Los cuentos, historias y leyendas de Navidad narran aventuras que tanto a los niños como adultos los invitan a soñar, imaginar, recordar, divertirse, reflexionar, compartir un mensaje, dar una explicación mágica a un suceso, exponer un punto de vista, revelar una manera de ver el mundo y aportar posibles soluciones a conflictos que se presentan en esta festividad marcada por la convivencia familiar.

Cinco cuentos navideños con estas características son Dafne, El regalo más bello del mundo, Mónica, El pueblo donde nunca pasa nada La varita mágica de Nim que este viernes 6 de diciembre fueron narrados por los cuentacuentos Ángel del Pilar, Judith Harders y Víctor Arjona en la Sala para Personas con Discapacidad Visual de la Biblioteca de México de La Ciudadela.

Dafne fue narrado por Judith Harders. Se trata de un cuento que invita a reflexionar sobre la importancia de impulsar a los niños a crear, imaginar y luchar por lo que quieren sin importar lo difícil o complicado que sea alcanzarlo.

Esta narración es protagonizada por Dafne, una niña que tiene una pasión y sueño muy particular en la vida: tener todas las noches entre sus brazos una nube. Ilusión que hasta los ocho años ve realizada mientras duerme, ya que en Navidad es visitada por un duende que con su varita mágica hace aparecer un arcoíris que permite viajar a Dafne hasta las nubes.

En este lugar ella juega y platica con las nubes hasta que llega la noche y tiene que regresar a su casa, por lo que el duende le dice que para que siempre sea feliz le permitirá llevarse una pequeña nube, siempre y cuando nunca revele que la tiene en su casa. Este secreto le provocará un gran problema: que no podrá decirle a su mamá que no es ella la que moja la cama todas las noches, sino la nube.

Judith Harders también contó El pueblo donde nunca pasa nada, historia que describe una anécdota peculiar: aventuras extrañas que suceden en un pueblo en donde nunca pasa nada hasta que llega la Navidad.

La historia estimuló la imaginación de los niños y adultos, al hacerlos reflexionar sobre el romper con la monotonía, ser felices a pesar de los problemas y buscar la libertad. Pero también sobre ser espontáneos, el acercarse y conocer a las personas, no juzgarlas y convivir con ellas, ya que cada individuo siempre deja “en nuestro corazón una gran lección”.

Este cuento es protagonizado por Anselmo, un viejo cura que vive en un pueblo tan diminuto que Santa Claus nunca lo encuentra. Se trata de un anciano que todas las mañanas hace lo mismo: despertarse, levantarse, vestirse, recorrer el largo pasillo de la iglesia en donde vive hasta llegar a la puerta y abrirla para respirar el aire fresco mientras llega la gente a misa, la cual es convocada a través de una campana que él toca todos los días a la misma hora.

Sin embargo un 24 de diciembre, Anselmo se levanta y después de hacer su rutina se da cuenta de que algo mágico sucedió en el pueblo: todas las cosas han cambiado de color y ahora son totalmente verdes.

Así durante siete días, Anselmo verá que las cosas cambian de color: un día son rojas, otro moradas, negras, blancas o azules, lo que hace que la gente del pueblo se preocupe por este suceso, empiecen a convivir por primera vez entre ellos y apuesten sobre qué color tendrán las cosas al día siguiente.

Después de que cada persona apuesta lo más valioso que tiene, esperan con ansia la llegada del nuevo día, pero esta fecha será diferente porque por primera vez llegará al pueblo Santa Claus y le regalará a todos los habitantes un gran arcoíris que le devolverá a cada una de las cosas, personas y animales sus colores.   

Con la técnica Kamishibai (drama de papel) que permite a través de un pequeño escenario de madera contar historias con enseñanzas morales usando imágenes que son acompañadas de la narración, Víctor Arjona relató El regalo más bello del mundo.

Este cuento mostró a niños y adultos, que se dieron cita en la sala para personas con discapacidad, el valor del amor y convivencia entre abuelos, padres e hijos. Además de reflejar cómo los detalles y cosas más simples que se dan, como un abrazo o un beso, dejan una huella más profunda en el corazón de los niños, algo que el regalo más costoso no puede dar.

La historia que se relata, muestra como una niña quería de regalo de Navidad un dragón negro, ya que a diferencia de los animales –decía- “estos no se hacen popo, no arañan los muebles y no atacan a las personas”.  

La niña trata de convencer a su familia de que le regalen el dragón y para eso primero va con su papá para decirle que con sus alas en la época de calor puede ayudarle a quitárselo, sin embargo su papá no acepta porque dice que podrían lanzarlo muy lejos. Después va con su mamá a quien le dice que el fuego del dragón podría ayudarle a cocinar de forma más rápida, sin embargo la mamá se asusta porque cree que el dragón le quemaría el cabello.

Así, después de comprobar que nadie le quiere dar el dragón se va y duerme triste. Pero a la mañana siguiente despierta  y ve cerca del árbol navideño una enorme caja en donde hay un animal pequeño que mueve la cola: un gato, “que es el mejor regalo para los niños a quienes no les importa si es un gato o un dragón, sino que sea algo dado con el corazón”.

Con esta misma técnica Víctor Arjona también narró La varita mágica de Nim, un cuento que mostró cómo la imaginación permite a los niños viajar a cualquier lugar, conocer personajes asombrosos y darle vida a su amigo imaginario o a un oso de peluche.

Esta historia es protagonizada por Lala, una niña que le pedía a Santa Claus una varita mágica con la que pudiera volverse una princesa y le permitiera dar vida y jugar con el señor oso, viajar a la luna o aparecer una canasta llena de dulces para comerlos en un día de campo.

Esta varita nunca llega, pero si una caja de colores y hojas, suceso que la pone triste ya que dice son cosas que no le servirán para nada. Sin embargo, llegan días lluviosos que no le permiten salir a jugar, por lo que no tiene otra opción más que sacar sus colores y dibujar mientras pasa la lluvia.

Así descubrirá que estos colores son muchas varitas mágicas que le permitirán trazar castillos que habitará con el señor oso y crear planetas, estrellas, bosques y lagos a los que viajará para comer muchas canastas de dulces.

Después de un año de crear varias cosas, estos colores se le acabarán por lo que en la próxima Navidad pedirá dos cajas que le bastarán para ser feliz,  ya que se da cuenta que con la imaginación y los movimientos de su mano basta “para hacer que cualquier cosa se vuelva realidad”.

Ángel del Pilar relató Mónica una historia conmovedora que expone la importancia y el valor de la amistad. Este cuento narra cómo Nicolás tiene una hermana que adopta un guajolote como mascota.

Este animal al que la hermana le pone el nombre de Matilde, poco a poco se va convirtiendo en su mejor y único amigo. Sin embargo, llega la navidad y este animal “se tiene que ir” y para que su hermana no sufra, Nicolás la invita a ir cine “con tal de que no esté en la casa en el momento en que mamá lo mate para la cena”.

Así, los hermanos se irán y en la noche llegarán para la cena. Entonces Nicolás decidirá contarle a su hermana lo que le sucedió a Matilde, suceso que la pone muy triste y hace que él odie la carne.

Desde entonces Nicolás se volverá vegetariano y la hermana llegará en el corazón… ¡y la panza! para siempre un pedacito de su mejor y único amigo.

Información: LCL

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