Un día como hoy, pero de 1858 murió en la Ciudad de México, Valentín Gómez Farías quien fuera médico, diputado liberal y Presidente de la República durante varios breves periodos.

Nació el  14 de febrero de 1781, en la ciudad de Guadalajara, Jalisco. Estudió la carrera de medicina, ejerció su profesión en Aguascalientes, en donde inició su actividad política al ser elegido regidor del Ayuntamiento.

Al declararse la independencia mexicana, Gómez Farías fue elegido diputado al primer Congreso Mexicano en 1822. Ahí presentó la propuesta para elevar a Agustín de Iturbide al trono de México, exigiendo que la nación asumiera la forma de gobierno de una monarquía católica, constitucional y hereditaria. Al disolver Iturbide el Congreso, se convirtió en su opositor y luchó por el establecimiento de una República con el Plan de Casamata. Posteriormente formó parte del primer Congreso Constituyente en 1824, en el que destacó por sostener ideas liberales y por apoyar el federalismo.

Promovió importantes iniciativas tendientes a reformar el gobierno; dichas iniciativas provocaron el descontento de los conservadores y fueron detenidas cuando Santa Anna retomó las riendas del país. Por esta razón es conocido como el “Padre de la Reforma”.

El programa político que impulsó tuvo los siguientes propósitos: libertad de culto, separación de la Iglesia y el Estado, abolición de los privilegios del clero y el ejército; destrucción del monopolio del clero en la educación pública, supresión de las instituciones monásticas y de las atribuciones del clero en materia civil, como en el caso de los matrimonios; distribución de las tierras del clero como poseedor principal de la propiedad raíz para aumentar el número de propietarios territoriales y, así, promover la actividad económica; propuso también la enajenación de los bienes del clero para pagar y consolidar la deuda pública; así como la liberación de los agricultores de la obligación civil de pagar el diezmo y la desaparición de la obligatoriedad civil de los votos eclesiásticos.

Promovió la disolución de los cuerpos del ejército que se habían sublevado  y la creación de una milicia nacional con ciudadanos, organizada por los Estados de la federación; el mejoramiento de las condiciones de vida de los grupos indígenas, la educación de las clases populares, la absoluta libertad de opinión, la supresión de las leyes represivas de la prensa (las que habían sido establecidas por el presidente Anastasio Bustamante) y la abolición de la pena capital en los delitos políticos.

Murió en la Ciudad de México el 5 de julio de 1858, sus restos fueron depositados en la Rotonda de las Personas Ilustres el 5 de julio de 1933.