Durante muchos años la industrialización ha sido sinónimo de progreso económico y desarrollo; sobre todo, si se parte de la premisa básica que para conseguir una economía robusta se necesitan inversiones en infraestructura. En las últimas décadas se ha sostenido en el concierto internacional que, la innovación e industria deberá ser sostenibles e inclusivas; distintos gobiernos y numerosas organizaciones de la sociedad civil invitan a invertir en infraestructura ambientalmente racional y desarrollar proyectos de industrias y ciudades verdes. A pesar del consenso y apuesta en el desarrollo sostenible, aún coexiste la visión antropocéntrica del hombre por encima de todas las especies.

¿Cuál es la principal motivación para la innovación e infraestructura sostenible?

La cuarta revolución industrial emerge con distintos cambios en tecnologías físicas, digitales o biológicas y se desarrollan productos o servicios sin precedentes en distintos y nuevos sectores. Las nuevas tendencias tecnológicas y de innovación también apuntan hacia el perfeccionamiento de las máquinas que limitarán el número de personas empleadas para desarrollar trabajos mecánicos, los cuales podrían hacerse de manera menos costosa y más eficiente a través de nuevos dispositivos y mecanismos tecnológicos. No obstante, la tecnología debe ser útil y administrada para mejorar las condiciones de vida no solo de la humanidad, sino de cualquier ser vivo.

¿Porqué las personas jóvenes son importantes en este cambio de paradigma?

En el mundo hay 4,000 millones de personas que no tienen acceso a Internet. De acuerdo con el Informe sobre el desarrollo mundial 2016: Dividendos digitales, esta cifra representa alrededor del 60% de la población mundial que no participa de la economía digital, la sociedad del conocimiento y transferencia de información, hoy en constante expansión. Según este informe para que se cumpla la promesa de desarrollo que encierra la era digital, es necesario acortar la brecha haciendo que Internet sea universal, reforzar las regulaciones de competencia entre las empresas, adaptar las habilidades de los trabajadores a las exigencias de la nueva economía, y promover instituciones responsables.Cumplir con la meta de aumentar de forma significativa el acceso a la tecnología de la información y las comunicaciones y esforzarse por facilitar el acceso universal y asequible a Internet en los países menos adelantados a más tardar en 2020, debe formar parte no solo de las agendas gubernamentales, también de los propios jóvenes como actores centrales, dadas sus evidentes habilidades de diálogo y manejo de las tecnologías de información y comunicación.

Las y los jóvenes representan un grupo poblacional diferencial en el uso y desarrollo de la tecnología porque es este grupo etario quien está más familiarizado y quien ha hecho de las herramientas tecnológicas e innovadoras parte de su vida cotidiana, sea en el trabajo, la escuela, sus hogares, como forma de recreación y también como un mecanismo para socializar con el resto de las personas; no importa cuán lejos estén físicamente, ni tampoco las diferencias culturales, económicas y sociales.

De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de las Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH) 2017, en México el grupo de edad que concentra la mayor proporción de usuarios de Internet tanto en mujeres como en hombres es el grupo de 18 a 34 años, con una participación de 82.5 y 84.9% respectivamente. El segundo grupo de edad donde el uso de Internet está más generalizado es el de 6 a 17 años de edad, ya que las mujeres representan 72% y los hombres 71.7%. Mientras el grupo de edad de 35 a 54 años registró 51.9% para las mujeres y 52.2% para los hombres.

Según Frey y Osborne (2013), cerca de 50% de los empleos en los Estados Unidos corren el riesgo de ser automatizados en el futuro cercano. De acuerdo con Arntz, Gregory y Zierahn (2016), cuyo estudio se refiere a 21 países de la OCDE, en promedio 9% de los trabajos podría automatizarse, pero con diferencias significativas entre países: mientras que en la República de Corea esta cuota es de 6%, en Austria asciende a 12%. Según Manyika y otros (2017), menos de 5% de las ocupaciones puede automatizarse totalmente, pero un 60% tiene por lo menos una tercera parte de actividades que técnicamente se pueden automatizar. En América Latina, se estima que el potencial de automatización está cerca del 50%, de manera que la mitad del tiempo equivalente de un empleo completo es potencialmente automatizable. Las actividades más vulnerables se encuentran en la manufactura, el turismo, la agricultura y la minería (Cadena y otros, 2017).

