Con la proyección del filme La pianista (La pianiste) uno de los trabajos más aclamados y premiados del cineasta austriaco Michael Haneke, basado en la novela homónima de Elfriede Jelinek, concluyó en la Cineteca Nacional el ciclo “Charlas sobre cine y literatura: La situación de la mujer en el mundo”.

En charla posterior a la proyección, realizada la noche del 12 de marzo en la Sala 4 del recinto adscrito a la Secretaría de Cultura, la ensayista y narradora Daniela Tarazona expuso que en sus obras, Jelinek lleva a sus mujeres protagonistas al límite, sumergidas en un entorno malsano.

Comentó que la Premio Nobel de Literatura 2004 realiza descripciones magistrales de las emociones, psicología y comportamiento humano, lo que fue trasladado por Haneke a la pantalla grande con su adaptación de la novela escrita en 1983.

“La estructura del texto de Jelinek es de párrafos largos, ella empleó el punto y aparte, el punto y seguido, y enumeraciones, lo que provoca en el lector una sensación de asfixia, de estar ante un mundo que se sobrepone, lo que es trasladado al filme”, señaló Tarazona.

La película tiene como personaje principal a Erika Kohut, una profesora de piano en un prestigioso conservatorio de Viena que vive con su madre, una mujer dominante con quien mantiene una difícil relación de amor-odio. Bajo su aspecto serio y disciplinado, Erika oculta inesperados comportamientos sexuales de tendencia masoquista. El joven Walter Klemmer, luego de escucharla tocar en un concierto privado, se propone conquistarla.

La beneficiaria del programa Jóvenes Creadores del Fonca, en la categoría de novela en el periodo 2006-2007, comentó que de la novela le impactó la construcción del personaje principal y su movimiento interior, y que la adaptación al filme implicó cambios.

Como ejemplo, dijo, al personaje de Walter Klemmer, que funciona como contrapunto en la historia, se le conoce más en la novela que en la película, pues el director se inclinó más en presentar al personaje de Erika, interpretado por la actriz Isabelle Huppert.

Tarazona comentó que en la novela la construcción de los personajes es mucho más elaborada y que muchas de las descripciones no se trasladaron a la pantalla de forma literal, sino subyacen en la dirección de los actores y la composición del filme.

“En La pianista, Heneke plasma con maestría la complejidad de los personajes, y los principales vaivenes y acciones de la protagonista. No se propone  juzgarla o responder a que se debe su psicología masoquista sino sólo a presentar una fotografía del personaje.

“Este cineasta en muchas de sus películas hace un tratamiento de la violencia y ha generado incomodidad con sus planteamientos, lo mismo sucede con la escritura de Jelinek, donde hay un cuestionamiento sobre la sociedad y aspectos de la cultura de la moral”, apuntó Tarazona.

Puntualizó que Elfriede Jelinek es una escritora feroz en la manera en la que se aproxima a sus personajes femeninos.

“Su escritura está atravesada por una furia, es tan estremecedor lo que narra que el lector se sumerge en su manera de contar las cosas, plasma frases largas y asfixiantes, al tiempo que desarrolla personajes con una genialidad inmensa”, puntualizó la también editora.

Información: DAF

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