Asistir a la escuela es fundamental para una vida saludable de las y los jóvenes de todo el mundo y, sin embargo, solo en mi país las estadísticas son tan lamentables que apuntan que aproximadamente cada minuto dos niños y jóvenes abandonan sus aulas escolares. Y me pone a pensar que incluso durante la redacción de este documento esos minutos siguen corriendo y el número de estudiantes que desertan sigue aumentando.

Cuando comprendí esto, la escuela se convirtió en una oportunidad inigualable, no únicamente por el acceso a una mejor calidad de vida, sino en la oportunidad para transformar las realidades de mi país. Estoy seguro que no soy el único con este pensamiento, pues Nelson Mandela lo ha dicho ya: “La educación es el arma más poderosa para cambiar al mundo”. Puede ser que muchas personas hayan escuchado ya estas líneas infinidad de veces y que, por la altura de nuestros problemas nacionales, los mexicanos hayamos comprendido que la educación pudiese ser la única solución.

Pero yo no pretendo hablar sobre lo que ya todos sabemos, yo quiero hablar de ese mundo que una educación puede transformar y para mi ese mundo lo es la vida de un estudiante. Cargar el portafolios y ponerme la filipina, buscar mis lapiceros y acomodar mis libretas, simboliza para mí el mismo sentimiento que para un doctor verificar los utensilios y ponerse los guantes antes de entrar al quirófano, o lo que para un soldado el cargar la bandera y portar un uniforme, o lo que para un maestro el preparar una clase y asistir todos los días a una escuela, aunque haya terminado ya su carrera profesional. Y ese mismo sentimiento es lo que, para mí, puede transformar el mundo.

Las instituciones educativas, para un joven como yo, se convierten justo en el escenario perfecto para cumplir nuestros sueños. La diferencia entre estudiar y preparase es infinita, el primero me ha permitido convertirme en un alumno y el segundo en convertirme en un alumno de excelencia. Más allá de la importancia del equipamiento e instalaciones adecuadas para que los jóvenes nos formemos, en este país requerimos calidad y calidez humana en los colaboradores de una institución educativa, pues es justo ahí donde encontramos la confianza de soñar con ese mundo mejor.

Es por esta razón que cuando escucho el lema “Orgullosamente Conalep”, pienso en los jóvenes de mi país que han llegado a las aulas de alguno de los 310 planteles de esta institución con 40 años de vida, que han transformado sus mundos, sus vidas. La oportunidad ahora de ser un estudiante matriculado de CONALEP se simplifica en la oportunidad de ser un caso de éxito, de las muchas historias que se forjan en las aulas.

Por qué, si algo se tiene que decir de CONALEP como institución, es que en estas aulas llegan jóvenes con muchas habilidades y capacidades, que tienen un plan de estudios con la noble virtud de estar vinculado al sector productivo y eso para muchas familias como la mía simboliza la oportunidad de acceder a una carrera profesional y con ello poder enfrentar la vida laboral, simboliza la esperanza de ayudar a la economía familiar y aspirar a mejores ingresos.

Ser alumno de Enfermería General, me hace sentir parte de la continuidad de los cimientos de esta institución, que inició precisamente con carreras del área de la salud, siempre con la visión de promover sociedades saludables y sostenibles.

Los jóvenes que llegamos a las puertas de Conalep, llegamos con una bolsa de sueños y esperanzas, que se vuelven realidad cuando además de prepararnos para una vida académica y profesional, nos preparan para una vida personal y por ello su marcado compromiso por impulsar y promover la participación de más jóvenes en convocatorias, es así como la formación integral de la que los gobiernos y sectores de todo el mundo hablan, se vuelve realidad.

Estar vestido de payaso para la promoción de la salud bucodental entre niños de un poblado de mi estado, me hizo recordar lo que siempre he deseado para mi país, me hizo comprender lo que los alumnos del Conalep llamamos valor: “el compromiso con la sociedad”.

Estoy seguro que los importantes esfuerzos de mis padres, maestros y autoridades escolares de mi institución, rinden frutos en esos momentos en los que un logro académico se convierte en un peldaño. Los alumnos del Conalep creemos firmemente en el éxito, porque lo conseguimos todos los días, al levantarnos temprano, quedarnos un poco más tarde, comer más rápido, caminar hacia la escuela o ir en bicicleta, y además asistir a talleres de lectura o participar en actividades extracurriculares, porque creemos que 8 horas no bastan para continuar aprendiendo. Estos somos los alumnos que llegamos a Conalep, con ansias de mejorar nuestro entorno, cambiar nuestro mundo.

Yo lo logro cada vez que organizo alguna feria de la salud, promuevo temas de salud sexual y reproductiva en comunidades marginadas, brindo pláticas sobre problemas alimenticios, cada vez que tengo que leer sobre la anatomía humana y consultar infinidad de libros para mirar en mis exámenes una calificación de diez.

Lo más valioso que me ha brindado Conalep es trabajar en equipo, hoy soy parte de una sociedad, de un todo. Trabajo de la mano con casos de éxitos egresados de esta institución y eso me ha motivado a ser parte de una organización de jóvenes líderes llamada iTraCed (Yo Transformo y Conecto Educación), mi mayor satisfacción es convertirme en un ejemplo digno para mis contemporáneos y en algún momento también ser llamado un caso de éxito Conalep.

Esta institución ha dado pie a mis más grandes logros, sin lugar a duda mi formación académica, profesional y personal forjada en estas aulas, me ha abierto las puertas a muchas oportunidades que a lo largo de mi vida siempre he esperado para retribuirle a mi municipio, estado y país.

Creo que ahora más que nunca México necesita de sus jóvenes, por ello debemos ocuparnos por aquellos que se encuentran en situaciones desfavorables. La educación no solo concierne a las instituciones educativas; es una prioridad de todo mexicano. Este interés me ha inspirado para actuar por mi comunidad y no estoy solo, porque a la transformación de México se seguirán sumando jóvenes orgullosamente Conalep.

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