El 21 de marzo de 1806, nació en el pueblo de San Pablo Guelatao, Oaxaca, Benito Pablo Juárez García, hijo de los indígenas zapotecas Marcelino Juárez y Brígida García, quienes murieron cuando Benito Juárez tenía tres años de edad.

Sus abuelos paternos, Pedro Juárez y Justa López, se hicieron cargo de Benito Juárez y sus hermanas María Josefa, Rosa y María Longinos, pero murieron dos años después.

Juárez se fue a vivir con su tío Bernardino, a quien ayudó en el cuidado del rebaño de ovejas y quien le empezó a enseñar a leer y escribir el castellano.

Siendo aún un niño, a la edad de 12 años, abandonó su pueblo natal y se trasladó a la ciudad de Oaxaca, ahí recibió la protección del fraile Antonio Salanueva, con quien empezó a trabajar y quien lo envió a la escuela para aprender a leer y escribir.

En 1821 ingresó al Seminario de Santa Cruz, donde estudió latín, teología, moral y filosofía.

En 1831, ingresó al Instituto de Ciencias y Artes en donde, aun siendo estudiante, fue encargado de la cátedra de física; posteriormente se graduó como abogado por esa institución.

Gracias a su formación y su voluntad, inició su carrera política como regidor del Ayuntamiento de Oaxaca, enfrentando después otras responsabilidades como diputado local y federal, juez de primera instancia, magistrado del Supremo Tribunal, hasta llegar a la gubernatura de Oaxaca.

Su antagonismo con el presidente Antonio López de Santa Anna lo llevó a sufrir el destierro en Estados Unidos, donde estableció relación con un grupo de liberales con los que buscó una profunda transformación social y política de México.

Ya en México, tras regresar del exilio, se unió con Ignacio Comonfort y Juan Álvarez en la revolución liberal inspirada por el Plan de Ayutla de 1854. Una vez que ésta triunfa, dentro de la presidencia de Álvarez, Juárez elaboró la primera ley reformista que lleva su nombre, la Ley Juárez, promulgada el 23 de noviembre de 1855, que suprimió los fueros eclesiásticos y militares.

Dadas las presiones ejercidas sobre el gobierno radical, el presidente Álvarez renunció y su lugar fue tomado por Comonfort. En noviembre de 1857 Comonfort fue electo presidente y Juárez fue nombrado presidente de la Suprema Corte de Justicia, cargo que legalmente era considerado como la vicepresidencia.

En 1858, después del golpe de Estado de Ignacio Comonfort, en apoyo del Plan de Tacubaya, Benito Juárez ocupó por ministerio de ley el cargo de presidente de la República.

Como presidente, Juárez defendió la Constitución de 1857, proclamó las Leyes de Reforma y enfrentó con éxito la Intervención Francesa y el Segundo Imperio, preservando la soberanía e independencia de México.

Por este hecho recibió el reconocimiento de “Benemérito de las Américas”. El 11 de mayo de 1867, en sesión del Congreso Nacional Dominicano, celebrada en Santo Domingo, el diputado Madrigal tomó la palabra y dijo:

“Que ponía en conocimiento de la Cámara la plausible noticia recibida últimamente de que Juárez acababa de conseguir un espléndido triunfo, dando un golpe de muerte al imperio en mala hora fundado en México; que el Presidente Juárez por este hecho se hacía acreedor a los vítores de toda la América, pues que destruyendo para siempre la preponderancia de Europa en este Hemisferio, mataba cuantas esperanzas de dominio pudiera ésta abrigar en lo sucesivo; que al llamar la atención de la Cámara sobre este hecho, era con el objeto de que el congreso dominicano por su parte, aclamase a Juárez Benemérito de la América.

Que la República Dominicana estaba en aptitud para ello y podía tomar la iniciativa, dando así el ejemplo a las demás repúblicas, sus hermanas, que quisieran mostrar su simpatía por la causa de la libertad de México, a la que no dudaba debía seguirse la de toda la América de uno a otro extremo.”

En México, el 18 de abril de 1873, el Congreso de la Unión decretó declarar Benemérito de la Patria en grado heroico a Benito Juárez, y fijar su nombre con letras de oro en el Salón de Sesiones de la Cámara de Diputados.

Una de las grandes frases celebres que identifican a Benito Juárez, “Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”, fue expresada el 15 de julio de 1867, al ser derrotado el ejército imperialista y en el que asentaba sus profundas convicciones nacionalistas.

Juárez fue reelecto presidente en 1867 y 1871, pudiendo presenciar el desmoronamiento del grupo liberal en las facciones juarista, lerdista y porfirista.

Benito Juárez falleció el 18 de julio de 1872 tras una vida llena de innumerables episodios. Su legado es su propia fortaleza, triunfando primero ante los conservadores y luego frente al Segundo Imperio, portando siempre la bandera liberal.

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