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Con el fin de proporcionar un panorama sobre el  manejo y uso del mercurio en México, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), a través del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC), desarrolló una evaluación cuyos resultados advierten del riesgo a la salud humana y al medio ambiente, así como la necesidad de eliminar su uso de manera gradual.

Los resultados de dicho estudio, financiado por el Fondo Global para el Medio Ambiente (GEF), fueron presentados en el  “Taller de Cierre del proyecto Desarrollo de la Evaluación Inicial del Convenio de Minamata en México”, en el que participaron representantes del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente; de las secretarías de Relaciones Exteriores, Economía, Medio Ambiente y Recursos Naturales; del INECC, de las universidades autónomas de San Luis Potosí y Zacatecas, entre otras instancias federales y estatales.

El Convenio de Minamata es un tratado internacional jurídicamente vinculante cuyo objetivo es proteger la salud humana y al medio ambiente de las emisiones y liberaciones de mercurio y sus compuestos, ya que es considerado por la Organización Mundial de la Salud una de las diez sustancias químicas más agresivas. Entró en vigor el 16 de agosto del 2017 y a la fecha 86 Partes lo han ratificado, entre ellos México.

Entre los resultados que arroja el estudio del INECC se detalla que el mercurio en nuestro país es utilizado en el sector químico, la producción de cemento, la generación de energía eléctrica en centrales carboeléctricas y en el sector minero metalúrgico.

De las principales fuentes de emisión de mercurio al aire se mencionó la incineración de residuos y los sitios no controlados, así como las aguas residuales sin tratamiento.

La directora general del INECC, Amparo Martínez, dijo que el estudio presentado en este taller permitirá tener una visión más clara de la producción y uso de mercurio en México para encaminar las acciones necesarias al cumplimiento del Convenio de Minamata.

Entre los aspectos más destacados del nuevo tratado internacional están la prohibición de nuevas minas de mercurio y la eliminación gradual de las existentes; la reducción del uso del mercurio en una serie de productos y procesos; la promoción de medidas de control de las emisiones a la atmósfera y las liberaciones al suelo y al agua, así como la regulación de la minería de oro artesanal y a pequeña escala.

Este documento también promueve el almacenamiento provisional de mercurio, su eliminación una vez que se convierte en residuo y la gestión adecuada de los sitios contaminados con dicho metal.

Los efectos adversos a la salud humana del mercurio se identificaron en los años 50, con la catástrofe de la Bahía de Minamata, donde la población de esta ciudad y sus alrededores consumió pescado contaminado con metilmercurio, dando origen a la denominada “enfermedad de Minamata” que consiste en desórdenes permanentes e irreversibles en el sistema nervioso central.