Juan O’Gorman O’Gorman, uno de los creadores más representativos del arte en México del siglo XX, fue un artista completo: arquitecto, muralista y pintor de caballete. 

Al padre de la arquitectura moderna en México se le recuerda en el aniversario 108 de su natalicio, ocurrido el 6 de julio de 1905 en la Ciudad de México. Fue el hijo mayor del británico de origen irlandés Cecil Crawford O’Gorman y de Encarnación O’Gorman. 

Sus primeros contactos con el aprendizaje de la pintura fueron a través de su padre de quien el artista no conservó un buen recuerdo por su figura de autoridad. Entre los 4 y 7 años de edad Juan O’Gorman vivió en Guanajuato. Su padre, ingeniero químico, había sido contratado para trabajar en una mina en aquella ciudad. La familia vivía en una casa habitada en el camino entre la ciudad de Guanajuato y la Presa de la Olla. 

Ese paisaje rural que el niño O´Gorman vivió durante esos años de infancia permaneció en los recuerdos del pintor, que atribuía a aquellos colores y formas una influencia de primer orden en su obra que lo llevó a reflexionar, muchos años después, acerca de la importancia del medio físico y geográfico en su pintura y a decir que por la influencia del paisaje y la geografía de Guanajuato, él se sentía “más pintor de paisajes que de cualquier otra cosa”, escribió Roberto Vallarino en el texto O´Gorman Desde el azogue del autorretrato múltiple, editado para su publicación en Juan O´Gorman. 100 años. Temples, dibujos y estudios preparatorios, Fomento Cultural Banamex, 2005.

En 1913 la familia O´Gorman regresó a la ciudad de México porque las circunstancias propiciadas por la Revolución le impedían a Cecil Crawford continuar trabajando en las minas de Guanajuato. El joven O´Gorman sería testigo de muchas escenas nada agradables generadas por el movimiento revolucionario.

Investigadores y biógrafos describen al impulsor de la arquitectura funcional y orgánica, con un espíritu rebelde, sarcástico, inquieto, progresista, revolucionario y crítico.

Los años 1921 y 1925 fueron los primeros formativos dentro de su quehacer  como arquitecto, en los que se conjugaron la enseñanza teórica en la Escuela Nacional de Arquitectura, UNAM, y en la práctica profesional en las oficinas de los arquitectos Carlos Tarditi, José Villagrán García y Carlos Obregón, experiencias que le permitieron adquirir el dominio del oficio.

El continuador del Muralismo mexicano, fue alumno sobresaliente de Guillermo Zárraga y del ingeniero José Antonio Cuevas. De todos ellos aprendió ideas, teorías, y aplicaciones arquitectónicas prácticas que lo llevarían, poco tiempo después, a constituirse en el primer arquitecto funcionalista de México.

Su amistad con Diego Rivera

Según cuenta Juan O´Gorman en Autobiografía, en el año 1923, a la edad de 17 años, se hizo amigo del pintor Diego Rivera, cuando pintaba el mural a la encáustica del Anfiteatro Bolívar de la Escuela Nacional Preparatoria. “Tuve el gusto, siendo estudiante, de platicar con él. Pero cuando verdaderamente lo conocí fue más tarde”.

O´Gorman aprendió de Diego Rivera una infinidad de principios del ejercicio mural, la geometría dinámica y la composición pictórica a gran escala. También por él se acercó al trotskismo y al comunismo mexicano, del que terminó separándose por incompatibilidades ideológicas. De su relación con Rivera surgiría su entrañable relación con Frida Kahlo, a quien había conocido en la ENP.

Sus primeras obras, las casas funcionalistas

Entre 1928-1931 Juan O’Gorman construyó sus primeras casas-habitación con el concepto funcional, mismo que aplicaría en los años 1932-1934, en las escuelas primarias de la Secretaría de Educación Pública y que significaron una aportación reformadora en la concepción social de la arquitectura de la época.

Víctor Jiménez en el libro Principio y fin del camino, señala que O´Gorman estaba claro que el reto de un arquitecto en México pasaba por la creación de una arquitectura que supiese responder con exactitud a las necesidades de su momento, con la tecnología más adecuada y la máxima economía.

O´Gorman debutó como arquitecto antes de cumplir los 25 años, en 1929, con una obra revolucionaria, su primera casa funcionalista construida en Palmas 81, frente al antiguo hotel San Ángel Inn, una pequeña casa-estudio para un pintor. Él quería mostrar de manera palpable lo que debía entenderse por arquitectura moderna, incorporando mayores transparencias y una comunicación entre el exterior e interior, así como pintura y guardapolvos en las paredes, tomados de la arquitectura popular.

