La respuesta es la palabra gasto. Esta viene del latín vāstus, derivada de vastare (pronunciada en una época /wastare/ por influjo del proto-céltico wāstos que en inglés derivó en waste). Posteriormente, el vocablo pasó al español como guastar y finalmente como gastar y su sustantivo gasto.

Vāstus tenía el significado de vacío y, por extensión, desértico o desolado. Dado que un lugar vacío, desértico, con poca o nula vegetación (en inglés wasteland) da la apariencia de amplio o extenso, la palabra derivó por vía culta en el adjetivo español vasto, con significado de dilatado, muy extendido o muy grande y en sus variantes vastación y vastedad (Julio César hablaba del vastum mare, el inmenso mar.)

Gasto actualmente significa primordialmente acción de gastar, expender dinero, pero conserva la idea original de vaciar o dejar vacío. Un sinónimo de gastar es desembolsar (dejar el boso vacío) y “vaciar las arcas” significa gastar todo el dinero.

Por otra parte, por vía del llamado latín vulgar, que según algunos autores era en realidad una lengua itálica contemporánea del latín, descendientes ambas de lenguas indoeuropeas comunes, entre ellas las lenguas proto-célticas, wāstos derivó en vacivus, vacuo, vacuare, de donde descienden nuestras palabras vacío, vacuo, evacuar, vacante y vacaciones, entre otras. Evacuar significa sacar a toda la gente de un lugar y dejarlo vacío; una vacante es un puesto libre o vacío, y cuando tomamos vacaciones, dejamos nuestro puesto (y nuestro bolsillo) vacío.

Queda establecido, pues, que la palabra gasto está íntimamente relacionada con el concepto de vacío. Pero, ¿por qué se designa con esta palabra en español la cantidad de un fluido que pasa por un orificio, un conducto, cauce o canal en una unidad de tiempo?

En otras lenguas se optó por palabras que evocan cosas muy distintas: en inglés: flow rate o discharge (velocidad de flujo o descarga), en alemán: durchfluß (flujo que pasa o atraviesa por algo), en francés: débit (débito), en rumano: debitul (débito) y en italiano: portata (lo portado, transportado o acarreado).

El término original, según varios autores, fue el de portata, ya que entre los siglos XVI y XVII hubo en Italia un auge en la investigación hidráulica. El italiano Benedetto Castelli (1578-1643), alumno de Galileo Galilei y considerado el padre de la hidráulica moderna, en su tratado Della misura dell’acque correnti (sobre la medición de aguas corrientes) establece los principios que llevaron a la famosa ecuación Q = VA .  donde Q es la “quantità d’acqua” (cantidad de agua), V es la “velocità della corrente” (velocidad de la corriente) y A es el área.

Guido Grandi en su tratado Del movimento dell’acque (Del movimiento de las aguas) comienza a emplear la palabra portata como adjetivo, en referencia a lo establecido por Castelli: “quantitá d’acqua portata”. Finalmente, Paolo Frisi y Giuseppe Venturoli, en sus respectivos tratados de hidráulica, establecen definitivamente el uso expreso de portata como sustantivo, designando su valor con la tracional Q.

En portugués, gasto (en el sentido hidráulico) se dice vazão, de vaziar (vaciar). Resulta curioso que al menos en esta otra lengua se haya optado también por el concepto de vacío, vaciar para el término hidráulico que nos ocupa.

¿Por qué el español y el portugués hacen referencia a vacío, vaciar con las palabras gasto y vazão?

Sólo podemos especular. Una teoría es que los primeros experimentos se hacían con recipientes o depósitos, y estos había que llenarlos de agua y luego vaciarlos para hacer las mediciones correspondientes. Las mediciones de la cantidad de agua se hacían “vaciando” cierto volumen de agua. El uso de “vaciar” con este sentido se corrobora por ejemplo con la siguiente definición: “boca del río: donde el río vacía su caudal en otro cuerpo de agua” o en textos como este: “Los ríos finalmente se vacían en el océano”. El agua “vaciada” era lo que se medía. Tal vez esta asociación tuvo más lógica en los hidráulicos españoles.

Gasto podría entonces definirse como la cantidad de agua que “se vacía” de una sección determinada de un orificio, conducto o canal en una cantidad determinada de tiempo”.

Así que la próxima vez que estés de vacaciones en un parque acuático a orillas del mar acuérdate de la palabra “gasto”: contempla lo vasto del océano y piensa en cuál será el gasto del tobogán por el que te deslices… y cuida cuánto dinero gastas, ¡puedes divertirte sin vaciar tu cuenta bancaria!

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