• Busca la satisfacción total del cliente. Cada cliente que trate contigo, compre tus productos o haga uso de tus instalaciones debe quedar 100 por ciento satisfecho.
     
  • Deja tu vida personal en casa. No debes permitir que tu estado de ánimo o humor afecte la manera en que tratas a un cliente. Todos los clientes esperan ser atendidos rápida y cortésmente.
     
  • Saluda a cada cliente. Sin importar que el negocio esté lleno o que haya poco movimiento, todo cliente que entra debe ser recibido con algunas palabras de bienvenida.
     
  • No califiques a tu cliente por su apariencia. El hecho de que una persona no luzca como un posible comprador no implica que no pueda serlo.
     
  • Deja que el cliente tenga su espacio. Todos tenemos cierta medida de “espacio personal” que necesitamos para sentirnos cómodos. Algunos clientes van a ser muy amigables y abiertos desde el principio, mientras que otros se sentirán incómodos si tratas de acercarte demasiado.
     
  • No interrumpes, ¡escucha a tu cliente! Nunca debes interrumpir a tu cliente mientras está hablando, espera a que termine y entonces sí, expón ese aspecto que sabes que a tu cliente le va a encantar.