La Esteatosis Hepática Metabólica, antes conocida como Enfermedad del Hígado Graso no Alcohólico, es un trastorno hepático crónico muy común que afecta a más del 30 por ciento de la población mundial; se caracteriza por acumulación excesiva de grasa en el hígado en ausencia de consumo de alcohol en exceso y enfermedades como hepatitis de origen viral y uso de medicamentos, entre otros.
La enfermedad está fuertemente relacionada con la obesidad, aumentando la prevalencia a la par que aumenta el índice de masa corporal, así mismo otros factores de riesgo son la dislipidemia o incremento de grasas en la sangre y el síndrome metabólico.
Su curso puede ser silencioso debido a que es posible que las personas no experimenten síntomas de forma inicial e irse presentando conforme avanza la enfermedad; por lo general se detecta cuando se realizan pruebas por otros motivos que apuntan a un problema a nivel del hígado.
Diversos estudios reflejan que la causa principal de muerte en pacientes adultos con este padecimiento es la enfermedad cardiovascular, seguida por otras afecciones como la enfermedad renal crónica y la diabetes tipo 2, y posteriormente complicaciones relacionadas con el hígado. Sin embargo, el total de pacientes con enfermedad hepática terminal causada por la acumulación de grasa en el hígado aumenta rápidamente y se contempla que se pueda convertir en la causa principal de trasplante hepático en el mundo.
El Instituto Mexicano del Seguro Social recomienda acudir a las Unidades Médicas para realizar los estudios que sean necesarios en caso de sospecha de esta enfermedad, sobre todo para la identificación temprana y realizar las intervenciones que permitan que esta condición sea reversible y evitar la progresión.
De confirmarse la enfermedad, el equipo multidisciplinario de salud realizará las acciones encaminadas a disminuir la progresión y la modificación del riesgo cardiovascular, para esto, es necesario que la población realice cada una de ellas para mejorar su salud. Entre las acciones se encuentran: pérdida de peso mediante una dieta adecuada y balanceada, ejercicio físico estructurado, uso de medicamentos y otras intervenciones que disminuyan el riesgo de progresión de la enfermedad y la afectación a otros órganos, esto de acuerdo con la evaluación clínica por el personal de salud.
Tanto la población infantil como la adulta pueden padecer esta enfermedad, por ello es necesario realizar medidas preventivas para evitarla manteniendo hábitos saludables de alimentación, actividad física, así como un adecuado control de las enfermedades concomitantes como diabetes, hipertensión arterial, problemas con el colesterol y triglicéridos, entre otras, que permitan disminuir el riesgo de padecerla.
Se invita a la población a acudir sus unidades médicas del IMSS, donde el personal de salud les orientará y recomendará aquellas acciones necesarias para mejorar su salud.
Por Guillermo Antonio Argüello Arévalo, Coordinador de Programas Médicos en Área de Hospitalización y Servicios de Apoyo de la Coordinación de Unidades Médicas de Alta Especialidad.
PUBLICADO EN EL SOL DE MÉXICO EL 29 DE JUNIO DE 2024.