En 1969 la Organización Panamericana de la Salud (OPS) publicó un texto llamado Planificación y Administración de Hospitales. En ese documento se alertó sobre la ineficiencia de la descentralización en la prestación de servicios hospitalarios dado los altos costos y la alta especialización. Se sugirió a los sistemas de salud un modelo de control administrativo general, central y unificado que procurara economías en las compras, una mejor distribución en los servicios y una atención médica homogénea.
Cuando hablamos de Dinamarca en la transformación de la salud con el IMSS Bienestar nos referimos a eso, a un sistema de salud integrado, uniforme y con una planeación centralizada a través de una sola institución fuerte y responsable para ejercer recursos, que opere toda la red de hospitales, unidades de Primer Nivel y con capacidad para el manejo de una nómina federal.
Hoy ya avanzamos en esa ruta y aquí les cuento tres grandes beneficios:
En primer lugar, se cuenta con una atención homogénea a través del Modelo de Atención a la Salud (MAS) Bienestar, que es el esquema de cuidados integrales que conjunta las estrategias, procesos, procedimientos, herramientas y recursos que deben asegurarse en las instituciones públicas de salud para otorgar asistencia. Antes de esto, existían al menos 32 modelos de atención médica, que significaban desigualdades entre estados y dificultad para construir un sistema de referencias de pacientes entre las entidades.
En segundo lugar, con un organismo fuerte y de administración central se ha logrado poner en operación nuevos hospitales. Al inicio de la administración se encontraron un total de 91 hospitales inconclusos o abandonados que eran responsabilidad de los gobiernos de los estados para la atención de población sin seguridad social.
Antes del IMSS Bienestar, cada estado se encargaba de diseñar su plan de infraestructura que no siempre se determinaba con base en la necesidad de crecimiento de las capacidades de atención, sino en criterios políticos. En varias ocasiones he hablado de un caso emblemático, en San José del Rincón, en el Estado de México, donde en una misma calle se construyeron dos hospitales con las mismas capacidades para atender a la misma población. No había un plan de crecimiento nacional.
La planeación centralizada ha logrado que entre 2019 y 2024 se pusieran en operación un total de 42 hospitales en 20 estados, una inversión de 22 mil 731 millones de pesos. Actualmente se tienen 41 frentes de obra y este mes se concluyen 18.
En tercer lugar, la planificación centralizada permitió contratar a 10 mil 067 médicos especialistas: En 2019 contábamos con 16 mil 177. Eran pocos y estaban mal distribuidos. Había 282 hospitales que tenían en promedio, 1.6 especialistas y 38 no tenían ni uno solo, eran operados por médicos generales y personal de enfermería.
El número de médicos generales también ha crecido, gracias a ello 60% de los Centros de Salud de uno y dos consultorios de los 23 estados federalizados ya brindan atención médica los siete días de la semana. El importante personal de enfermería también ha crecido, tenemos 36 mil 834 profesionales más respecto al sexenio anterior.
Además, al haber un control centralizado se ha logrado basificar a 55 mil 272 trabajadores de la salud que antes laboraban en condiciones precarias y se dejó atrás una práctica común pero muy dañina que en los registros señalaba que había personal de salud en las unidades, pero en los hechos se trataba de personal comisionado en tareas administrativas.
Tenemos muchos retos por delante pero vamos a consolidar este proceso, lo haremos entre todos, lo haremos con la presidenta Claudia Sheinbaum.
Mientras escribo: ¡Viva la Cuarta Transformación! ¡Viva México!
POR ZOÉ ROBLEDO, PUBLICADO EN MILENIO EL 17 DE SEPTIEMBRE DE 2024