En el marco del 175 aniversario de su natalicio, el paisajista mexicano José María Velasco fue evocado en la mesa académica El paisajista mexicano José María Velasco. Belleza, espacio y visión, por los especialistas Víctor Rodríguez Rangel, Andrés Reséndiz Rodea y María Sánchez Vega, quienes plantearon la influencia de Velasco en la obra pictórica de artistas del siglo XX, su faceta como botánico y su perspectiva de la arquitectura.

Sobre el gran artista de las vistas del Valle de México, nacido en Temascalcingo, Estado de México, el 6 de julio de 1840, la subdirectora del Museo Nacional de Historia, María Sánchez Vega, destacó que su genialidad plasmada en sus obras pictóricas no sólo deben ser analizadas desde un punto de vista estético, sino también arquitectónico al presentar una manipulación de la forma y el espacio.

La excolaboradora del Museo Franz Meyer describió a José María Velasco como el primer pintor moderno en México, cuya obra pictórica presenta movilidad en el tiempo y hace tangible los espacios para que hable la arquitectura.

“La capacidad de observación de José María Velasco es impresionante, yo no sé cuántas horas habrá dedicado a ver la Ciudad de México, pero me queda claro que la absorción del espacio lo tenía en la mente y lo pasaba al dibujo, lo que es complicado hacer como pintor o arquitecto. Transformar un espacio que está ahí en algo significativo a un lienzo o papel no es fácil, y Velasco lo logra”, aseveró la arquitecta por la Escuela Mexicana de Arquitectura y Diseño Gráfico de la Universidad La Salle.

A los asistentes reunidos en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, María Sánchez dijo que la diferencia básica entre un dibujo hecho por un pintor como Velasco y un arquitecto es la sublimidad.

“Podemos tener las mismas herramientas: el uso de la perspectiva, los puntos de fuga, los manejos del espacio abierto o cerrado, la forma, la temporalidad, lo único que lo cambia es esa sublimidad que Velasco pone en sus pinturas y que el arquitecto pondrá en el edificio; por eso cito a Le Corbusier: ‘la arquitectura es el juego sabio, correcto y magnifico de los volúmenes ensamblados bajo el sol, pero bajo la perspectiva de sublimidad de Velasco’”, apuntó.

En su oportunidad, Andrés Reséndiz Rodea, del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas (Cenidiap), se refirió a la influencia de José María Velasco en las generaciones sucesoras e indicó que entre las variadas cualidades que impactan de los cuadros de Velasco está el empleo del gran formato para representar “monumentalmente” la Cuenca o el Valle de México, y acentuar la singularidad geográfica en el mundo.

“Velasco presenta en sus obras el fenómeno óptico de la transparencia de aire, la ciudad parece casi un inadvertido núcleo de nuestro valle monumental, con ello da más peso al entorno natural”.

El investigador expuso que el paisaje del Valle de México para el siglo XX fue plasmado con nuevas técnicas de la representación, llevado el género por nuevos caminos al género por Luis Nishizawa, Luis Acosta, Feliciano Peña, Marco Antonio Zepeda, Federico Tenorio, Enrique Sánchez, Rafael Huerta Carrión, con una mirada que desde la periferia contiene al centro.

Pictóricamente los paisajes de Velasco han quedado como los íconos de lo mexicano y constituyen un punto de referencia, pero también un compromiso para las generaciones posteriores de artistas que buscan un camino propio en este género, por ello no es extraño encontrar huellas de su mirada en las exploraciones y reflexiones de los posteriores artistas que se han dedicado al paisaje, mencionó Reséndiz Rodea.

Por su parte, Víctor Rodríguez Rangel, jefe de curaduría del Museo Nacional de Arte, habló del José María Velasco botánico y lo describió como un pintor consagrado del género del paisaje académico, quien definió lo artístico por excelencia de los signos tópicos de la identidad territorial de México.

“José María Velasco fue polifacético como pocos, más allá de lo sensible, interpretación artística, campestre y pausados panoramas excepcionales instalados en la memoria colectiva; en él existieron otras facetas igual de memorables en el campo de la fusión de arte y ciencia”.

El curador rescató en su presentación al hombre de ciencia y lo destacó como un creativo con características para desempeñarse en el universo de las artes naturales a partir de la observación, descripción, identificación, clasificación, representación e ilustración de especímenes vegetal y animal.

Rodríguez Rangel comentó que Velasco se encumbró a la Dirección Mexicana de Historia Natural y fue un creativo ilustrador de la revista de esta sociedad científica, un dibujante y pintor, miembro honorable del Instituto Geológico de México.

José María Velasco realizó una amplia producción de cerca de 300 pinturas al óleo, además de acuarelas, litografías y pinturas en miniatura; es uno de los grandes pintores del paisaje mexicano del siglo XIX, quien ocupa un lugar relevante en la plástica nacional. Entre sus telas más conocidas estánValle de MéxicoTemplo de san BernardoLuces sobre el lago y El puente de Metlac.

La obra de José María Velasco puede admirarse en el Museo Nacional de Arte del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA). Este recinto resguarda de manera permanente la colección más grande que se conoce sobre el artista.

Información: DAF

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