Los dos primeros tomos de los Diarios de Alfonso Reyes, uno de los más reconocidos intelectuales de México, en los cuales plasmó no sólo su historia personal sino de la vida pública de ​nuestro país, fueron presentados en una velada literaria en la Capilla Alfonsina.

Editad​​a por el Fondo de Cultura Económica (FCE), esta nueva colección concentra el diario regular que Alfonso Reyes escribió en 16 cuadernos a partir de 1911 y hasta 1959, en un total de siete volúmenes gracias a los esfuerzos editoriales y al cuidadoso celo de José Luis Martínez.

Javier Garciadiego, director de la Capilla Alfonsina, recordó que fue Martínez quien hizo una primera transcripción de estos materiales y dirigió a un equipo de especialistas, todos amigos alfonsinos, quienes prepararon cada uno de los siete volúmenes.

José Luis Martínez, apuntó, fue quien marcó los cortes cronológicos de los diarios así como las líneas editoriales y aunque no llegó a verlos publicados, los siete tomos están dedicados a su memoria.

El primer tomo, preparado por Alfonso Rangel Guerra, quien no pudo estar presente en este lanzamiento formal, abarca de 1911 a 1927, aunque la escritura del diario comenzó oficialmente en 1924.

Sebastián Pineda, especialista colombiano de la vida y obra de Alfonso Reyes, comentó que este primer tomo contiene unos apuntes previos que van de 1911 a 1914 y que el propio autor denominó Días aciagos.

Estas entradas, dijo, son la primera novela de la Revolución ​M​exicana, pues se trata de textos de temperatura novelesca, de lo que Alfonso Reyes vivió en carne propia en esa época, pues se encontraba en el corazón de la cosa política.

Después se registran 10 años de silencio en los Diarios de Alfonso Reyes, de 1914 a 1924, que justamente coinciden con el periodo en que más escribió literatura, libros, artículos, poemas, cuentos y hasta novelas que no terminó, cuando estuvo en Madrid.

El segundo volumen de los Diarios de Alfonso Reyes va de 1927 a 1930, el cual estuvo bajo el cuidado de Alfonso Castañón, uno de los más conocedores sobre el autor, quien también destacó que esta serie se debe al cuidadoso celo de José Luis Martínez quien para su edición hizo una periodización inteligente.

El tomo dos que le tocó editar abarca los tres años de la estancia de Alfonso Reyes en Argentina, a donde fue encargarse de una embajada fantasmal e inexistente, que levantó para llevarla por los aires.

Castañón indicó que en el segundo volumen el lector será testigo del primer encuentro entre Reyes y Jorge Luis Borges, suscitado gracias a los oficios de Pedro Henríquez Ureña y a partir del cual surgió una importante amistad, a veces marcada por la telepatía, ya que ambos escritores no necesitaban llamarse por teléfono por ejemplo, para saber que necesitaban un libro.

Este tomo muestra cómo era su vida en Argentina como representante de un gobierno en guerra abierta con la Iglesia, donde jugaba golf, aprendió “truco”, un juego de naipes y regresó a su vocación helenista al estudiar griego.

Alfonso Castañón señaló que a pesar de que los diarios pudieran parecer una empresa privada e íntima, en el caso de Alfonso Reyes estaban destinados a la comunión, pues desde 1947 comenzó a prepararlos para una edición póstuma.

Con estos dos primeros tomos da inicio la serie de presentaciones de los siete volúmenes que integran esta nueva colección que se adentra en la vida y obra de Alfonso Reyes, poeta, ensayista, narrador, diplomático y pensador mexicano, creador de instituciones como el Colegio de México.

Información: AGB

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