El Programa Nacional de Convivencia Escolar (PNCE) tiene su antecedente en el Proyecto a favor de la Convivencia Escolar (PACE), que inició en el ciclo escolar 2014-2015, con la participación de 18 500 escuelas primarias de tiempo completo.
En el ciclo escolar 2015-2016, se amplió a 19 372 escuelas del programa Escuelas de Tiempo Completo y se incorporaron 15 628 escuelas que participaban en el Programa Escuela Segura, lo que sumó un total de 35 000 centros educativos con implementación del PACE en los grupos de tercer grado, en las 32 entidades federativas del país.
La implementación como proyecto durante dos ciclos escolares permitió recuperar lecciones aprendidas, a través de la información que compartieron los responsables académicos de las entidades, al igual que ofreció bases sólidas para su generalización en el ciclo escolar 2016-2017, como PNCE en todos los grados de la educación primaria.
El objetivo del PNCE es Favorecer el establecimiento de ambientes de convivencia escolar armónica y pacífica que coadyuven a prevenir situaciones de acoso escolar en escuelas públicas de educación básica propiciando condiciones para mejorar el aprovechamiento escolar.
Actualmente el PNCE se encuentra en 21 mil escuelas de primero a sexto de primaria. Para el siguiente ciclo escolar 2018-2019 se estima que la meta llegará a más de 80 mil escuelas de todo el país, cubriendo preescolar, primaria y secundaria.
Por ello el PNCE es un programa de carácter formativo y preventivo que busca que las niñas y los niños aprendan a convivir y a resolver sus conflictos de manera pacífica; además de desarrollar habilidades de tolerancia, empatía, negociación, autoconocimiento y manejo de emociones para generar ambientes favorables para el aprendizaje, lo cual es prioritario para toda la población de educación básica.
El PNCE propicia la vinculación de la escuela con el entorno a través del involucramiento de toda la comunidad educativa, en acciones preventivas y formativas para generar sinergias entre la familia y la escuela, así como ambientes óptimos para el desarrollo de climas de convivencia pacífica, inclusiva y armónica que coadyuven a disminuir factores de riesgo, no centrando su atención en la violencia, sino en que los alumnos aprendan a aprender y aprendan a convivir.