Del 13 al 15 de noviembre, en Puebla de Zaragoza, se realiza el Primer Encuentro Nacional de Saberes Locales que busca visibilizar y reconocer las voces de niñas, niños y adolescentes como portadores y promotores de conocimientos y sabidurías que otorgan un papel protagónico de transformación social a las distintas formas de creación cultural y artística.

Organizado por la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del programa nacional Alas y Raíces, en coordinación con la Secretaría de Cultura del Gobierno de Puebla, convoca a más de 150 niñas, niños y adolescentes provenientes de 25 estados del país, quienes se reúnen por primera vez para compartir, conocer y dialogar alrededor de saberes y prácticas que poseen y replican de forma cotidiana, las cuales les han sido transmitidos a través de sus padres, hermanos y abuelos.

El Museo Infantil de la Constancia y el Jardín Esperanza Azteca, en Puebla, recibieron desde el miércoles a niñas, niños y adolescentes de Baja California, Baja California Sur, Campeche, Chiapas, Chihuahua, Ciudad de México, Coahuila, Colima, Durango, Estado de México, Guanajuato, Jalisco, Michoacán, Nayarit, Nuevo León, Oaxaca, Puebla, San Luis Potosí, Sonora, Tabasco, Tamaulipas, Tlaxcala, Veracruz, Yucatán y Zacatecas.

Desde el primer día de actividades, 82 niñas y niños, 74 adolescentes y 81 adultos participantes, recibieron la bienvenida de Antonio Rodríguez, Frino, coordinador Nacional del programa nacional Alas y Raíces; Julio Glockner, secretario de Cultura del Gobierno de Puebla, y Esther Hernández, directora General de Vinculación Cultural, quien invitó a niñas, niños y adolescentes a disfrutar de la experiencia, pues “son ustedes quienes, con su imaginación y fuerza creativa, construyen el presente de este país”.

Sin mayor protocolo que el diálogo abierto entre los protagonistas del encuentro, niñas, niños y adolescentes compartieron sus respuestas a las interrogantes: ¿Quién soy?, ¿de dónde vengo?, ¿cómo es el lugar donde vivo?, con la moderación de Frino y del promotor cultural y locutor Martín Corona.

Voces infantiles multiculturales de distintos puntos del país comenzaron a llenar el auditorio del Museo, convirtiéndolo en un espacio de escucha y curiosidad para reconocerse entre sí: “En Tlaxcala, mi familia es de una comunidad donde mis papás y mis abuelos han sido alfareros desde siempre y ahora nos enseñan a nosotros para seguir transmitiendo el oficio a otras generaciones”, dijo alguno de los asistentes. 

“A mí lo que más me gusta de Tijuana es que tenemos muchas culturas distribuidas en todos lados, la comida que más me gusta de mi ciudad es la ensalada César y la langosta”. “Yo vengo de Nuevo León, y allí hay muchos árboles y mariposas y cerros. Me gusta comer cabrito y toco música vallenata”. “Yo vengo del municipio de Acula, Veracruz, toco en un grupo de son jarocho y venimos con muchas ganas de mostrarles lo que hacemos”, son algunas de las frases que se pudieron percibir.

Siempre animados, conforme se escuchaban mutuamente se sumaban para compartir sus saberes: “Soy Juliana y vengo de un municipio de San Luis Potosí; allí hay un grupo donde hago desde muy chiquita la alfarería de barro porque mi abuelita me lo enseñó a mí y a mi mamá. Aquí quisiera conocer muchas personas de otras partes del país y hacer más amistades”. “Yo vengo de Tecomán, Colima, un municipio al que cuando entras, lo primero que ves es el limonero o árbol de la vida”.

Luego del primer acercamiento, iniciaron las muestras dancísticas con los niños y niña voladores de Cuetzalan, Puebla, quienes ofrendaron su danza ancestral a los cuatro puntos cardinales para la buenaventura de las futuras cosechas. Enseguida, ya sobre el escenario, niñas y niños de Tecomán, Colima, se presentaron con la Danza de los Apaches; la Danza del Venado, con los adolescentes del pueblo de Ráhum y Tórim, de Guaymas, Sonora. De vuelta a los jardines, niños y adolescentes de Guanajuato, compartieron su Danza del Torito; y Jalisco dio rienda suelta al Floreo de Soga.

Hacia la tarde, se dio el diálogo entre niñas y niños sobre el arte del telar de cintura en Cuanajo, Pátzcuaro; Aranza y Ahuirán, Paracho, en Michoacán; y sobre la técnica de tejido de niñas de las comunidades del Nayar, Ruiz, Rosamorada y Tepic, de Nayarit, lo que permitió que compartieran su interés por esta práctica de generaciones y de cómo se sienten orgullosos de tener una habilidad y tradición que los representa:  “Antes se pensaba que era algo que solo hacían las mujeres pero ahora la gente se da más cuenta de que podemos hacerlo los hombres; ya no importa si eres niña o niño, la cosa es querer hacerlo”, afirmó una participante.

Para cerrar la jornada, nada como una fiesta que reafirma la convivencia. La narradora oral Selene de la Cruz dio paso a las presentaciones de los niños de Nuevo León y su concierto a ritmo de cumbia y vallenato, seguidos por el bajo sexto y acordeón de los adolescentes de Coahuila y, al cierre, una dosis de rock y brincos con Los Patita de Perro.

Las actividades del Primer Encuentro Nacional de Saberes Locales en la ciudad de Puebla continuarán hasta el viernes 15 de noviembre.

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