En todas las etapas de nuestro curso de vida creamos vínculos de amistad que se nutren de simpatía, gustos, afinidades, valores, experiencias y estilos de vida sustentados en una base de reciprocidad. Estos vínculos se van desarrollando en los distintos espacios que compartimos con otras personas: escuela, grupos sociales, comunidad, trabajo, viajes, instituciones de salud, etcétera.

Conforme envejecemos los vínculos de amistad cambian y pueden disminuir en cantidad por diversas causas, como: la viudez, la jubilación, la conclusión de la trayectoria educativa, la disminución de participación en actividades sociales o la presencia de padecimientos que afectan la funcionalidad de la persona, entre otros. Por ello, se considera importante fomentar, propiciar y fortalecer las relaciones de amistad durante todo nuestro curso de vida y, sobre todo, en la vejez.

Vínculos de amistad: un pilar en las redes de apoyo social de las personas mayores.

Existen circunstancias en el curso de vida de las personas que pueden debilitar las redes de apoyo familiar y/o social, ya sea conflictos intrafamiliares, el fallecimiento de miembros de la familia o de amistades; por vivir solas o por la disminución de actividades sociales a causa de un detrimento en la salud física, mental y/o emocional. Estas pérdidas producen sentimientos de tristeza, ansiedad y soledad que afectan directamente el estado de salud de la persona mayor y pueden originar un estado de vulnerabilidad y aislamiento social, este último, considerado como “la peor enfermedad”.

De esta manera, diversos estudios han enfatizado la importancia de sostener vínculos de amistad en la vejez, ya que el apoyo emocional que éstos brindan incide en la mejora del bienestar subjetivo de la persona mayor, el cual tiene que ver con el desarrollo de la autoestima y el autoconcepto. El apoyo emocional que brindan las relaciones de amistad ayuda a promover actitudes y emociones positivas en la persona mayor, lo que ayuda al  desarrollo de herramientas que permiten enfrentar las dificultades que se presentan en su vida.

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Banco de imagénes INAPAM

Además, socializar con amigas y amigos favorece el buen funcionamiento de las habilidades cognitivas, pues se estimulan dominios como el lenguaje, la memoria, la atención y la concentración, lo que reduce el riesgo de deterioro cognitivo o alguna demencia. La socialización también ayuda a promover la actividad física, lo que reduce el riesgo de padecer o agravar enfermedades crónico-degenerativas, al favorecer el fortalecimiento del sistema inmunológico. Estos beneficios en conjunto promueven la independencia y la autonomía de las personas mayores, en la medida que fomentan la motivación, la relajación y los estados de ánimo saludables (Montes de Oca, 2003).

En suma, establecer relaciones de amistad en la vejez favorece el óptimo estado de salud físico, mental y emocional, promoviendo el bienestar integral de las personas mayores.

El tipo de apoyos que brindan las relaciones de amistad no se limitan a un soporte emocional, de hecho, pueden ser muy diversos, lo que ayuda a satisfacer necesidades de salud, personales, psíquicas, afectivas, materiales y sociales. Entre estos apoyos se destacan:

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Así, los beneficios que provienen de las relaciones de amistad, se consideran como un pilar para el bienestar integral  y deberán sumarse a los recursos (materiales e inmateriales) facilitados por la familia, la comunidad y los servicios institucionales que, en conjunto, conforman las redes de apoyo de la persona mayor.

Sugerencias para fortalecer los vínculos de amistad durante la vejez.

