Con respecto al agua subterránea, México tiene definidos 653 acuíferos y el 38.7% del agua utilizada en el país proviene de estas fuentes.

Las aguas subterráneas son todas las aguas de lluvia que caen sobre una tierra que puede ser penetrada por algún líquido, que luego descienden lentamente, bajo la acción de la gravedad, hasta encontrar un terreno o asiento impermeable. La acumulación de este recurso conforma una capa de agua debajo de la superficie del terreno.

Esta agua fluye en forma permanente en el subsuelo y eventualmente sale a la superficie de manera natural a través de manantiales, áreas de humedales, cauces fluviales o de forma directa hacia el mar. De igual forma, también puede dirigirse artificialmente a pozos, galerías y a otros tipos de captaciones de agua. 

Una de sus características es que esta agua se renueva constantemente en forma natural, debido a un proceso llamado “recarga”. Esta recarga procede de la infiltración de la lluvia, pero también puede producirse a partir de la infiltración de  otros cuerpos de agua superficial, de estratos del subsuelo cercanos o de excedentes de agua en ciertos usos, por ejemplo, del riego en zonas agrícolas.

Estos depósitos o estanques naturales de agua ubicados debajo de la superficie terrestre pueden ocupar extensiones que van desde unos pocos kilómetros cuadrados hasta de muchos miles de kilómetros cuadrados, donde el agua se encuentra en un movimiento lento y continuo. 

El agua subterránea existe en los llamados “acuíferos”. que son formaciones geológicas hidráulicamente conectadas entre sí, por las que circula o se almacenan las aguas subterráneas, que luego pueden ser extraídas para su utilización.

En los acuíferos el agua se renueva muy lentamente en comparación con la de los cuerpos de agua superficial, tales como ríos y lagos. El periodo necesario para renovar por completo un depósito es muy largo. Sin embargo, otros no son renovables porque están a gran profundidad y, si se explotan sin control, pueden agotarse definitivamente.

El agua de los acuíferos guarda una importante relación con el agua de los cuerpos superficiales. Por un lado, puede descargar en manantiales, cursos de agua superficiales, humedales y zonas costeras, y por el otro, puede depender de los aportes de ríos o arroyos para su recarga. De hecho, existen ríos que dependen de la descarga de un acuífero para mantener su flujo.

El comportamiento de los acuíferos está principalmente gobernado por las características de la formación geológica que los delimita: la porosidad y la permeabilidad.

Hay tres tipos de acuíferos: libre, confinado y semiconfinado.

/cms/uploads/image/file/528271/AGUAS_SUBTERRANEASV2-01.jpg