Representantes del Gobierno federal, de organismos internacionales y de la sociedad civil se pronunciaron por prevenir y erradicar el trabajo infantil, así como cualquier otra práctica que denigre o ponga en riesgo la integridad y los derechos de las niñas, niños y adolescentes, al tiempo de manifestarse a favor de reforzar las acciones y programas sociales que garanticen su salud, educación y convivencia armónica con quienes les rodean.

En el marco de la conmemoración del Día Mundial contra el Trabajo Infantil, en el webinar “Ahora más que nunca sin trabajo infantil”, organizado por el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (SNDIF), a través de la Procuraduría Federal de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes, que contó con la participación de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STyPS), la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y World Vision México, las y los especialistas advirtieron que ante la pandemia del COVID-19 podrían incrementarse problemas como la pobreza, falta de oportunidades, violencia, deserción escolar y el trabajo infantil en labores de riesgo, prohibidas y clandestinas.

Por ello, consideraron que el reforzamiento de los programas sociales en beneficio de niñas, niños y adolescentes, así como de madres, padres de familia y tutores, además de estrategias integrales para evitar la deserción escolar, garantizar su acceso a la educación y los derechos a la salud y la alimentación, serán fundamentales para permitirles que continúen con su desarrollo armónico y tengan la posibilidad de aspirar a un futuro con mejores oportunidades.

A nombre del SNDIF, que encabeza María del Rocío García Pérez, la Procuradora Federal de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes, Martha Yolanda López Bravo, dijo que desde la visión del organismo este sector de la población debe realizar actividades lúdicas, educativas, formativas y no las que pongan en riesgo su sano desarrollo, los lleven a desertar de la escuela y vulneren sus derechos.

Advirtió que el trabajo infantil incide negativamente en la niñez, afecta su vida presente y futura y la coloca en graves riesgos cuando desempeñan labores peligrosas que, además, los alejan de su derecho a prepararse mejor para enfrentar la vida. Afirmó que “el sudor de una niña o niño sólo debe ser provocado porque juegue, se divierta o realice actividades deportivas y no porque trabaje”.

Por su parte, el Director General de Previsión Social de la STyPS, Omar Estefan Fuentes, recordó que en México el trabajo de los adolescentes está regulado y en coincidencia con tratados internacionales, se permite, bajo ciertas condiciones a partir de los 15 años, por lo que subrayó la importancia de que exista un alto nivel de correspondencia y corresponsabilidad entre los diferentes niveles de gobierno y dependencias para prevenir la participación infantil en actividades laborales.

Es necesario, dijo, realizar ejercicios coordinados para asegurar condiciones de trabajo digno para los padres o madres de familia y acciones sociales para que no haya necesidad económica de que los niños trabajen.

Destacó que el Gobierno Federal está expandiendo los programas sociales para mantener la permanencia de las niñas y los niños en el hogar y en la escuela, como es el caso de la implementación de las becas Benito Juárez, que buscan evitar la deserción educativa, además de las ayudas a madres, padres y tutores.

Por parte de la OIT, Helmut Schwarzer subrayó que la posición del organismo no es tolerancia, sino de combate al trabajo infantil, particularmente frente a ocupaciones que exponen a los adolescentes a riesgos para su salud.

Alertó que la epidemia del COVID-19 puede traer graves consecuencias ya que existe una fuerte relación entre la situación económica, el nivel de informalidad y el trabajo infantil. “Dado que la previsión económica es negativa, hay una elevada probabilidad de que tengamos incremento del trabajo infantil, si no hay políticas públicas adecuadas”, expuso y agregó que se corre el riesgo de perder algunos años del esfuerzo que se ha hecho para revertir la participación infantil en actividades laborales.

En tanto, que el director del Programa Campos de Esperanza, de World Vision, Oscar Castillo, mencionó que en algunos sectores de la sociedad, las madres y los padres de familia reconocen una condición formativa del trabajo infantil, al tiempo que la pobreza y la necesidad de generar ingresos, se vuelven causas para que niñas, niños y adolescentes trabajen debido a falta de oportunidades para que los integrantes de una familia mejoren sus condiciones de vida.