En este 2015, el Programa Nacional Salas de Lectura cumple sus primeros 20 años, con el funcionamiento de más de 2 mil Salas de Lectura en todo el país, donde las personas, en sus respectivas comunidades, puede acudir a leer y así, socializar el acto mágico de la lectura.

La directora general de Fomento a la Lectura del Conaculta, Angélica Vázquez del Mercado, destacó que “20 años, desde luego son para lanzar las campanas al vuelo, porque el programa ha funcionado, ha tenido continuidad, pero como todo lo que pasa por 20 años tiene sus momentos, en la historia del programa podemos detectar momentos cumbre, momentos menos álgidos, momentos donde hubo muchísimos mediadores en activo, donde ha disminuido el número, momentos también como los últimos años, donde ha habido un trabajo más enfocado a la calidad que a la cantidad, los 20 años sí es un festejo, nos emociona, nos motiva, nos estimula a continuar, pero también es un momento de reflexión”.

El Programa Nacional Salas de Lectura, que es coordinado por la Dirección General de Publicaciones del Conaculta, es el modelo más exitoso para la promoción de la lectura en el país, pues trabaja a través de la creación de espacios de lectura comunitarios, por lo que fue reconocido por el Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe, como un programa modelo para la difusión de la lectura en América Latina.

A sus 20 años, el programa llega fortalecido y maduro, pero también con la capacidad de analizarse a sí mismo, por lo que a lo largo de este año, se llevarán a cabo diversas acciones de autoevaluación, como son la Encuesta Nacional de Lectura 2015, entrevistas a grupos focales en comunidades lectoras y consultas ciudadanas a través de internet, cuyos resultados incidirán en las políticas de fomento a la lectura del próximo trienio.

En entrevista con el Conaculta, indicó que los datos de estos análisis cualitativos estarán listos en el segundo trimestre de este año y servirán para ser “muy autocríticos, ver qué funciona, qué no, cómo podemos mejorar el Programa Nacional Salas de Lectura, su alcance y su impacto”.

Angélica Vázquez del Mercado destacó que a pesar de que Salas de Lectura es el programa señero en materia de fomento a la lectura, con más de 2 mil salas en todo el país, existen otros 500 espacios más, para garantizar el acceso al libro y que los ciudadanos de a pie, tengan acceso a la lectura y se tropiecen con el libro, como son 12 Centros de Lectura en diferentes estados, Librobicis y Paralibros, los cuales son como “cuarteles generales” desde los cuales se estimula la lectura.

Sin embargo, las Salas de Lectura son las que tienen un mayor potencial, ya que tienen un crecimiento aproximado de 30 por ciento anual, por lo que este año se espera abrir otras 600 salas en diferentes estados del país.

Para la apertura de una sala de lectura sólo se necesita un mediador quien, de manera voluntaria y luego de tomar el Diplomado para la Profesionalización de Mediadores de Lectura, que da la Universidad Autónoma Metropolitana, recibe un acervo con más de 100 títulos y es el encargado de convocar a sus vecinos para socializar la lectura.

Los principios básicos con los que operan las Salas de Lectura son la hospitalidad y la libertad. Todos son bienvenidos y su funcionamiento y ubicación es totalmente libre. “Pueden estar en un parque, a la vera de un río, tenemos en cementerios, una mediadora que trabaja con los niños y se reúnen en el cementerio y arriba de una tumba empiezan a leer cuentos de terror. El mediador actúa independiente y en libertad, puede hacer este trabajo en un geriátrico, en un centro de reclusión, en un centro de rehabilitación, en un centro hospitalario”.

Sin embargo, para que funcione una Sala de Lectura son necesarios tres elementos: las lecturas, los lectores y el mediador, que es la pieza clave que interviene para que suceda el acto mágico de socializar la lectura, por ello, pueden estar en cualquier parte.

Angélica Vázquez del Mercado advirtió que la lectura es gratificante y trae muchos beneficios, como el sentido de pertenencia y cuando se realiza en geriátricos, por ejemplo, “nos han reportado momentos en que aquel que parece que ya no escucha y que ya está totalmente aislado del mundo, poco a poco va dando señales de que le está interesando lo que está pasando, porque se reúnen sus pares en la lectura”.

En el caso de las Salas de Lectura para niños, dijo, muchas veces llegan pequeños a los cuales se les obliga a leer para pasar una materia, pero en estos espacios, “donde se ejerce el principio de libertad, el niño empieza a leer lo que quiere o no, pero poco a poco se va incorporando a sus compañeros que sí leen y de pronto ese niño que tartamudeaba en la escuela al leer en voz alta porque se ponía nervioso, porque lo criticaban, como en la sala todos son iguales, comienza a leer, se empieza a animar a leer, su dicción es mejor, hasta que llega un momento en que dice ya voy a leer”.

