“Los autores siempre estamos en nuestra literatura, aunque nos queramos esconder, estamos en todo lo que escribimos y en cómo escribimos”, afirmó la escritora Beatriz Rivas (Distrito Federal, 1950) en una charla casual y relajada con Ana Clavel, realizada en la Sala Adamo Boari del Palacio de Bellas Artes.

En la actividad que formó parte del ciclo Una habitación propia, organizado por la Coordinación Nacional de Literatura del INBA, Beatriz Rivas fue interrogada por la autora de Las ninfas a veces sonríen sobre los personajes que han protagonizado algunas de sus novelas, su obra literaria y proceso creativo.

En la sesión Ana Clavel expuso que la obra de Beatriz Rivas presenta entre sus virtudes investigación, profundidad y ligereza, así como un equilibrio entre temáticas que pueden ser para un gran público, para luego iniciar la charla con: ¿qué se siente ser una escritora exitosa?

“No sé si soy una escritora exitosa, lo que siento es mucho agradecimiento con los lectores con quienes tengo una mayor cercanía a través de las redes sociales. No sé bien cuántos libros llevo y no pregunto, prefiero no saber. Prefiero saber cómo mis libros significan algo para alguien, que dos o tres personas digan incluso que les cambió la vida, eso es más exitoso que los tirajes. Creo que estar casada con un escritor que vende mucho (Francisco Martín Moreno) me ha ayudado a tener los pies en la tierra”, respondió la escritora, quien fungiera como editora ejecutiva de la revista Milenio.

Al referirse sobre su proceso creativo y los temas que ha abordado en sus novelas, Beatriz Rivas compartió que cada libro tiene una explicación azarosa, ya que los temas que presenta “le llegan sin buscarlos”.

“En Dios se fue de viaje me refiero a dos mujeres (la científica francesa Émilie du Chatelet y la fotorreportera alemana Gerda Taro), con quienes me encontré en museos de París, con diferencia de 10 años, es decir, no pienso: a ver de qué va a ser mi próxima novela; no, yo voy caminando por la calle, prendo la televisión, observo personas en un café y me llegan los temas”.

Otro ejemplo, mencionó, fue su novela Amores adúlteros, la cual realizó a cuatro manos con Federico Traeger y que nació a partir del intercambio de correos electrónicos e indicó que para escribir también se dedica un relevante tiempo a investigar.

En la plática, en la cual no faltaron las risas, Beatriz Rivas confesó ser un “desastre” en su papel como escritora. “En mi vida diaria soy muy ordenada, puntual, hasta obsesiva; apunto todo en mi agenda, pero en mi escritura soy desordenada. Un escritor normal primero tiene que hacer toda una investigación, subrayar y pasarlo en fichas; yo veo una escena y la tengo que escribir inmediatamente por lo que dejo lo que esté haciendo, aunque sí tengo que corregir mucho.

“Para mí lo más importante es escuchar las voces, algo empiezo a escribir y lo modifico; construyo la historia que tengo, las voces y la cronología”, explicó la coautora de cuatro libros de cuentos.

Los asistentes a la Sala Adamo Boari también tuvieron la oportunidad de intercambiar comentarios con la escritora, cuestionándole si tiene un personaje favorito de alguna de sus novelas y si al escribir piensa en algún público.

Sobre lo último, comentó que no piensa en quién va a leer su novela. “Cuando escribo no tengo idea de quién la vaya a leer, dejo que al momento de escribir la novela encuentre su camino; la escribo, le doy la bendición y luego me encuentro sorpresas gratas y no tan gratas”.

Finalmente, señaló que en su proceso creativo busca que cada una de sus novelas sean diferentes la una de la otra, de no escribir siempre con el mismo narrador ni la misma división capitular.

Beatriz Rivas estudió un diplomado en literatura mexicana del siglo XIX (Universidad Autónoma Metropolitana) y una maestría en letras modernas (Universidad Iberoamericana). Es coautora de cuatro libros de cuentos: Las mujeres de la torre (1996; traducido al inglés en 1997 por la Universidad de Nebraska at Kearny), Veneno que fascina (1997), Sucedió en un barrio (2000) y Las revoltosas(2010).

Sus novelas son: La hora sin diosas (2003), Viento Amargo (2006), Todas mis vidas posibles (2009)Amores adúlteros (2010), Distancia (2012), y Dios se fue de viaje (2014).

Información: DAF

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