Konrad el niño que salió de una lata de conservas, de Christine Nöstlinger con adaptación de Paulina Barros Reyes Retana, abre temporada a partir del 7 de julio hasta el 7 de octubre, en el Teatro el Galeón del Centro Cultural del Bosque (CCB), para ser una excelente opción de esparcimiento y reflexión.

El Instituto Nacional de Bellas Artes por medio de la Coordinación Nacional de Teatro y la Compañía Teatro en Fuga ofrecen una puesta escena dirigida a toda la familia que resalta por ser una invitación a cuestionar los roles de género impuestos por la sociedad, desde un lado divertido.

El objetivo, aspirar a construir una sociedad más solidaria, justa e igualitaria entre mujeres y hombres, pero sobre todo, enseña a los niños a ser mejores con el prójimo aceptando a los sujetos como son y crea empatía con las problemáticas de los demás.

Las enseñanzas de vida en 90 minutos nacen con la historia de Berti Bartolotti, una extravagante mujer adicta a las compras por internet que recibe un niño de fábrica que no recuerda haber pedido.

Junto con su pareja, Egon, deben modificar su vida para cubrir las necesidades de Konrad, un niño perfecto que trata de encajar en un mundo imperfecto.

La directora Andrea Salmerón Sanginés expuso que la obra aborda las diferencias que nos complementan, sobre cómo todos podemos caber en este mundo, “sobre cómo todas las familias pueden ser distintas, sobre cómo todas las personas tenemos que ceder, conciliar, ser tolerantes y respetar las diferencias del otro”.

Incluso muestra cómo al cubrir nuestras propias necesidades y las necesidades de otro individuo, como personas y como sociedad nos enriquecemos.

“Es una obra que le habla a todo mundo. Habla a los niños y a las niñas que tratan de adaptarse a un mundo, en el que no necesariamente uno encaja. Les habla mucho a las mamás sobre los terrores y exigencias de la maternidad, del temor de hacer las cosas mal y les habla a los padres”.

A los niños “les habla sobre el abuso que se ejerce sobre otros niños. Tratamos de entender por qué hay niños que abusan de otros y por qué hay niños que no se adaptan, por ser distintos”.

Sin duda, ponderó “es una obra que tiene muchas cosas que decir en una sociedad en la que todavía estamos tratando de conquistar, a penas, un poco de tolerancia”.

La puesta en escena es un constante cuestionamiento que “busca romper los roles de género, sin exponer moralejas”, porque “tenemos muy claro que los roles del siglo XX debemos romperlos”.

De hecho “hoy el padre no puede ser sólo un proveedor. La madre no es la que debe encargarse de todo, y el niño no sólo debe jugar con juguetes de niño”.         

Aseguró que no buscan dejar lecciones de vida porque el público se llevará aquellas enseñanzas que “le hagan eco”.

“Hay muchas cosas que la obra dice, pero al final, el teatro es un reflejo de nosotros y cada quien lo resignificará de acuerdo a su propia vida, experiencias y necesidades”.

Luego de resaltar que su montaje plantea “suficientes cosas sobre la mesa para que cada quien se identifique con el personaje que quiera, para que cada quien dé con el momento o discurso que quiera”, indicó que entre las temáticas que se abordan destacan: el bullying, la infancia, el tratar de romper con los roles de género, y las familias diferentes, entre otras.  

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