• Dirigió el proyecto arqueológico La Pintada, en Sonora, sitio con una de las mayores concentraciones de pintura rupestre en México
  • Concretó el registro de todas las manifestaciones de ese lugar, las cuales suman más de 2,000, con fotografías digitalizadas

La Secretaría de Cultura federal y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) lamentan el fallecimiento, ocurrido el 28 de mayo pasado, de la arqueóloga Blanca Eréndira Contreras Barragán (1955-2024), directora del proyecto arqueológico La Pintada, en Sonora.

Originaria de la Ciudad de México, cursó la carrera de Arqueología en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH).

Inició su trayectoria profesional en 1981, en el proyecto arqueológico Teotihuacan, con el estudio de instrumentos y herramientas de utillaje, y luego con el análisis tecnofuncional de la obsidiana.

En 1990, se integró al Centro INAH Sonora, donde desarrolló investigaciones en los ámbitos de estudio de material lítico tallado y manifestaciones gráfico-rupestres. También, realizó actividades educativas y de divulgación relacionadas con temas patrimoniales.

Su vida profesional siempre estuvo ligada a las rocas. Ya emigrada al estado de Sonora, la lítica la volvió a llamar, pero ahora con los artefactos procedentes de la Zona Arqueológica Cerro de Trincheras, uno de los yacimientos arqueológicos más importantes del noroeste de México.

Asimismo, al retomar su pasión por el arte rupestre, Contreras Barragán inició el proyecto de registro de sitios con manifestaciones gráfico-rupestres de Sonora y, desde 2007 hasta la fecha, coordinó el proyecto arqueológico La Pintada, sitio ubicado dentro de un cañón del mismo nombre, en Sierra Libre, a 56 kilómetros de Hermosillo.

En La Pintada realizó investigación sistemática, tanto arqueológica como histórica, cuyos antecedentes de estudio se remiten a una tesis realizada por el arqueólogo Miguel Messmacher, a principios de los años 60 del siglo XX, la cual consistía básicamente en un registro de las pinturas rupestres. Él asentaba que eran alrededor de 400, de ahí que, mediante el proyecto de ejecución, trazado por Eréndira Contreras, se buscó realizar un reconocimiento de los paneles con pintura, con tareas de limpieza, por lo que se pensó que el número de imágenes podía aumentar.

Luego de 10 años de trabajos arqueológicos, en 2016, Eréndira Contreras Barragán enumeró los principales logros: uno, concretar el registro de todas las manifestaciones rupestres en La Pintada, las cuales suman más de 2,000, con fotografías digitalizadas.

Dos: excavaciones que han permitido localizar rastros de cazadores-recolectores-pescadores, con altas concentraciones de herramientas de piedra, artefactos de molienda, cerámica y desechos de concha usados para la manufactura de adornos corporales, así como fragmentos de cerámica del tipo Tiburón Liso, elaborada aproximadamente a partir de 700 d.C., por grupos culturales de la tradición Costa Central, en la región litoral de Sonora. Muchos antropólogos consideran que los grupos que desarrollaron la tradición Costa Central son los antecesores de los comca’ac (seris).

Tres: iniciar el proceso de interpretación y análisis de los objetos hallados, los cuales darán información sobre la vida de quienes habitaron estos cañones.

Durante su trabajo en La Pintada, Eréndira Contreras y su equipo de investigación localizaron y registraron un complejo arqueológico con más de 20 sitios con pintura rupestre policroma, cuyas épocas van de 400 d.C. al siglo XIX, uno de los cuales es La Pintada

A partir de 2007, no se puede hablar de La Pintada sin mencionar a Eréndira Contreras y viceversa. Es el sitio al que dedicó los últimos años de su vida, donde, bajo un sol abrasador, recorrió macizos rocosos en busca de evidencias culturales.

El enfoque de gestión que la arqueóloga ha legado, está dirigido a las líneas de investigación, conservación y divulgación, con aportaciones destacadas para el conocimiento y puesta en valor de este importante sitio arqueológico del norte de México.