• Luego de la restauración que recibe cada año, por parte de especialistas del INAH, la imagen religiosa del siglo XVI fue entregada a su mayordomía
  • Permaneció un mes en los talleres de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural

Una de las piezas religiosas más representativas que se venera en Xochimilco, en la Ciudad de México, es el Niñopa, el cual, como desde hace 27 años, permaneció un mes en los talleres de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural (CNCPC), para su tratamiento anual a cargo de restauradores. La imagen fue entregada este 1 de febrero a la mayordomía saliente, lista para la celebración del Día de la Candelaria.

Con la presencia de representantes de la mayordomía del Niñopa, en punto de las 10:00 horas, a nombre de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México y del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), la restauradora María Cristina Noguera Reyes hizo entrega de la talla religiosa de más de 400 años de antigüedad, luego de haber concluido su atención, la cual inició el 26 de diciembre de 2022 y terminó esta mañana.

 El “chequeo” anual que le es realizado desde 1995, a esta escultura del Niño Dios, tiene la finalidad de mantenerla en el mejor estado de conservación posible. A lo largo de casi tres décadas se le han hecho diversos estudios que han ayudado a procurar su preservación y a mitigar el desgaste causado por diversos agentes, como el paso del tiempo, la humedad o cambios climáticos bruscos.

 Tras la firma del acta de entrega, entre el representante de la mayordomía del Niñopa, Miguel Gerardo Rubí Olivares, y la restauradora María Cristina Noguera, se dio una serie de recomendaciones a la comunidad para evitar el deterioro de la imagen religiosa, entre ellas, que la ropa que se le ponga sea de telas ligeras y que cierren con velcro o listones, evitar tocarla o limpiarla con alguna sustancia química, y en caso de tomarle fotografías, estas deben ser sin flash.

Esta escultura de madera policromada del siglo XVI, si bien es una pieza muy valiosa para la feligresía de Xochimilco, también representa un bien patrimonial que debe preservarse, de ahí que la atención anual que le brinda el INAH es uno de los mejores proyectos de restauración realizado junto con las comunidades.