En su Autobiografía Juan O´Gorman relató: “Recuerdo la ocasión en que tuve la audacia de pedirle a Diego Rivera que viera la casa que acababa de construir para que me diera su opinión. Tuvo la gentileza de ir a ver la casa, diciéndome que le gustaba mucho estéticamente. La opinión del maestro fue una sorpresa puesto que la casa se había construido para ser útil y funcional. Diego Rivera en ese momento, inventó la teoría de que la arquitectura realizada por el procedimiento estricto del funcionalismo más científico, es también obra de arte […] inmediatamente me encomendó que le construyera una casa y un estudio”.

Juan O´Gorman tenía 27 años cuando construyó la casa-estudio de Diego Rivera y Frida Kahlo; la obra resultó de enorme importancia para él, pues con ella se dio a conocer en todo México. 

El artista se recibió como arquitecto en 1936 y abrió una oficina en la que trabajó algunos años exitosamente, sin embargo, al darse cuenta que se estaba transformando en un contratista y al estar en desacuerdo con la mera comercialización de su profesión, decidió cerrar el despacho para dedicarse de lleno al desarrollo de su vocación como artista plástico.

La pintura

Luego de una actividad muy intensa se retira de la arquitectura de manera paulatina a partir de 1935, a los 30 años de edad. En 1937 trabaja de manera intensa como muralista, desde la perspectiva del pintor, actividad a la que O´Gorman consagró la mayor parte de su vida y por la que será reconocido.

Su inquietud por incursionar en el campo pictórico surgió paralelo a su experiencia arquitectónica, pues entre 1924 y 1925 decoró los muros de tres pulquerías: Los Fifis, Entre Violetas y Mi oficina, retomando la tradición del arte popular mexicano.

Conjuntamente a su labor como muralista, concibe su obra de caballete, representando el paisaje de México, el retrato y aquellas obras denominadas “fantásticos-realistas” en donde utiliza el signo objetivo para representar una poética que emana de fuentes oníricas y fantásticas.

En la elaboración de sus composiciones utilizó preferentemente dos técnicas: el temple o pintura a emulsión, para obtener colores luminosos y duraderos (que aprendió  de Antonio Ruiz, El Corsito); y el fresco, para sus murales. 

Su producción pictórica refleja inquietudes sociales y nacionalistas. Fue el inventor de formas nuevas a través de creaciones arquitectónicas y, al mismo tiempo, el continuador del puntillismo.

En sus obras de caballete, los especialistas destacan Recuerdo de los Remedios (1943), La ciudad de México (1949) y Autorretrato (1950), de la que se han realizado trabajos particulares. En dicha obra aparece en diferentes actitudes al mismo tiempo, explica Raúl Flores Guerrero en su texto sobre Juan O’Gorman en el libro Pintores mexicanos, en la que se da perfecta cuenta de su personalidad y de las características de su estilo.

“Allí están, en la estructura y en la ejecución de la pintura, no sólo figurativa, sino implícitamente, la ordenada composición del arquitecto, la línea concisa y firme del dibujante, la maestría del pintor, la afición biológica del naturalista y la original fantasía de un artista verdaderamente notable en el panorama de la pintura mexicana del siglo XX”.

Los murales 

El móvil para que O´Gorman realizara murales es que pretendía alcanzar a través de ellos una comunicación con el pueblo de México. Los habitantes de sus muros son personajes de la historia del hombre en general o de la mexicana en particular. Decía que buscaba llegar por medio de imágenes y actores concretos al hombre común, no al intelectual sofisticado.

Entre los murales que realizó está el realizado en la biblioteca pública “Gertrudis Bocanegra” en la ciudad de Pátzcuaro, Michoacán (1941); en la Biblioteca Central de Ciudad Universitaria (1949-51); los mosaicos de la SCOP (1953); el dedicado a Cuauhtémoc en el Hotel Posada de la Misión en Taxco Guerrero (1955); elRetablo de la Independencia, en el Museo Nacional de Historia (1959-61), Hidalgo Libertador en el vestíbulo del Centro Indoamericano en Santiago de Chile (1963-64); el Crédito transforma a México en el Banco Internacional, S.A (1965); Francisco I. Madero, sufragio efectivo no reelección (1968-69) y el denominadoFeudalismo porfirista como antecedente de la Revolución de 1910-1914 en el Museo de Historia del Castillo de Chapultepec; los cuales expresan la visión histórica del artista en relación con cada pasaje que ha conformado al México del siglo XX. 

Raúl Flores Guerrero, en su texto, señala que tres son a grandes rasgos, las modalidades principales de su obra: las alegorías, el retrato y el paisaje; las tres unidas por su espíritu común, gustoso del detalle, cuidadoso en la ejecución, equilibrada y armonioso en la policromía. 

“O´Gorman emplea la pintura como un medio de fijación plástica de su interpretación de la vida natural y humana. Visión analítica, desmenuzadora de la historia pasada y actual. Ha tratado conscientemente de establecer un nexo entre su pintura y el arte popular, no solamente por medio del color sino por la incorporación, en sus cuadros, de algunos elementos que el pueblo emplea a menudo en sus ingenuas obras artísticas”.

