En la transmisión de Diálogo sobre Maíces nativos, especialistas en el tema interactuaron con los usuarios de redes sociales para destacar la diversidad que existe en México, su origen, conservación, características y mejoramiento genético. 

Al inicio, el director general del Servicio Nacional de Inspección y Certificación de Semillas (SNICS), Dr. Leobigildo Córdova Téllez, dijo que los maíces nativos, son aquellos que se han conservado por la práctica de selección de semillas que realizan los agricultores año con año; maíces, que se diferencian de los que se han generado por métodos de mejoramiento, como las variedades de polinización libre, líneas puras e híbridos.

El experto en producción de cultivos, explicó que los maíces nativos se componen de poblaciones nativas (grupo de plantas que comparten ciertos componentes entre ellos, en los que, en su población, existe heterogeneidad en los individuos), las cuales, se agrupan por características similares para conformar razas (conjunto de poblaciones nativas que, si bien, comparten características comunes, mantienen un vínculo con las otras poblaciones). Citó que se estiman seis millones de poblaciones nativas, de las que se han identificado 60 razas en México, aproximadamente.

Durante su participación, la coordinadora de Agrobiodiversidad de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO), Dra. Francisca Acevedo Gasman, añadió que México es centro de origen y de diversidad genética del maíz, y que los parientes silvestres, los lejanos y los teocintles –del cual se domesticó el maíz-, se encuentran en todo el territorio.

Sobre el Proyecto Global de Maíces realizado por la Comisión, Acevedo Gasman comentó que, con el interés de conocer lo que se cultivaba y se cultiva de maíces nativos en México, e identificar las poblaciones de los parientes silvestres, se desarrollaron tres líneas de investigación: el origen del maíz; la computarización de las colecciones existentes; y la generación de nuevos datos (trabajo de campo). Aclaró que, con investigadores del INIFAP y la información que el Instituto proveyó de los lugares donde se planta maíz nativo, de las características y su distribución, se logró conocer que existe una variabilidad genética más amplia de la que se tenía entonces de este maíz; también, que se encontraron tres poblaciones de teocintle –al parecer, nuevas especies-.

El investigador del INIFAP, M.C. Flavio Aragón Cuevas, explicó que para conservar los maíces nativos, con los agricultores se llevan a cabo estrategias como, el diseño de custodios, implementada a nivel nacional; bancos comunitarios de semillas; y el esquema de mejoramiento participativo donde intervienen los productores en la toma de decisiones, junto con otros actores de la cadena. Oaxaca, cuenta con 35 razas de las 60 reportadas por la CONABIO, materiales de diversos colores, sabores, texturas y ciclos de cultivo, para usos especiales.  

En mejoramiento genético, el curador del Banco de Germoplasma de especies nativas en Oaxaca, Aragón Cuevas, expresó que se ha trabajado con el esquema de mejoramiento participativo, un término global que busca realizar trabajo experimental en tierras de los agricultores, considerado un modelo alternativo de administración colectiva de la reserva de semillas en la región para intercambiar aquellas de alta calidad entre los mismos involucrados.

Entre las tareas de conservación a realizar a nivel mundial, enmarcados en tratados internacionales, Córdova Téllez destacó la colaboración para la preservación de la diversidad con la gente del campo; atender el uso y aprovechamiento sostenible del maíz; y el reparto justo y equitativo de beneficios, para que los agricultores, al ser quienes seleccionan y conservan la semilla, compartan las ganancias obtenidas en el mercado. 

Por su parte, la Dra. Francisca Acevedo, asentó que mantener el proceso de evolución bajo domesticación es un punto clave, y que para resguardar el maíz se requieren estrategias que permitan conservarlo. Además, buscar mecanismos que permitan darle una vida digna a la gente que colabora en esta diversidad genética, para retribuir su trabajo. Los maíces nativos son un patrimonio biológico, económico, social y cultural. 

El país es muy rico en maíz nativo -alimento ancestral que acompaña a México desde hace cientos de años-, y se tiene que aprovechar. Principalmente, los agricultores, son quienes deben beneficiarse de este valor genético que ha sido generado por los hombres y mujeres del campo que, a través de los años, han realizado la selección, abundó el investigador Aragón Cuevas.

El 4to. Diálogo se puede consultar en la página Web del INIFAP, y en redes sociales.