejorar las prácticas de cultivo e impulsar el desarrollo de los convencionales.
El M.C. Ochoa Rivero indicó, que actualmente la comunidad menonita trata el siguiente manejo agronómico del cultivo del maíz, en la región noroeste del Estado de Chihuahua: En cuanto a la preparación del terreno, los productores realizan de febrero a marzo, una labranza primaria que los productores realizan en suelos secos y compactados para romper el piso de arado formado por el paso de maquinaria.
Barbecho, lo practican de forma anual para incorporar residuos del ciclo anterior al suelo y destruir los terrones de mayor tamaño; esta práctica se efectúa de febrero a marzo.
Rastreo, es una labor que tiene la finalidad de desmenuzar los terrones del suelo. Se efectúa de uno a tres pasos para dejar en condiciones la cama de siembra y permita la operación correcta de las sembradoras.
Surcado. Esta acción consiste en conducir el agua de riego (riego por gravedad) y se lleva a cabo de marzo a abril. La separación entre surcos varía en un rango entre 76 a 80 centímetros.
Siembra. Se realiza entre el 15 de abril y 25 de mayo con base a las condiciones edafo-climáticas. La siembra se lleva a cabo con sembradoras de precisión, con una densidad de 77 a 120 mil semillas por hectárea. En la región se utilizan principalmente híbridos de ciclo intermedio de grano amarillo.
Fertilización química. La fertilización del cultivo se realiza con 410-81-35 unidades de nitrógeno, fósforo y potasio respectivamente divididas en tres aplicaciones. La primera ocurre en la siembra con 300 kilogramos por hectárea de la mezcla.
Riegos. En la región menonita, se emplean los siguientes sistemas de riego; rodado (gravedad) por compuertas (~50 %), aspersión (~48 %) y cintilla (~2 %). El riego rodado es el más utilizado en la zona. Se ha reportado que los productores menonitas bajo este régimen aplican ocho riegos; cuatro se consideran pesados y cuatro como ligeros. Mientras que en el sistema de riego por aspersión (pivote central) se aplican en promedio 11 riegos; cuatro pesados y siete ligeros. La aplicación de riegos varía de acuerdo con la etapa fenológica del cultivo; siendo los más pesados en la pre-siembra y en las etapas de floración y llenado de grano
La comunidad menonita en la región noroeste cuenta con un alto grado de tecnificación, y alta productividad. Sin embargo, se observan áreas de oportunidad de mejora en; Dosis de fertilización utilizadas en la nutrición del cultivo, Oportunidad al optimizar la cantidad y tipo de riegos en los sistemas de producción con base en los requerimientos del cultivo (p. ej. estimación del agua productiva y no productiva), y condiciones agroclimáticas. establecimiento de metas de rendimiento de acuerdo a la interpretación de análisis de suelo; en materia hídrica, se recomienda el uso de tecnologías más eficientes como la cintilla y/o aspersión con riego localizado.
Para mayor información consultar la Biblioteca Digital del INIFAP en la siguiente liga electrónica: https://vun.inifap.gob.mx/BibliotecaWeb/_Content?/=14446
Contacto:
M.C. Jesús Manuel Ochoa Rivero
Campo Experimental La Campana. Centro de Investigación Regional Norte Centro. (CIRNOC)