En su trayectoria como muralista, un hecho de censura ocurrió en 1938, cuando se destruyeron dos de las tres obras con el tema sobre la conquista del espacio, realizadas en el Aeropuerto de la Ciudad de México. El gobierno del general Lázaro Cárdenas, tenía relaciones diplomáticas con los gobiernos del Eje, particularmente con Alemania. El muralista mexicano había representado de manera satírica a Benito Mussolini y Adolfo Hitler. 

Entre 1944 y 1945, a la par de su obra de caballete, O´Gorman colaboró con Diego Rivera en la construcción del Anahuacalli.

Los biógrafos de O’Gorman comentan que fue un buen estudiante, un joven que gozaba y amaba la vida, quien gustaba del baile de salón. En 1948, ganó el primer premio de un certamen llamado Concurso de la Ciudad de México, convocado por el periódico Excélsior, con una pintura de Caballete que era un paisaje de la ciudad de México vista desde la parte más alta de la cúpula del Monumento a la Revolución. 

En 1949 inició su obra más conocida, los mosaicos en la Biblioteca Central de Ciudad Universitaria, renovando el lenguaje del muralismo contemporáneo. Ese mismo año comenzó la construcción de su casa orgánica fantástica, en el número 162 de la avenida San Jerónimo, resumiendo en ellas todas sus ideas visionarias, sus utopías, bajo el influjo de las teorías de Frank Lloyd Wright y de la arquitectura de Antonio Gaudí.

La definió como arquitectura orgánica, una manifestación artística que tiene una relación directa con la geografía y la historia del lugar donde se realiza. Así pues, se convierte en el instrumento armónico entre el hombre y la tierra; reflejando la forma y el color del entorno donde se ejecuta la obra. En dicha casa, uno de sus grandes orgullos, vivió hasta 1969. Se la vendió a Helen Escobedo, quien la destruyó.

De 1952 a 1953 O´Gorman se dedicó casi por completo al proyecto y a la construcción del mosaico de piedras de colores de la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas, a instancias del arquitecto Carlos Lazo. En 1957, a los 52 años de edad se vio afectado por una profunda depresión, originada por la tristeza que había nacido en él a raíz de la muerte de Frida Kahlo ocurrida en 1955.

Entre 1960 y 1961 se dedicó exclusivamente a su primer mural en el Museo Nacional de Historia en el Castillo de Chapultepec, y en 1962 se abocó a la pintura en pequeño formato e inició su Hidalgo libertador, en la unidad independencia. Entre 1963 y 1964 realizó, en la capital de ese país el mosaico La fraternidad de los pueblos indoamericanos.

En 1964 se afilió al PRI. El artista había roto ideológicamente con los soviéticos y criticaba el régimen estalinista por su política de represión y censura contra intelectuales del bloque socialista.

En 1967 comenzó uno de sus murales más conocidos Retablo de la Revolución mexicana 1910-1914 en el Castillo de Chapultepec, que ha sido reproducido en infinidad de libros especializados, de textos, históricos y en postales.

Entre 1937 y 1967, el Premio Nacional de Artes, 1972, creó la mayor parte de su obra mural y sus mosaicos: nueve obras murales al fresco, una al temple, y siete en mosaicos, algunas de ellas destruidas. La creación de cada una de estas obras está rodeada por las experiencias cotidianas de su autor. 

En dicho periodo de tiempo manifestó abiertamente sus opiniones contra las instituciones, los grupos artísticos y los críticos de arte. Se opuso a las ideas de David Alfaro Siqueiros, Leopoldo Méndez, Vicente Lombardo Toledano o Salas Anzures. 

La obra de quien fuera miembro de la Academia de Artes, por su aportación a los campos pictórico, arquitectónico y obra mural motivó polémicas y él escribió diversos ensayos en los cuales intentó explicar su posición ante la vida

Últimos años

Desde 1970 hasta 1982 Juan O’Gorman no volvió a crear en muros públicos ni emprender una labor arquitectónica, dedicándose de tiempo completo a la pintura de caballete.

“Un gran arquitecto, un muralista creador de frescos y mosaicos innovadores en lo técnico y en lo temático, gran conocedor de historia, pintor de caballete excepcional, crítico de las injusticias de su tiempo, conversador de primer orden mitómano de charla amena, noviero y discípulo de Diego Rivera, un ser ciertamente difícil y adorable, que aseguraba que para él la vida había sido una fiesta, empezó a hablar obsesivamente del suicidio”, escribió Roberto Vallarino.

Juan O´Gorman se quitó la vida el 18 de enero de 1982, a los 76 años de edad. Sus restos se encuentran en la Rotonda de las Personas Ilustres.

Información: DAF

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