La ciencia de la dendrocronología fue fundada por Andrew Ellicott Douglas (1867-1962), un astrónomo, interesado en el estudio de las manchas solares, por lo que consideró que los anillos de crecimiento de crecimiento de especies arbóreas pudieran contener dicha señal; de esta manera, en las décadas de 1920 a 1930, estableció el principio del datado cruzado para el fechado exacto de los anillos de crecimiento al año de su formación. Las primeras aplicaciones de esta técnica no fueron en el área de la climatología para determinar frecuencia de manchas solares, pero más bien en el campo de la arqueología para datar construcciones antiguas de pueblos nativos en Nuevo Mexico, EEUU. En México, los primeros estudios dendrocronológicos fueron realizados por investigadores del laboratorio de Dendrocronología de la Universidad de Arizona y de Arkansas en las décadas de 1950 y 1970, respectivamente, pero el desarrollo de esta ciencia en México ha tenido su auge en los últimos 20 años, con el establecimiento del Laboratorio de Dendrocronología, donde el Instituto Nacional de Investigaciones, Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) ha generado una red dendrocronológica cercana a 350 series de anillo de crecimiento con diversas especies de coníferas y de latifoliadas, cronologías que se extienden por varios siglos e inclusive milenios en el pasado.

Dentro de las aportaciones que el INIFAP ha realizado en esta ciencia, se encuentra la ubicación de árboles longevos en ecosistemas riparios y bosques templados con fines de conservación, reconstrucciones de precipitación y de caudales para análisis de eventos hidroclimáticos extremos y planeación del uso de los recursos hídricos; impacto de fenómenos circulatorios de gran escala como El Niño Oscilación del Sur, Oscilación Decadal del Pacífico y el Monzón de Norteamérica en la variabilidad interanual y multianual de la precipitación y análisis del cambio climático en la respuesta de especies presentes en el límite arbóreo de los picos elevados del centro de México.

La red dendrocronológica mexicana se ha integrado en el desarrollo de diversos atlas de sequía y de precipitación para México y Norte América, como son el Atlas de Sequía para México y el Atlas de Precipitación Estandarizada para Norte América que se extiende de 1400 a 2015, esto ha permitido determinar el comportamiento de eventos húmedos y secos en las diversas regiones del país, su duración, intensidad y frecuencias.

Las acciones actuales y futuras de investigación se circunscriben en el desarrollo de una red dendrocronológica más amplia que incluya especies presentes en las áreas tropicales de México; el uso de series dendrocronológicas y composición anatómica de los anillos de crecimiento para analizar el impacto del cambio climático en la producción de biomasa, captura de carbono y problemas de contaminación ambiental.

El uso de isótopos estables de carbono y oxígeno para determinar el uso eficiente del agua ante incrementos en temperatura y estudios de resiliencia de especies forestales ante el cambio climático.

Los recursos hidrológicos son de gran importancia y la ubicación de áreas de recarga y de producción de agua, que se reflejan en el grosor de los anillos de crecimiento, constituyen fuentes indirectas o “proxy” para determinar los sitios de producción de agua que ameritan conservación o restauración y mantener la provisión de servicios hidrológicos, amén de otros beneficios como captura de carbono, biodiversidad y belleza escénica.