Plantación, nutrición, riego, fertilización, prevención de plagas y enfermedades, son factores de manejo agronómico que, con tecnología postcosecha, garantizan la calidad de los frutos después de ser cortados, por largos periodos de tiempo, explicó el investigador del Campo Experimental Santiago Ixcuintla, Nayarit, del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), Dr. Jorge Alberto Osuna García.

El manejo postcosecha inicia una vez que se decide cosechar los frutos fisiológicamente maduros, cuando han desarrollado sólidos solubles, sabor y color, entre otras características. Hay mecanismos como fisiología de respiración, producción de etileno, ablandamiento, conversión de almidones y azúcares, que se tienen que ponderar en frutos climatéricos, papaya, aguacate y mango, por ejemplo, que requieren un seguimiento después de ser cosechados, dijo el Dr. Osuna.

Para comer, el mejor mango es aquel que está por caer del árbol, mientras que el aguacate, una vez cosechado, pasa por un proceso natural para alcanzar su estado de consumo. El aguacate, debe tener al menos 21.5 % de materia seca para considerarse fisiológicamente maduro, pero no es posible comerlo al momento de su cosecha, verde y duro, por eso, el etileno –compuesto orgánico en el ambiente- ayuda a la maduración de éste y otros frutos. En la maduración, la temperatura y la pérdida de agua intervienen en la velocidad del proceso físico y fisiológico que experimenta el fruto, advirtió.

El experto, dijo que el medio ambiente es un factor que afecta los frutos y las hortalizas por su alto contenido de agua, por lo que es importante que, durante la transportación, se tenga en cuenta el equilibrio de la humedad y la refrigeración, sobretodo, al considerar mercados destino con tiempos de traslado de hasta seis semanas, ya que los consumidores exigen productos frescos.

Cabe mencionar que, los especialistas, hacen uso de los conocimientos de etileno, condiciones de humedad y respiración de los frutos, para alargar la vida en anaquel –tiempo en que los alimentos mantienen sus atributos-, elevando así el gusto y el precio del producto.

Así mismo, la inocuidad, es la práctica que los especialistas en postcosecha vigilan para llevar a los mercados frutos sanos, libres de contaminantes físicos, químicos y microbiológicos, que puedan poner en riesgo la salud de las personas. La higiene previene que, bacterias como la de E coli causen enfermedades gastrointestinales ya que, por su capacidad de reproducción, una sola de éstas en unas cuantas horas puede reproducirse en un millón.

En trabajos como el que sostienen México, Estados Unidos y Canadá, a través del Programa Cooperativo de Investigación y Tecnología para la Región Norte (PROCINORTE),  sobre el aguacate, El Dr. Osuna manifestó que, por normatividad, se realizan pruebas de contenido de materia seca para autorizar la cosecha –madurez legal-, donde el fruto cuente con al menos 21.5 %, lo que se determina de manera destructiva utilizando un horno de microondas, donde cinco muestras se evalúan entre cuatro y diez minutos. Las pérdidas son significativas si se considera el pago por hasta 70 pesos por kilo en el mercado internacional.  

Por lo anterior, entre los modelos tecnológicos que desarrolla con los productores de aguacate, destaca el uso de un espectrómetro portátil que toma lectura del fruto para obtener el porcentaje de materia seca sin dañarlo, lo que amplía el número de muestras y reduce el tiempo de examinación para cosecha.

Sobre el manejo postcosecha en el ámbito económico e internacional, comentó que en Estados Unidos hay organismos que incentivan el consumo del mango, donde hasta hace una década, el promedio era de kilo y medio por persona al año, principalmente, de hispanos, latinos y asiáticos. Ahora, si tiene una población de 300 millones de habitantes, hay un potencial de 450 mil toneladas de consumo, que puede ser aprovechado por México para exportar la cantidad del fruto que requiere, y que se puede incrementar con los cuidados postcosecha de vida de anaquel e inocuidad, es un mercado cercano al que los productores con la tecnología adecuada pueden satisfacer puesto que se puede vender del huerto a la empacadora, y llevarlo fresco a la mesa.

La tecnología del INIFAP permite mantener la calidad de los frutos hasta por seis semanas por tiempo de traslado, lo que abre la posibilidad de llegar a mercados más lejanos. Los conocimientos sobre la fisiología y metabolismo de los frutos permiten que se consuman productos frescos de calidad y saludables.

La importancia del manejo postcosecha implica trabajar en alternativas para el uso de refrigeración, ceras, radiación, productos bloqueadores de etileno, y atmósferas modificadas, para obtener los sellos de calidad que cumplan con las condiciones del mercado y le den confianza al consumidor, quien obtiene beneficios para su salud al comer alimentos con características antioxidantes, que disminuyen la probabilidad de enfermedades como las del corazón y diabetes.

Agradeció al Instituto la constante innovación de tecnologías que solucionan las problemáticas de los productores y destacó el apoyo obtenido para profesionalizarse en esta loable labor de la investigación para el campo.

El Dr. Jorge Osuna, es Agrónomo con Maestría en Ciencias y estudios de Doctorado en Postcosecha. Es especialista en frutas tropicales, con 39 años en el INIFAP,  23 de los cuales ha dedicado a la investigación de postcosecha e inocuidad de mango y aguacate. Cuenta con nueve libros sobre tecnologías postcosecha de mango, papaya y sapote mamey, y 55 artículos científicos publicados, entre otros.

Ha sido expositor en congresos nacionales e internacionales, asesor de tesis; es Nivel I del SNI; ha sido cuatro veces ganador de la Medalla Nayarit a la Investigación Científica y Tecnológica (1999, 2005, 2009 y 2012), además de haber  obtenido reconocimientos como el del Comité Organizador del 8th Internacional Mango Symposium realizado en Sun City, Sudáfrica en febrero del 2006; al mejor cartel de la 2da. Reunión Nacional de Innovación Agrícola y Forestal 2007 y Becas de CONACYT y Fulbright para Sabático en la Universidad de Florida, en 2013.