En 1945, las Organización de las Naciones Unidas (ONU) anunció su compromiso de trabajar en pos de la igualdad entre el hombre y la mujer. Treinta años después, en 1975, ante la persistencia y cada vez más agravada desigualdad existente entre ambos géneros, la Asamblea General de las Naciones Unidas declara el ocho de marzo como el “Día Internacional de la Mujer”.
Luego de 43 años de su establecimiento, esta edición se cebra bajo el lema “Ahora es el momento: las activistas rurales y urbanas transforman la vida de las mujeres”, que se suma a un movimiento mundial sin precedentes por los derechos, la igualdad y la justicia de las mujeres, para erradicar el acoso sexual, la violencia y la discriminación de la cual son víctimas constantes.
La celebración quiere llamar la atención sobre los derechos y el activismo de las mujeres rurales, que constituyen más de un cuarto de la población mundial y la mayoría del 43 por ciento de las mujeres que se dedican a la agricultura en el mundo. Labran la tierra, plantan las semillas que alimentan a sus comunidades y se hacen resilientes frente al abrupto cambio climático.
Sin embargo, en casi todos los aspectos del desarrollo, debido a las arraigadas desigualdades y discriminación por razones de género, las mujeres rurales viven en peores condiciones que los hombres rurales o las mujeres urbanas. No obstante, las mujeres rurales tienen un gran potencial y se están moviendo para reclamar sus derechos y mejorar sus medios de vida y su bienestar.
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