Conociendo los beneficios que las relaciones de amistad aportan al bienestar de las personas mayores, es de suma importancia establecer acciones que fomenten las relaciones de amistad en la vejez. Para ello se sugiere:

  • Realizar actividades sociales. Llevar a cabo actividades culturales, educativas, deportivas que permitan conocer a nuevas personas y establecer vínculos amistosos, de acuerdo con sus gustos y preferencias, además de lograr un envejecimiento activo.
  • Participar en la comunidad. Esto permite establecer cercanía con las personas de la comunidad y entablar amistades, además puede brindar un sentimiento de seguridad y protección, favorecer la autoestima, los sentimientos de valía, importancia y reconocimiento.
  • Realizar actividades laborales. Algunos de los vínculos de amistad más significativos para las personas se generan en los entornos de trabajo, por lo que mantener la trayectoria laboral en la vejez propicia que estos vínculos perduren, o bien, da la oportunidad de generar nuevas amistades. Estas actividades además permiten obtener ingresos económicos que fortalecen la independencia y autonomía.
  • Realizar actividades educativas y de formación. Acceder a información diversa y adquirir nuevos saberes no solo es beneficioso para el desarrollo intelectual, también permite conocer a personas con las cuales se puede intercambiar puntos de vista  y compartir afinidades, formas de ser y estilos de vida.
  • Utilizar las nuevas tecnologías para comunicarse. Hacer uso de las nuevas tecnologías permite superar las barreras físicas que limitan el contacto presencial y mantener los vínculos de amistad  a pesar de la distancia. Se sugiere realizar llamadas telefónicas, videollamadas, enviar mensajes de texto, utilizar plataformas de mensajería instantánea como WhatsApp y redes sociales.

Es importante recordar que la estructura familiar está cambiando y  que con frecuencia las personas deciden no conformar una familia nuclear[1], por lo que deciden vivir solas o en compañía de amigas y amigos. Así, estos vínculos conformarán las redes de apoyo primario para muchas personas en sus vejeces, por lo que se debe valorar la trascendencia de las relaciones de amistad en el bienestar de las personas y considerarlas como un elemento esencial para el desarrollo de nuevas formas de relación, donde el cuidado mutuo con base en la amistad sea una de las claves para lograr un envejecimiento activo y saludable[2].

Bibliografía.

  1. Arias, C. (2013). El apoyo social en la vejez: los amigos y la comunidad. Revista Kairós, P. 313-329. Disponible en: https://revistas.pucsp.br/index.php/kairos/article/view/20024
  2. Gabrian, M, Huxhold, O y Schüz, B. (2013). Benefits of having friends in older ages: differential effects of informal social activities on well-being in middle-aged and older adults. The Journals of Gerontology. Disponible en: https://www.researchgate.net/publication/236916634_Benefits_of_Having_Friends_in_Older_Ages_Differential_Effects_of_Informal_Social_Activities_on_Well-Being_in_Middle-Aged_and_Older_Adults?enrichId=rgreq-5d2d7122c1db6e2d6b6e98530eb50e34-XXX&enrichSource=Y292ZXJQYWdlOzIzNjkxNjYzNDtBUzozMTIyNDE1MjAzNDkxODZAMTQ1MTQ1NTU4ODA2Ng%3D%3D&el=1_x_2&_esc=publicationCoverPdf
  3. Guzmán, J, Huenchuan, S, Montes de Oca, V. (2003). Redes de apoyo social de las personas mayores: marco conceptual. Notas de Población. 35-70. Disponible en: https://repositorio.cepal.org/handle/11362/12750
  4. Doheny, K. (2019). The healing power of friendship grows with age. Everyday health. Disponible en: https://www.everydayhealth.com/news/healing-power-friendships-grows-with-age/

Vengrow, B. (s/f). La importancia de las amistades a medida que se envejece. Aetna. Disponible en: https://es.aetna.com/health-guide/importance-of-friends-as-you-age.html

[1] La familia nuclear, tradicional o biparental es aquella que se conforma por madre, padre, hija/s e hijo/s que comparten un vínculo consanguíneo y cohabitan un espacio.

[2] La OMS define al envejecimiento saludable como el proceso de fomentar y mantener la capacidad funcional que permite el bienestar en la vejez. La capacidad funcional consiste en tener los atributos que permiten a todas las personas ser y hacer lo que para ellas es importante. (OMS, 2015)