Las actividades humanas sobre las dunas costeras han causado un extenso cambio ecológico y morfológico incrementando la vulnerabilidad de los ecosistemas costeros de manera muy significativa. Tanto la destrucción y  fragmentación de ecosistemas dunares, así como los procesos relacionados con su formación y mantenimiento, han conducido a la pérdida de un gran número de playas, dunas y humedales, desencadenando un incremento del número de especies de organismos amenazados.