El manejo exitoso de las enfermedades provocadas por virus en hortalizas requiere de la aplicación de todas las medidas posibles de combate y no descartar ninguna de las posibles soluciones. Así lo manifestó el Ing. Manuel Reveles Hernández, investigador del Campo Experimental Zacatecas, perteneciente al Centro de investigación Regional Norte Centro (CIRNOC) del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP).

En la región Norte Centro de México, el cultivo de hortalizas es una de las actividades agrícolas más importante por el valor de su producción y por el número elevado de empleos que generan anualmente. Sin embargo, un importante número de enfermedades provocadas por hongos, bacterias, nemátodos y virus afectan la productividad de estos cultivos como el chile, jitomate, tomatillo, pepino, ajo y cebolla, entre otras, incluso desde la etapa de almácigo, durante el proceso de desarrollo, ya sea bajo condiciones de cielo abierto o en invernadero y más tarde, durante el almacenamiento.

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 En este contexto, el investigador enfatizó que la mayoría de las enfermedades provocadas por virus, las plantas infectadas pierden todos los frutos o producen frutos de menor tamaño que son de baja calidad, lo que impide su comercialización exitosa. El daño es mayor cuando las plantas son atacadas en las primeras etapas del cultivo, ya que no alcanzan a producir frutos, mientras que en ataques tardíos los primeros frutos pueden mostrar buena calidad comercial, aun cuando la planta presente síntomas de la enfermedad, pero los siguientes cortes son de escaso o nulo valor comercial.

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El Ing. Reveles Hernández señaló, que las enfermedades originadas por virus son frecuentes en las hortalizas, pero su identificación y posterior manejo requieren de algunos conocimientos previos para evitar pérdidas directas por la infección viral o por la acción de los vectores, o bien, pérdidas indirectas por la inapropiada aplicación de medidas de combate. Subrayó que el manejo exitoso de las enfermedades provocadas por virus requiere de la aplicación de todas las medidas posibles de combate entre las cuales destacan de las siguientes:

  • Empleo de semilla sana. La semilla para el establecimiento de almácigos debe seleccionarse desde que las plantas están en el campo; deben marcarse plantas de buen tamaño, con buena carga de frutos y sin síntomas de enfermedades como amarillamientos, enanismo, deformación de hojas o frutos.
  • Producción de plántula sana en almácigos tradicionales. Los almácigos tradicionales, a cielo abierto, tienen la desventaja de exponer las plántulas, especialmente de chile, tomatillo y cebolla, al ataque de insectos vectores por periodos prolongados; esto significa que un número de plántulas pueden ya estar infectadas al momento del trasplante.
  • Localización de la parcela.  Se sugiere espaciar lo más posible el establecimiento de parcelas de hortalizas para retrasar la diseminación de enfermedades. Algunos cultivos como el frijol pueden albergar poblaciones de vectores como mosquitas blancas y chicharritas por lo que debe evitarse su siembra cerca de las parcelas de hortalizas.
  • Empleo de barreras o cultivos trampa. Algunos cultivos como el maíz y el sorgo pueden servir como trampas o barreras para retener los vectores y evitar que lleguen a los cultivos de hortalizas.
  • Empleo de trampas o bandas pegajosas de color amarillo. Las trampas pegajosas de color amarillo son cartulinas impregnadas de un pegamento que sirven para detectar la presencia de vectores como los pulgones y chicharritas.
  • Eliminación de plantas con síntomas. Es conveniente revisar la parcela por lo menos dos veces por semana para eliminar las plantas amarillas, achaparradas, con mosaicos, etc.
  • Eliminación de malas hierbas. Las malas hierbas son el refugio de los insectos vectores de virus y en ellas sobreviven los virus por lo que deben ser eliminadas dentro y alrededor de la parcela comercial.
  • Destrucción de residuos. Se sugiere que inmediatamente después del último corte se realice un paso de maquinaria (arado, rastra) para incorporar las plantas al suelo y así evitar que albergue a los virus o siga alimentando poblaciones de insectos vectores.

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Finalmente, el investigador al referirse al empleo de insecticidas destacó que es importante tener conocimiento que cada hortaliza puede requerir un programa de aplicación de insecticidas diferente. Los insecticidas, generalmente, no tienen efecto sobre la diseminación de algunos virus como los transmitidos por pulgones. Por lo anterior, se sugiere el empleo de aceite mineral para retrasar la aparición de enfermedades provocadas por virus transmitidos por pulgones, su aplicación debe ser frecuente (al menos semanalmente) para proteger los brotes de crecimiento rápido.

Para más información consultar la Biblioteca Digital del INIFAP en la siguiente liga electrónica: https://vun.inifap.gob.mx/BibliotecaWeb/_Content?/=14473