Para colaborar en la suficiencia alimentaria de los productores de la Península yucateca y mejorar la semilla de maíz para autoconsumo, en el Centro de Investigación Regional Sureste (CIR Sureste) del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), se desarrollaron las variedades de polinización libre Sac Beh –grano blanco- y Chichén Itzá –grano amarillo-, que tienen amplia adaptabilidad agroclimática, productividad y calidad proteínica.

El investigador del Instituto, Dr. Alejandro Cano González, explicó que se trata de granos mejorados aptos, y con amplias ventajas, para las tres entidades que conforman la Península sur de México, expuso que al inocular la semilla con biofertilizantes se reduce el uso fertilizante químico, lo que minimiza la contaminación de los mantos freáticos; es confiable para los productores en siembra tradicional, por su origen criollo; potencializa el rendimiento hasta tres toneladas por hectárea y hasta seis bajo riego; y son maíces con mayor porcentaje de lisina –aminoácido con capacidad antioxidante- y triptófano –aminoácido para que el organismo produzca sus proteínas-, mayores capacidades nutrimentales para consumo.

Estos maíces de polinización libre permiten que el productor obtenga semilla de la misma calidad nutritiva y productiva hasta para cuatro ciclos de siembra, siempre que la selección de semilla sea correcta. El científico, añadió que, para conservar las características de semilla, la capacitación es fundamental, por lo que el acompañamiento de los investigadores del INIFAP garantiza la obtención de los beneficios de los materiales.

El INIFAP, con instancias locales, promueve el mecanismo que permita hacer llegar los beneficios de los maíces mejorados, de manera escalonada, a más de 75 mil productores de milpa que tienen menos de cinco hectáreas, y puedan satisfacer sus necesidades de autoconsumo. El Dr. Cano, señaló que para proveer de semilla a 25 mil productores anualmente, es necesario sembrar cerca de 180 hectáreas, para obtener, en promedio, 450 toneladas de material certificado que pueda ponerse a disposición de los productores.

Cabe mencionar que, la disponibilidad de la semilla, es uno de los factores que los investigadores destacaron al comenzar la investigación para mejoramiento, ya que los productores no contaban con lo suficiente para sembrar, por ello, con el programa de multiplicación de semilla liderado por el también investigador del Instituto, M.C, Flavio Aragón, se establecieron cuatro hectáreas de estos materiales a partir de la semilla original para ponerlas en manos de los productores, cerca de once toneladas, en 2019. En 2020, se establecieron ocho hectáreas de los maíces mejorados, cuatro de Sac Beh y cuatro de Chichén Itzá.

Por otra parte, indicó que la bolsa de semilla de una variedad con 60 mil semillas tiene un precio de mil pesos, 17 kilos aproximadamente, para una hectárea, y los costos de los materiales mejorados, de variedades de origen criollo, se encuentra en 700 pesos la bolsa de 17 kilogramos.

La nueva Ley de maíces nativos fortalece el trabajo de la investigación que desarrolla el INIFAP, mismo que se suma al objetivo de la administración federal para lograr la autosuficiencia alimentaria.