Estas, agregó la funcionaria, “son el tipo de cosas que pasan en estas salas de lectura, un niño llegó sin saber que le gustaba leer y descubre que le gusta leer, también resulta que la mamá que lleva a su niño a la Sala de Lectura y que no le gusta leer, al rato toma un libro”.

Con las Salas de Lectura ya no hay pretexto para no encontrarse con los libros, pues cuentan con un acervo de más de 100 títulos entre novela, ensayo, historia, poesía, haiku, textos ilustrados, así como libros infantiles y juveniles, que además se prestan a los interesados.

La directora general de Fomento a la Lectura del Conaculta señaló que una Sala de Lectura sesiona por lo menos dos horas a la semana “y hemos visto que puede atender usuarios que van entre ocho y 15 en promedio y realizan varias actividades, lectura en voz alta, talleres, a veces no solo leen, también hacen cosas en favor de su barrio, se involucran con su comunidad”.

Aunque brindan una atención considerable, a más de 20 mil personas por semana, la funcionaria reconoció que “todavía no es suficiente, nos falta muchísimo, pero estamos en el camino”, pues hay que tomar en cuenta que las Salas de Lectura, que trabajan con voluntarios son como organismos vivos, que nacen, crecen, algunas se reproducen y eventualmente mueren, porque los mediadores ya no pueden atenderlas.

Lo mismo pasa con los usuarios, que no están obligados a ir o a pagar una cuota. “El usuario va porque le gusta, por eso es muy importante hablar del principio de libertad, de hospitalidad de las salas, la gente siente la pertenencia, se siente cómoda, se sienta a gusto, lee si quiere, a lo mejor hay veces que van y se sientan a ver que están haciendo los demás, hay que verlas como organismos vivos, que son la sociedad concentrada en una sala de lectura”.

Actualmente, se realiza la credencialización de los mediadores y se estima que hay entre 60 y 70 salas de lectura por estado que funcionan de manera constante, algunas desde hace 20 años, como es la de la escritora Vivianne Thirion, que es una de las primeras que abrieron y sigue operando, y otras tienen más de 10 años, como una ubicada en Tláhuac que trabaja con niños y además realiza acciones en favor de la comunidad.

En el marco de los 20 años del programa, todo este 2015 será de fiesta. El Día Mundial del Libro ya estuvo dedicado a esta efeméride y se aprovecharán todas las ocasiones para el festejo, como es la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil que cumplirá 35 años, el 150 aniversario de la publicación de Alicia en el País de las Maravillas y los aniversarios luctuosos de escritores como Alí Chumacero y Carlos Monsiváis.

Además, como cada año, se llevará a cabo el Coloquio Nacional del Programa Salas de Lectura, que tendrá lugar en octubre en Mérida, Yucatán y en el cual se reúnen todos los mediadores del país, para plantear sus inquietudes y necesidades y compartir sus experiencias de trabajo.

Estos encuentros, agregó Vázquez del Mercado, sirven para fortalecer sus actividades, pues muchos de ellos trabajan con públicos específicos, como poblaciones vulnerables, niños y jóvenes, personas en situación de calle, migrantes, grupos indígenas, personas con discapacidad, así como en hospitales y centros de reclusión.

También operan en zonas con altos índices de violencia, donde a las personas se les saca de ese contexto al menos durante dos horas a la semana, para formarlos como lectores más críticos y reflexivos y “demostrar que hay otros caminos, otras opciones, que no es cierto que lo único que hay es ese mundo perverso y criminal de afuera, que también hay otras cosas”.

Por ejemplo, las Salas de Lectura, precisó Angélica Vázquez del Mercado, han logrado que niños vuelvan a la escuela. “Hay un caso en Morelos, que ya eran niños que estaban en la calle, poco a poco se fueron acercando a la Sala de Lectura, la mediadora muy comprometida los fue jalando hasta que logró que visitaran la Sala de Lectura y que luego regresaran a la escuela”.

Aseguró que la lectura provoca un cambio en las comunidades que conviven y socializan la lectura, pues las salas se convierten en espacios de gozo y pertenencia, donde conviven profesionales, amas de casa, artesanos, personas de todas las edades y condiciones sociales que, de otra forma, no se encontrarían, por lo que esa es una de sus grandes fortalezas, porque es mérito de la sociedad civil.

Los interesados en convertirse en mediadores para instalar una Sala de Lectura en sus comunidades pueden consultar la página http://programanacionalsalasdelectura.conaculta.gob.mx o escribir al correo de Angélica Vázquez, avazquezm@conaculta.gob.mx, para conocer las fechas y tomar el siguiente Diplomado de Profesionalización y recibir el acervo. Quienes deseen conocer la Sala de Lectura más cercana a su domicilio también pueden realizar el mismo proceso.

Información: AGB

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