Las buenas películas trascienden a través del tiempo, hayan recibido o no premios y reconocimientos, y no importa cuan viejas sean o si las repiten varias veces en televisión, el público siempre regresará a ellas para llenar las salas cada que se proyectan en el cine. Tal es el caso de Macario (1960); Ánimas Trujano, el hombre importante (1962), y Tlayucan (1962), que se exhibieron exitosamente en la Cineteca Nacional, el pasado miércoles.

Con motivo del denominado Día de la Academia que se realiza los últimos miércoles de cada mes en el complejo cinematográfico de Conaculta organizado por la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC), se proyectaron estos tres filmes dentro del programa que se tituló Trece años sin Ariel. También se desarrolló una mesa redonda en la que se recordaron algunos grandes títulos de películas surgidas en los años sesenta, década en la que suspendió la entrega de este premio nacional y que se privaron de recibirlo.

En representación de AMACC, Juan Antonio de la Riva moderó la charla en la que participaron los directores de cine Julián Hernández, Roberto Fiesco, Ismael Rodríguez Vega, Mario Hernández y el actor Raúl Adalid, quienes hicieron una revisión de las cualidades de las tres películas, que en su momento merecieron diversos reconocimientos y que incluso representaron a México en los Premios Oscar de la Academia de Ciencias y Artes Cinematográficas de Estados Unidos.

De la Riva explicó que debido a problemas en su organización y estructura internas, el premio Ariel que entrega AMACC desde 1946, fue suspendido por más de una década, época en que el cine nacional vio nacer muchas de sus grandes obras, como las que se proyectaron la tarde del miércoles, y que lamentablemente no recibieron este galardón.

Raúl Adalid detalló las cualidades de la cinta Macario, que la habrían hecho merecedora de múltiples premios de la Academia Mexicana, y explicó que el director, Roberto Gavaldón, tendría que haber sido reconocido por crear una pieza que a más de 50 años de su estreno, sigue llenando las salas, como ocurrió la tarde del miércoles.

Adalid dijo que todo lo que significa esta pieza era merecedora de distinciones: la extraordinaria fotografía de Gabriel Figueroa; el guión basado en una obra de B. Traven y escrito por Emilio Carballido y la dirección del propio Gavaldón, así como las extraordinarias actuaciones de Ignacio López Tarso y Pina Pellicer, así como la música y las locaciones, entre muchos otros méritos.

Macario es una pieza llena de plasticidad, con una historia sobre la miseria y los sueños, esos sueños que todos tenemos y que pocos como Macario realizaron, y que hoy en día es un viaje al pasado, pero que estaba destinada a la durabilidad y la permanencia en la memoria de todos los mexicanos”.

El director, guionista y editor Julián Hernández reveló que el filme Ánimas Trujano el hombre importante, de Ismael Rodríguez, fue una de las motivaciones que tuvo para dedicarse al cine. Recordó que las críticas de los tiempos en que se estrenó fueron muy severas, ya que la acusaban de ser un cúmulo de lugares comunes y tradicionalismos, y sin embargo es precisamente eso lo que hacen de esta una gran obra cinematográfica que exalta la mexicanidad.

Destacó que se trata de una pieza fundamental para los amantes del cine, sobre todo para las nuevas generaciones de cineastas, quienes deben hacer un profundo análisis, sobre todo de su estética.

Un material que destaca por su reparto, que contó con el protagónico del actor japonés Toshiro Mifune, una de las grandes figuras de la cinematografía japonesa –actor favorito de Akira Kurosawa–  quien sin saber hablar español interpretó el papel protagónico, y lo hizo de manera extraordinaria.

Asimismo, enlistó las cualidades que tuvo para merecer varios Arieles, como la fotografía de Figueroa; el guión y la adaptación de la novela de Rogelio Barriga Rivas; La mayordomía, que  hizo el escritor Ricardo Garibay, y las actuaciones tanto del protagónico como de las actrices Flor Silvestre y Columba Domínguez.

A su vez, Roberto Fiesco se refirió a Tlayucan del director Luis Alcoriza, como un pequeño universo de personajes muy simbólicos, un relato sobre la pobreza y la necesidad, en el que la fuerza de la historia radica en sus personajes que fueron muy bien interpretados por Julio Aldama, Norma Angélica y Andrés Soler, entre otros.

Fiesco reconoció que se trata de una pieza adelantada a su tiempo, pues relata a un pueblo enmarcado en la religiosidad, con grandes escenas perturbadoras, tanto escatológicas como cargadas de erotismo, que seguramente habría tenido varias nominaciones en los premios Ariel.

Ismael Rodríguez Vega, hijo del realizador de Ánimas Trujano, el hombre importante, y el director Mario Hernández, recordaron algunas anécdotas en torno a las películas proyectadas y  destacaron que a pesar de que se privaron de recibir el Ariel, las tres fueron reconocidas y nominadas a diversos premios internacionales, como la nominación a mejor película extranjera en los premios Oscar.

Además, dijo, fueron reconocidas en el Festival Internacional de Cine de San Francisco con los premios: Golden Gate Award a Mejor actor de reparto, Noe Murayama (Tlayucan); Mejor actor, Ignacio López Tarso (Macario), y Mejor película, Ismael Rodríguez (Ánimas Trujano, el hombre importante).

Información: NAM

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