Soy originaria de Puebla, curso el quinto semestre de bachillerato, en la especialidad de Alimentos y Bebidas.

Hace dos años y tres meses que ingresé a este plantel CONALEP PUEBLA II, tenía 15 años y empecé con esta nueva etapa para mí. ¡Vaya, un cambio totalmente radical en mi vida!, al principio estaba rodeada de prejuicios y dudas. No era ni una ni dos personas quienes me hacían comentarios prejuiciosos sobre mi ingreso a Conalep. Entonces la pregunta del momento era: - Y tú, ¿a qué bachiller o preparatoria vas a ingresar?, mi respuesta fue: - ¡A Conalep II de Zavaleta, en alimentos y bebidas! No era sorprendente recibir comentarios bizarros y fastidiosos en respuesta, como: “En esa escuela dan clases de Albur 1,2 y 3”; “tu capacidad intelectual da para más y ahí la desperdicias”; “ay no; yo no quiero estar ahí porque dicen esto y aquello”; “venden alcohol y drogas como si nada”, “¿y qué haces ahí?, ¿acaso no pasaste tu examen en la BUAP?”; “juraba que te irías para la BUAP”. Lo peor, los comentarios venían de todos lados: amigos, familia, exprofesores, por esta razón confieso que francamente esos comentarios llegaron a afectarme.

Fue una etapa nueva para mí en todos los aspectos, desde personas, hasta zonas y rumbos completamente ajenos, sin embargo, fue así como empezó mi trayectoria en este colegio; fue un reto enorme, maestros estrictos, pidiendo portafolios de evidencias, lograr competencias, desafíos y saber cómo lograrlo… ¡Uff… qué miedo! De estar acostumbrada a no cambiar de salón para tomar clases, estando tras de ti siempre algún prefecto, el estar a 10 minutos de mi hogar, así como el desarrollar actividades de menor complejidad a diferencia de lo que comenzaba a conocer, era un giro radical de 180°. Fue entonces que decidí proponerme algo: demostrarle a todos aquellos que alguna vez y a la fecha me han hecho un comentario así, porque no pueden juzgar las cosas sin antes conocerlas, no se debe generalizar, me siento orgullosa de decir que me atreví a hacerlo y me siento tan bien de poner en alto el nombre de la institución que tanto subestiman.

¡Claro! si bien lo dijo Ángeles Mastretta en Mujeres de ojos grandes: “Ustedes no entienden nada y yo no me voy a tomar la molestia de seguir explicándoles”.

Fue entonces cuando comencé a adaptarme a ese cambio total en mi vida. Parece que apenas fue ayer, el primer reto que inicié fue elaborar un proyecto de vida en donde apenas aprendía a diferenciar entre “aptitud” y “actitud”, fue una de las primeras veces en que comencé a darle un sentido tan sugestivo a unas preguntas tan sencillas: ¿Quién soy? ¿Qué quiero? ¿De dónde vengo y a dónde voy? Y ahora me encuentro escribiendo y recordando eso con gran regocijo.

A la par con esto logré certificarme en Word 2013, ¡claro!, estoy muy agradecida porque ambas cosas las veía como una prueba difícil de superar, pude concluirlo satisfactoriamente con ayuda y apoyo de mis profesoras, lo que ayudó a que las certificaciones siguientes fueran más sencillas en cuanto al procedimiento, tuve resultados realmente buenos y sorprendentes, incluso para mí. Todo semestre trae consigo nuevos retos, uno de ellos fue cuando comencé con las primeras prácticas de mi especialidad: Alimentos y Bebidas, carrera que elegí porque va más allá de cocinar, es conocer la cultura de tu territorio y el ajeno, esa pasión que va desde la preparación hasta la presentación con sentimiento y creatividad, es más allá de tener que cortar, hornear o freír; atrás y antes de todo eso, existe una pulcritud como profesional, reglas y estrategias para lograr todo y cada uno de los secretos que tiene la comida, la esencia que recibe cada platillo y con ello reafirmé que no me había equivocado al elegir esa carrera, influyó mucho mi primera guía en esto.

El arte mukimono, que consiste en el tallado de frutas y verduras, enfrentó a mi paciencia y creatividad, luchando por tener resultados que no fueran desastrosos, lo importante es que siempre trabajé la confianza en mí, que me daba armas para saber que podría hacer las cosas, que no era malo equivocarse, además que para lograr un resultado excelente había que intentarlo cuantas veces fueran necesarias, y bien, estos fueron algunos de mis resultados. A mis 17 años he tenido la satisfacción que desde mi ingreso a Conalep me han sucedido cosas excelentes. Una de ellas fue representar a mi plantel Puebla II en un evento cívico, en la 25 Zona Militar, y tener el honor de formar parte de la escolta monumental. Por otra parte, está el lado humano y altruista. Sé que cuando se hace una buena obra no se debe de divulgar, pero no puedo guardarme esta experiencia; cuando vivimos el terremoto del año pasado, recolectamos víveres y participamos en la entrega, siendo una experiencia muy satisfactoria al saber cuánto podemos hacer por los demás, la ayuda la logramos a través de las redes sociales y acudimos gustosos a que supieran que Conalep estaba con ellos, con los afectados de las áreas vecinas a nuestros lugares de origen.

Llegado el tiempo realicé mis prácticas profesionales en el área de Promoción y Vinculación, lo cual me permitió impartir cursos de capacitación de “botanas y bocadillos”. Estas viandas eran ofertadas a personas ajenas al plantel, a las cuales se les hacía una invitación a través de algún medio, casi siempre electrónico, dicha experiencia me ayudó a reafirmar lo enseñado por mis profesores, conocer nuevas técnicas para ir mejorando y proporcionar un servicio a mi comunidad. Durante cuatro semestres tuve la oportunidad de ser la representante de mi grupo, logrando así ganarme el respeto y la amistad de la mayoría de mis compañeros. Debo reconocer que gracias a esto pude socializar, comunicarme e incluso ganarme el cariño de algunos profesores y administrativos, acción que también me exigió tener una mejor organización en mi grupo.

He ganado gran experiencia al poder enriquecerme de conocimiento y aprendizaje: desde el manejo de equipo, atención al comensal, técnicas básicas, arte mukimono, cocina oriental y mediterránea, gracias a que las personas que están a cargo de nosotros son altamente capacitadas. Ahora mi primer objetivo es estudiar Administración de Empresas Turísticas y al mismo tiempo ir trabajando en tener una micro- empresa. Mi objetivo final es ser mi propia jefa y poder abrir una fuente de trabajo para los demás. Me siento tan orgullosa, y con la camiseta de mi institución bien puesta, de poder demostrar que las oportunidades las tenemos todos, solamente es cuestión de decisión propia para poder llegar hasta donde te lo propongas. La apatía y la conformidad no te van a llevar a nada, si no eres tú el que comienza a poner cimientos a tu futuro nadie más lo hará por ti y es que debes de soñar, pero no vivir soñando.

¡Gracias, Conalep!