• En la atención de los inmuebles históricos afectados, se trabaja de la mano de autoridades gubernamentales, religiosas y la sociedad civil, con avances importantes

En referencia al colapso más importante del país, como fueron los sismos de 2017, el titular del Centro INAH Tlaxcala, José de la Rosa Herrera, refirió que, con más de 2,300 inmuebles históricos afectados, “el Gobierno de México ha trabajado enormemente de la mano de autoridades gubernamentales, religiosas y la sociedad civil, con avances importantes”.

Lo anterior durante la presentación de la cuarta edición del Suplemento Cultural “La ChíquINAH”, dedicada al tema de sismos, luego de cumplirse tres años de tales acontecimientos.

Tras de subrayar que este espacio de divulgación surgió en consonancia con la campaña “Contigo en la Distancia”, de la Secretaría de Cultura, De la Rosa aseveró que la “tardanza” —en alusión al tiempo de atención de los daños en monumentos históricos— “es porque el patrimonio cultural material e inmaterial es un recurso no renovable.

“Si implicó centurias ser construido, requiere una filigrana y tratamiento de personal capacitado. Lo importante, es que la gente ha sido receptiva y ha dado el tiempo para conseguir resultados”, explicó.

Por su parte, la coordinadora nacional de Monumentos Históricos del INAH, Valeria Valero Pié, apuntó que “la labor (de restauración) ha sido ardua en todos los niveles de gobierno. ‘La ChíquINAH’ da cuenta de los esfuerzos del Instituto, en el cual recayó la responsabilidad del rescate y restauración de bienes culturales tras los sismos de septiembre de 2017”. Esto, al reconocer también el esfuerzo y logro que representa la edición de un suplemento cultural en el contexto de la pandemia de la COVID-19.

Recordó los daños graves en Oaxaca, donde el INAH ya atendía las primeras afectaciones del sismo del 7 de septiembre, cuando golpeó el del día 19, más intenso, afectando a 11 estados. “Luego de un gran esfuerzo de recorridos y organización de brigadas multidisciplinarias, se llegó a un censo de 2,340 inmuebles históricos, propiedad federal a cargo directo del INAH, además de los bienes muebles a su interior. Otros monumentos de distintos regímenes de propiedad también sufrieron daño y la institución les ha dado seguimiento desde su competencia normativa”, puntualizó.

 “En Tlaxcala, —continuó— el avance es muy importante en la reconstrucción de los 134 inmuebles afectados. Estas obras recuperan los bienes del patrimonio cultural material e inmaterial, pero también estamos atendiendo los espacios donde la ciudadanía lleva a cabo su vida espiritual, pues la mayoría son templos y para las comunidades tienen un gran valor”, como es expuesto en el suplemento por el investigador del Centro INAH, Nazario Sánchez Mastranzo, en su texto “Los sismos en Tlaxcala”, enfocado a las costumbres y valores apropiados desde la religiosidad, como medio para mitigar el desasosiego ante un desastre natural, como el sismo.

 “Espero que el aprendizaje tras los sismos sea una cultura de la conservación preventiva, del mantenimiento constante de los monumentos, porque sabemos que estamos en zona sísmica y debemos fortalecer nuestros monumentos para hacerlos menos vulnerables ante estos siniestros”, comentó la arquitecta Valero Pié.

Respecto al conocimiento y experiencia expresada en los contenidos del suplemento, el director general de Sitios y Monumentos Patrimonio Cultural de la Secretaría de Cultura, Arturo Balandrano Campos, anotó que los sismos, además de afectar inmuebles, también dañaron el patrimonio inmaterial, como las celebraciones religiosas que se llevan a cabo en torno de los templos.

“Los derechos culturales de las comunidades, de los ciudadanos, para acceder y disfrutar del patrimonio se vieron limitados. Esto ha venido a conmover al pueblo de México, a los ciudadanos mexicanos que se han sentido heridos al ver a sus elementos de identidad cultural afectados, colapsados, fracturados”.

Enfatizó que la administración encabezada por el presidente Andrés Manuel López Obrador, “plantea como proyecto prioritario para el país el Programa Nacional de Reconstrucción (PNR), y establece la necesidad de mantener una coordinación estrecha con los sectores de salud, educación, vivienda y cultura, para lograr la atención de los daños registrados en la tercera parte del territorio nacional y en más de 40 millones de habitantes”.

“México tiene un papel preponderante a escala mundial, porque está poniendo un ejemplo importante en la manera de trabajar con la sociedad, con el único objetivo de recuperar el patrimonio, el cual no terminará hasta que se entregue el último inmueble terminado. Ya se tiene 60% de la meta cumplida, y se logrará en los próximos dos años”, concluyó.