El que su documental haya sido el detonador para que las autoridades de Coahuila entraran en razón y se llevara agua a la comunidad de Cuatro Ciénagas, es en opinión del director Everardo González, la mayor satisfacción que le ha podido dar la realización de Cuates de Australia.

El filme inicia su corrida comercial este viernes 8 de febrero en la Cineteca Nacional. La pieza sorprende al público con una historia tan sencilla como compleja y que transita por varios niveles, tornándose desgarradora, divertida, dramática e implacable, al retratar las problemáticas y la vida cotidiana de los habitantes del ejido Cuates de Australia.

Durante la premier realizada este 6 de febrero en la Sala 10 de la Cineteca, Everardo González celebró que un filme al que consideraba dirigido a una pequeña audiencia haya recorrido tantos países y festivales, y sea finalmente distribuido a nivel nacional.

"Es un proyecto que nos costo tres años de nuestras vidas y que unió muchas voluntades. Para nosotros el presentar un documental en el circuito comercial y apoyado por la Cineteca, es como hacer nuestro examen final bajo la mirada del público".

La cinta está construida a partir de la mirada íntima de varias familias que habitan en aquel rancho, donde las casas de lámina con ladrillo entrepuesto y cercas hechas con trebejos son el paisaje cotidiano, junto con los burros y caballos que transitan a toda hora cargando cubetas, recipientes e incluso carretas con tinacos para acarrear agua del estanque cercano.

Pero las semanas y los meses pasan, y mientras en la comunidad todos se entregan al trabajo, al estudio en la escuela rural y algunos bebés nuevos se anuncian como símbolo de esperanza, el director Everardo González muestra la dura realidad a la que se enfrentan por la escasez del vital líquido e inserta tomas del estanque, cada vez más vacío y lodoso, y que ante la inminencia de su sequía obligará a todos los habitantes del ejido a emigrar.

Y mientras la presencia de iguanas y coyotes, así como de animales muertos, anuncian el triunfo del desierto sobre la comunidad, los Cuates de Australia tratan de alejar el mal agüero con talleres de bailables tradicionales en la escuela comunitaria o carreras de potrillos en los que apuestan sus últimos pesos.

Con largos silencios que contrastan con el magistral sonido directo de Pablo Tamez y el diseño sonoro de Matías Barberís, quien aprovecha al máximo el ambiente casi onírico que envuelve a aquella comunidad, siempre acompañada por el silbido del viento, la cinta se torna un tratado casi epistemológico sobre la condición humana y su capacidad de resistir la adversidad.

Mas la esperanza no es suficiente, y en la lejana clínica a la que una pareja de la comunidad acude para conocer por el ultrasonido a su bebé, el doctor les anuncia que padece de una severa desnutrición y deshidratación por la falta de agua.

Entre cantos comunitarios que asemejan una escena bíblica, los habitantes del ejido Cuates de Australia emprenden el éxodo, cargando sus ollas, ropas y utensilios indispensables, y dejando en su poblado las ventanas cerradas, las estufas apagadas, los juguetes de los niños arrinconados, mientras los esqueletos y las pieles de los animales muertos se pudren al sol, y el sonido de las moscas es lo único que se escucha en todo el lugar.

Pero Everardo González subraya que aquella escena no ocurre en tiempos bíblicos, sino en el presente en Cuatro Ciénagas, Coahuila, donde la indiferencia es aliada de la sequía y el derecho al agua es algo que se aprende en los libros de texto gratuito, pero que no se vive en la realidad.

Un gran aplauso celebró en la sala 10 de la Cineteca Nacional el final de la cinta, estructurado por varias conmovedoras secuencias. Para conocer los detalles de la programación del filme se puede consultar www.cinetecanacional.net/ficha?cvePel=10716&corto=10716.

Información: HBL

Documentos

Descarga el PDF Kit de prensa