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El Internet como una plataforma tecnológica de comunicación y herramienta de la economía digital permite socializar distintos procesos, pero aún siguen excluidos distintos grupos poblacionales de esta nueva era tecnológica. Los datos de la ENDUTIH 2017 muestran también la distribución de acceso a Internet según se trate de áreas urbanas o rurales. La encuesta muestra que 86 de cada 100 usuarios de Internet en el país se ubican en áreas urbanas, y el resto (14 de cada 100) se encuentran en áreas rurales.

De acuerdo con investigaciones de profesores del Instituto Tecnológico de Massachussets los avances tecnológicos podrían incluso determinar la naturaleza misma de la sociedad, esta afirmación no está lejos de ser una realidad. Ahora nos comunicamos, compartimos emociones e interactuamos de forma inmediata y remota con miles de personas alrededor del mundo. Tenemos la capacidad de encontrar consensos y mostrar solidaridad con causas que nos son comunes. Sin embargo, esta interacción parece limitarse a las plataformas digitales, y que no hemos logrado transitar de estos mensajes fraternos y resilientes a la transformación de la realidad. Sin embargo, hay muestras contundentes de que son las y los jóvenes quienes se adueñan de estas simpatías y las convierten en causas concretas de movilización, acción y denuncia.

Ahora construimos ciudades inteligentes en distintas partes del mundo, pero destruimos antiguas metrópolis y patrimonios arqueológicos de la humanidad a causa de guerras o desastres naturales. El acceso al desarrollo sigue siendo desigual y muchas tareas continúan pendientes. De acuerdo con un estudio de la OCDE, para el año 2050 nueve de cada 10 jóvenes de la región de América Latina vivirán en zonas urbanas.En este sentido, es preciso combinar medidas tradicionales como “un poste de luz o una cancha de futbol que pueden reducir el crimen”, con la innovación tecnológica y desarrollo de infraestructura que permitirá la conectividad física y tecnológica entre los centros urbanos y las comunidades rurales; a fin de acercar oportunidades a quienes más lo necesitan, esta agenda debe seguirse trabajando para “no dejar a nadie atrás”.

Finalmente, una apuesta en la que debemos invertir de manera contundente es aumentar la investigación científica y mejorar la capacidad tecnológica de los sectores industriales de todos los países, en particular los países en desarrollo, entre otras cosas fomentando la innovación y aumentando sustancialmente el número de personas que trabajan en el campo de la investigación y el desarrollo por cada millón de personas, así como aumentando los gastos en investigación y desarrollo de los sectores público y privado para 2013; nuevamente es la población joven la que sin duda está colocada en el centro de esta prioridad. Son el grupo etario que cuenta con los niveles educativos más altos y con la posibilidad de incrementarlos de manera significativa, además de la relación favorable que tienen la formación de recursos humanos especializados, con el incremento de las posibilidades de innovación.

Por lo que apoyar el desarrollo de tecnologías nacionales, la investigación y la innovación en los países en desarrollo, en particular garantizando un entorno normativo propicio a la diversificación industrial y la adición de valor a los productos básicos, se convierte en tareas urgentes de las siguientes apuestas programáticas y de inversión constante, de parte de los diferentes actores sociales.

Fuentes de información: 

Ibidem.

http://news.mit.edu/2018/mit-launches-task-force-on-work-of-future-0227

OCDE, CAF y CEPAL, Perspectivas económicas de América Latina 2017. Juventud, Competencias y Emprendimiento, París, 2017, https://www.oecd.org/dev/americas/E-book_LEO2017_SP.pdf

http://www.worldbank.org/en/publication/wdr2016

Comunicado de prensa, INEGI, SCT-IFT, 20 de febrero de 2018,  http://www.beta.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/boletines/2018/OtrTemEcon/ENDUTIH2018_02.pdf