Cuando se tienen problemas de audición, puede ser difícil entender y seguir los consejos del médico, responder a las advertencias, así como oír los timbres y las conversaciones con amigos y familia. Todo esto puede ser frustrante, vergonzoso e incluso peligroso.

Las causas de la pérdida de audición y de sordera pueden ser congénitas o adquiridas. Las congénitas pueden determinar la pérdida de la audición en el momento del nacimiento o poco después; pueden deberse a factores hereditarios o no. Por su parte, las adquiridas pueden provocar la pérdida de audición a cualquier edad por diversas causas, algunas de estas son:

  • Enfermedades infecciosas, como la meningitis, el sarampión y la parotiditis, popularmente denominada paperas.
  • La infección crónica del oído.
  • La presencia de líquido en el oído (otitis media).
  • El uso de algunos medicamentos, como los empleados para tratar las infecciones neonatales, el paludismo, la tuberculosis farmacorresistente y distintos tipos de cáncer.
  • Los traumatismos craneoencefálicos o de los oídos.
  • La exposición al ruido excesivo.
  • La degeneración de las células sensoriales.
  • La obstrucción del conducto auditivo producida por cerumen o cuerpos extraños.

Los síntomas que presentan las personas que tienen problemas auditivos varían en cada caso. El paciente puede presentar: amortiguación del habla y de otros sonidos; dificultad para comprender palabras (en especial, cuando hay ruido de fondo o en una multitud); problema para oír las consonantes; pedir frecuentemente a los demás que hablen más lento, con mayor claridad y más alto; necesidad de subir el volumen de la televisión o de la radio; abstenerse de participar en las conversaciones; evitar algunos entornos sociales, entre otros.

Pero, ¿qué trae consigo el deterioro auditivo? Una de las principales consecuencias es la limitación de la capacidad de la persona para comunicarse con los demás. Los problemas de comunicación pueden tener repercusión en la vida cotidiana y generar sensación de soledad, aislamiento y frustración (un poco más frecuente en personas mayores), incluso, el hecho de salir solo a la calle se dificulta.

La mitad de los casos de pérdida de la audición pueden prevenirse mediante reducción a la exposición de ruidos fuertes; la utilización de dispositivos de protección personal como los tapones para oídos y audífonos y auriculares que amortiguan el ruido ambiental; y evitar el uso de medicamentos que puedan ser nocivos para la audición, a menos que sean prescritos y supervisados por un médico.

El tratamiento dependerá del nivel de pérdida auditiva, además, hay una diversidad de aparatos y de estrategias que pueden mejorar la pérdida de la audición. Un ejemplo de éstos, son los audífonos que se usan en el oído o detrás de la oreja, son diseñados para obtener mayor audibilidad. Los sonidos se perciben diferente cuando se usan estos aparatos, pero un audiólogo o un especialista en audífonos puede ayudar a su ajuste y a que la persona se acostumbre a ellos.

Para encontrar el audífono que mejor le funcione a una persona, es posible que se tenga que probar más de uno y usarse en un periodo de prueba hasta que se sienta cómodo.

La lectura de labios o la lectura del habla es otra opción que ayuda a las personas con problemas de audición a seguir una conversación. Quienes usan este método ponen mucha atención cuando hablan los demás; observan de manera detenida cómo mueven la boca y el cuerpo.

Pero sin duda, la opción más recomendable para el tratamiento y la detección oportuna, es acudir con el médico para una valoración ótica (del oído) en la que se realice un interrogatorio y exploración física de acuerdo con las características de la hipoacusia.

Fuentes y sitios de interés para mayor información:

----Invitamos a las y los profesionales de la salud y a la población en general interesada en este tema que deseen hacer investigación sobre el mismo, se acerquen al Departamento de Geriatría mediante la dirección electrónica: a.cortes@inapam.gob.mx