Los resultados de las investigaciones arqueológicas en la cueva de Puyil, conocida como de San Felipe y ubicada en la comunidad de Puxcatán, en Tacotalpa, Tabasco, abren nuevas rutas de conocimiento sobre los ancestros mayas que habitaron en México, gracias al hallazgo de piezas y restos arqueológicos que van del periodo 650 después de Cristo hasta otros datados en la prehistoria hace más de 7 mil años.

La secretaria de Cultura, María Cristina García Cepeda; Arturo Núñez Jiménez, gobernador del estado de Tabasco y Diego Prieto, director general del Instituto Nacional de Antropología e Historia, presentaron ante los medios de comunicación los pormenores de esta investigación en torno a la cueva de 75 metros de largo con cámaras formadas hace miles de años, acompañados por el investigador Luis Alberto Martos López.

María Cristina García Cepeda afirmó que los restos recuperados en el interior de la caverna comparten rasgos y características con otros vestigios descubiertos en zonas de Guatemala, Cuba, Perú, Bolivia y Brasil, que nos remiten a la prehistoria, a las corrientes migratorias de los primeros pobladores del continente.

La secretaria de Cultura refirió que fueron descubiertas en la misma zona piezas de jade, cerámicas, pedernales, conchas, piritas y obsidiana, que formaban parte de las ofrendas de los antiguos pobladores para los ritos ceremoniales. Estos hallazgos arrojan la luz del pasado para comprender mejor a las culturas originarias, su manera de entender y relacionarse con el universo.

Reconoció la participación y el apoyo del Instituto Clínico de Biología Molecular de la Universidad de Kiel, en Alemania; de María Teresa Navarro-Romero y María de Lourdes Muñoz, del Departamento de Genética y Biología Molecular del Centro de Investigaciones y Estudios Avanzados (Cinvestav), del Instituto Politécnico Nacional, por su compromiso en el estudio y la difusión de la herencia ancestral y cultural de México.

“El Gobierno de la República reafirma el compromiso de mostrar la riqueza cultural de nuestro país y de acercar al público al conocimiento de las civilizaciones que florecieron en nuestro territorio con la difusión del horizonte cultural de nuestro pasado y de su extenso patrimonio”, agregó María Cristina García Cepeda.

El gobernador Arturo Núñez Jiménez dijo que este descubrimiento es también una fiesta de evocación histórica enmarcada por la inauguración de la exposición Puyil. La cueva de los ancestros.

Recordó que los restos que han sido investigados en estos trabajos abren nuevas rutas de conocimiento sobre los antepasados que habitaron el territorio que hoy conforma México y delinean sus fenómenos migratorios, religiosos y culturales.

Esta exposición —agregó— y los resultados de esta investigación de tantos años añade información sobre los periodos más remotos de nuestra cultura, sobre los ancestros de Tabasco y sobre todo, de esas huellas que develan cómo nuestra cultura se cimenta en la identidad de quienes nos precedieron en el tiempo".

Luis Alberto Martos López dijo que esta cueva se encuentra a 64 kilómetros a sureste de Villa Hermosa, Tabasco, en la parte de la sierra de este estado y ha seguido vigente en los rituales religiosos y tradicionales de los habitantes de la región.

Precisó que el 5 de marzo de 2004 se realizó una incursión en la caverna y reportó la presencia de materiales óseos y más tarde se encontraron algunos ornamentos. Sería hasta 2007 cuando ya se realizaría una investigación formal de campo.

El especialista dijo que esta es una cueva fría con muchos flujos de agua y de lodo y que tiene forma con rendondeces con 10 cámaras principales, de ahí su nombre ancestral de Puyil que significa caracol.

Mencionó que en el interior de la cueva hay una formación de piedra con forma de mazorca y que es llamada de la misma forma por los habitantes y es famosa en el ritual de la petición de lluvia, ya que se han encontrado platos y piezas del Clásico tardío tanto de mayas como de zoques, que no están tan emparentados con los mayas sino con los mixes.

Añadió que así como hay ofrendas muy antiguas se encontraron también algunas recientes como frutas, alimentos y hasta botellas de mezcal, lo cual habla de la vigencia de las tradiciones ancestrales en ese territorio.

Se encontraron asimismo las estructuras óseas de 29 individuos, incluyendo esqueletos de niños de entre cinco y 10 años. Algunos de los restos presentaban deformación craneal y estaban rodeados con piezas y conchas de Honduras, Guatemala y de México que eran parte del mapa maya antiguo.

“Las piezas de obsidiana y restos de conchas nos revelaron que sí es una cueva maya utilizada entre el 650 y 800 de nuestra era. Algunos objetos e instrumentos líticos fueron investigados con biología nuclear y molecular”.

El investigador expuso que los resultados confirmaron que algunos de los cráneos pertenecen al año 650 después de Cristo, pero otros sorprendieron a los investigadores al estar datados en 2500 y hasta 7 mil años antes de Cristo.

Durante el recorrido inaugural por la exposición Puyil. La cueva de los ancestros, los asistentes pudieron apreciar diversos restos óseos, cráneos con deformaciones rituales presentes en la cultura maya, el cráneo de un niño junto con partes de un caparazón de tortuga.

Entre los hallazgos destacan los restos óseos localizados en la última cámara que se encontraron en una posición primaria junto con ofrendas como orejeras de concha y una punta de proyectil de pedernal. También se exhiben ofrendas de puntas de obsidiana, conchas, un punzón de hueso de venado, hachas de piedra verde y vasijas globulares de cerámica presentes en los rituales de lluvia.

Información: HBL

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