Hoy en día, el mundo cuenta con el mayor número de personas jóvenes en su historia. Por ello un grupo de especialistas fomenta un cambio de paradigma en la atención de la salud y el bienestar de este sector poblacional. Este nuevo paradigma implica el involucramiento, el compromiso activo de sus beneficiados: la niñez, la adolescencia y la población joven.

Impulsados por la necesidad de generar acciones para que los diversos países se favorezcan por el triple dividendo que ofrece el invertir en la salud de las personas jóvenes, un grupo de investigadores proponen que los sistemas nacionales de salud incorporen en su planeación un enfoque de 8,000 días de acción para la atención de este grupo poblacional: mejorar sus condiciones de salud, incrementar su productividad cuando se insertan en el mercado laboral y mejorar  las condiciones de arranque en las futuras generaciones.

Como resultado de los acuerdos tomados en la Conferencia Internacional sobre Atención Primaria de la Salud de Alma-Ata, las naciones enfocaron sus esfuerzos en la promoción de la salud a través de acciones como el saneamiento, la inmunización y la atención materno- infantil.

Un claro ejemplo de ello lo constituye el esquema sobre los 1,000 días que países como México incorporaron y que ha llevado a una reducción significativa en indicadores claves como la mortalidad materno infantil, la cual se ha reducido en más de la mitad en el periodo 1990-2013.

No obstante, factores como la transición epidemiológica (particularmente agravada por el notorio incremento de la mortalidad por causas externas en jóvenes) y el envejecimiento poblacional, nos obliga a pensar y diseñar acciones sobre los 7,000 días que les hacen falta recorrer a las personas jóvenes para desarrollar lo mejor posible la mayoría de sus capacidades fisiológicas y sociales.

En virtud de dicha necesidad, la Comisión de The Lancet sobre la Salud y el Bienestar de las Personas Adolescentes comparte cinco recomendaciones para la implementación de una agenda que incluya los 8,000 días.

Sin demeritar las demás recomendaciones, el Instituto Mexicano de la Juventud retoma como prioritarias, dos de ellas: 1) redefinir la salud y el bienestar de las personas adolescentes, y 2) aumentar la participación de las personas jóvenes.

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Ilustración 1 Generada por la DSEySJ del Imjuve con base en: Our future: a Lancet commission on adolescent health and wellbeing. Patton, George C et al.. The Lancet , Volume 387 , Issue 10036 , 2423 - 2478

  • 1. Redefinir la salud y el bienestar de las personas adolescentes

Para este proceso es necesario trabajar de manera conjunta con todos los actores del sistema nacional de salud, impulsando la incorporación en sus acciones de la perspectiva de juventud, misma que reconoce la capacidad de las personas jóvenes para configurar y configurarse a través de entornos y hábitos saludables, sin la necesidad de la imposición de estructuras que intenten normar desde una visión adulto-céntrica el actuar de las personas jóvenes.

Para ello, es necesario que las instituciones que integramos el Sistema Nacional Mexicano facilitemos a las personas jóvenes la toma de decisiones libres, informadas y responsables: sobre sí mismas y en su relación con los otros.

Para conseguirlo es necesario impulsar acciones que, entre otros aspectos, incorporen un lenguaje cercano en las campañas de promoción de la salud, e intervenciones que identifiquen y eliminen los procesos que violentan e impiden la libre autodeterminación de las personas jóvenes. Es de suma importancia no criminalizar los procesos sociales que el ser joven involucra.

  • 2. Aumentar la participación de las personas jóvenes

En sintonía con la idea anterior, toda política o intervención en materia de salud diseñada para jóvenes, debe prever en su planeación, implementación, monitoreo y evaluación, la participación activa de las personas jóvenes.

La Comisión nos invita a dar la oportunidad a las personas jóvenes de convertirse en poderosos agentes del cambio social, que coadyuven a mejorar su condición de salud y los entornos de bienestar en donde se desenvuelven, a través de foros de participación en donde se aborden las principales problemáticas que enfrentan; así como la instalación de consejos consultivos que monitoreen la implementación de las acciones comprometidas en dichos foros. En resumen: nada para los jóvenes, sin los jóvenes

El Imjuve confía que en la medida en que estas recomendaciones sean incorporadas a nuestro sistema de salud, México estará en mayores posibilidades de alcanzar las metas, en dicha materia, establecidas en los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Fuentes de Información:

[3] Beyeler, N., González-Pier, E., Alleyne, G., Barraza-Lloréns, M., Frenk, J., Pablos-Mendez, A., Pérez-Cuevas, R., Regalia, F., Sepúlveda, J., Jamison, D., & Yamey, G. (2015). Salud global 2035: implicaciones para México. Salud Pública de México, 57(5), 441-443. doi:http://dx.doi.org/10.21149/spm.v57i5.7624

[4] Por causas de muerte externas entendemos las ocurridas por violencias y accidentes.