El arte rupestre es una de las manifestaciones artísticas más antiguas de las que se tiene registro. Este tipo de expresiones datan principalmente de la prehistoria; sin embargo, se tiene constancia de ellas en diferentes etapas de la historia, pues literalmente su nombre hace alusión a las pinturas o dibujos que se encuentran en rocas o cavernas.

Este arte, que ha sobrevivido sobre la tierra por miles y miles de años, se encuentra en todo el mundo, incluso en México, principalmente en el norte del país.

 

Pinturas rupestres de la Sierra de San Francisco

En la sierra de San Francisco, Baja California Sur, existen emblemáticos abrigos rocosos en los que están plasmadas pinturas rupestres del estilo Gran Mural.

En la mayoría de las pinturas se hallan representaciones geométricas, así como de fauna, flora y humanas; además, algunas figuras antropomorfas portan flechas y lanzas. Estas pinturas se encuentran en un buen estado de conservación gracias al clima y el difícil acceso al sitio.

Una de las pinturas rupestres más antiguas de la zona se ubica en la Cueva de San Borjitas, en la Sierra de Guadalupe. Se estima que el panel de San Borjitas tiene una antigüedad de cerca de 7 mil 500 años.

Otras zonas importantes donde existen manifestaciones rupestres son La Pintada, Las Flechas, La Música, La Soledad, Boca San Julio, Cuesta Palmarito y El Ratón.

Debido a la importancia de estas pinturas, por la constancia que hacen de la existencia de una cultura milenaria, fueron incluidas en 1993 en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO.

 

Pinturas rupestres de Coahuila

Algunos sitios arqueológicos rupestres en Coahuila son la Cueva Pinta (ubicada en El Sobaco, entre los municipios de San Pedro de las Colonias y Cuatro Ciénegas), el El Hundido y El Junco, en la Sierra de la Fragua. También destaca la Cueva de la Candelaria, una de las cuevas mortuorias más importantes de México.

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Se estima que estos sitios datan de diversas épocas que van, por lo menos, desde hace 10 mil años hasta el virreinato.

 

Las cuevas prehistóricas de Yagul y Mitla

Se trata de un sitio arqueológico ubicado en el Valle de Tlacolula, en el estado de Oaxaca. Está conformado por dos vestigios prehispánicos y una serie de cuevas prehistóricas y refugios rocosos de ocupación humana, mismos en los que han sido encontrados rastros de arte rupestre en el que se pueden observas figuras humanas, fauna, flora y figuras abstractas en tonos rojos.

En este sitio existe evidencia de la domesticación prehistórica de diferentes especies de plantas, pues en la cueva de Guilá Naquitz se han encontrado semillas de calabaza que datan de hace 10 mil años, lo cual representa que son los restos más tempranos de plantas domesticadas descubiertos hasta la fecha en el continente americano.

 

El valor de este sitio hizo que en 2010 fuera incluido en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO.

 

Pinturas rupestres de la Sierra de San Carlos

En el municipio de Burgos, en el estado de Tamaulipas, existen cerca de 5 mil pinturas rupestres realizadas por grupos de cazadores o recolectores de la región. Las piezas fueron halladas en el interior de oquedades y cañadas de la Sierra de San Carlos.

Las pinturas plasman figuras antropomorfas, zoomorfas, astronómicas y abstractas. Según explicaron investigadores, la importancia de su hallazgo radica en que gracias a ellas se ha podido documentar presencia de grupos prehispánicos en Burgos, donde se crecía que no había presencia humana.

 

Pinturas rupestres de Yucatán

En las miles de cuevas y cenotes que se encuentran en la península de Yucatán han sido encontradas pinturas rupestres que pertenecen a la cultura maya.

Algunas de estas cuevas se encuentran en los municipios de Homún, Kaua y Akil. Las pinturas halladas representan figuras humanas con armas (posiblemente guerreros mayas), figuras geométricas, palmas de manos y animales.

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De acuerdo con los especialistas, este tipo de manifestaciones dan cuenta del alto grado de respeto y conocimiento que los mayas prehispánicos tenían por el arte. Se cree que los pictogramas en estas cuevas son parte de un ritual de la cultura maya; asimismo, se estima que datan de una época cercana a la conquista española, a finales del siglo XV o principios del XVI.