En 2009, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estableció el 13 de octubre de cada año como el “Día Internacional para la Reducción de los Desastres” con el objetivo de motivar a los gobiernos y las personas, a impulsar acciones que promuevan una cultura mundial de reducción de catástrofes que vayan desde la prevención hasta la mitigación.

Este año, 2018, la celebración se centra en se centra en la reducción de las pérdidas económicas causadas directamente por los desastres en relación con el Producto Interno Bruto (PIB) mundial para el año 2030. Asimismo, busca transmitir el mensaje de que los desastres tienen un costo humano y la reducción de las pérdidas económicas que estos ocasionan puede transformar vidas.

Pero ¿de qué forma se relacionan las pérdidas económicas con la reducción de desastres? Los riesgos y pérdidas económicas causadas por desastres se concentran de forma desproporcionada en los países de ingresos bajos y con un nivel débil de gobernabilidad, así como en los pequeños Estados insulares en desarrollo, donde los riesgos se exacerban debido al cambio climático.

Algunos ejemplos de prevención, advertencia, mitigación y recuperación:

  • Construir barreras contra inundaciones o desarrollar protecciones naturales.
  • Desarrollar negocios comunitarios y medios de vida para mejorar la autosuficiencia.
  • Desarrollar sistemas de agua para almacenar agua en preparación para la sequía.
  • Usar una mejor tecnología para construir y proteger casas.
  • Proporcionar refugio para animales y cultivos durante el calor extremo o temperaturas frías.

Casa derrumbada por un temblor