Fue un niño atento y curioso a lo que sucedía a su alrededor. Perteneció al grupo de boys scout junto con Manuel Felguérez, su amigo de la infancia.

“Uno de los éxitos académicos más grandes que tuve en la primaria ocurrió cuando cursaba el quinto año. El profesor Farolito hizo una pregunta de geografía: ¿Cuál es el río del Canadá que nace en las montañas N y desemboca en el lago M? -Fue preguntando, uno tras otro, a cuarenta alumnos… -El Mackenzie- dije. Farolito casi se desmayó de gusto. -Dos puntos a Ibasgonguitia!- ordenó. Nunca logró pronunciar mi nombre correctamente”. [2]

Estudió ingeniería, carrera que abandonó para dedicarse a las letras.

“Crecí entre mujeres que me adoraban. Querían que fuera ingeniero: ellas habían tenido dinero, lo habían perdido y esperaban que yo lo recuperara. En ese camino estaba cuando, un día, a los veintiuno, faltándome dos para terminar la carrera, decidí abandonarla para dedicarme a escribir. Las mujeres que había en la casa pasaron quince años lamentando esta decisión, más tarde se acostumbraron”. [3]

La narrativa de Ibargüengoitia se caracteriza por su ironía sobre la realidad social. Su novela Dos crímenes se sitúa en Muérdago, un lugar que podría ser cualquiera en México, con personajes cotidianos y singulares a la vez.   

“Cuando empecé a escribir Dos crímenes tenía intenciones de hacer una novela rápida y fácil, que contrastara en todo con Las muertas que fue la anterior. Hubiera querido hacer un divertimento como los que escribía Graham Green entre sus novelas `serias´. Ahora, veinte meses después, sé que quizá los divertimentos diviertan a los lectores, pero el que yo escribí me costó tanto trabajo, más que mi novela `seria´[4]

Quería ser dramaturgo, tomó clases con Rodolfo Usigli. En 1962 publicó El atentado con el que ganó el Premio Casa de las Américas. Dos años más tarde escribió Los relámpagos de agosto, una trama satírica sobre la Revolución Mexicana. 

“Hoy cumplí cincuenta años. Es mentira que el signo de madurez consistía en que uno empieza a sentirse más joven. Hoy me siento más seguro que cuando cumplí veinte años, más rico que cuando tenía treinta, más libre que cuando cumplí cuarenta, pero no me siento más joven que en ningún otro momento de mi vida. Siento también que el camino que escogí está más de la mitad andado, que ni me malogré ni he alcanzado las cúspides que hubiera querido escalar; que el pasado tiene otra textura, que varios enigmas se han aclarado, historias que parecían paralelas han divergido, muchos episodios han terminado…” [5]

Irónicamente, los aviones y el fuego fueron elementos presentes en su vida… “Un medio día estábamos mi mujer y yo en la azotea, tomando el sol. del otro lado de la calle había una casa medio derruida de la que se alcanzaba a ver el correo, en donde había unas mujeres que siempre estaban lavando, un granado, un mesquite y un burro. Más lejos, cuesta abajo, se veía el caserío, la calle precipitosa, la silueta ridícula de la parroquia, el valle extenso y, al fondo, la sierra de Guanajuato. Era uno de esos momentos raros en que no se oye ni el rugido de un camión ni la música de una sinfonola. Entonces apareció el avión. Era un avión chiquito, de zumbido modesto. Lo miré fascinado. Se recortó en el cielo azul cobalto, relampagueó al reflejar el sol. dio dos vueltas sobre la ciudad y se perdió entre los montes. En ese momento, creo, fue concebida Maten al león”. [6]

Jorge Ibargüengoitia murió en 1983, en un accidente aéreo en Mejorada del Campo, Madrid, cuando se dirigía al Primer Encuentro de la Cultura Hispanoamericana.  ¨Mis experiencias con el agua no han sido hasta la fecha atroces. En cambio, el fuego, sin llegar a ser catastrófico -estoy tocando madera- ha sido un tema recurrente”. [7] 

Actividades para conmemorar su 90 aniversario

Si quieres conocer más sobre este gran escritor, se han preparado varios eventos para conmemorar su 90 aniversario. La Cineteca Nacional proyectará el lunes 22 de enero, a las 18:00 horas la cinta Dos crímenes, dirigida por Roberto Sneider en 1994 y en la que habrá una charla a cargo de Bárbara Colio.

El 23 de enero a las 19:00 horas en el Palacio de Bellas Artes se realizará la mesa redonda Jorge cronista: 90 años de Jorge Ibargüengoitia, en la que participarán Diana del Ángel, Ana García Bergua y Juan Villoro.

El Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia llevará a cabo el conversatorio Instrucciones para leer a Jorge. 90 años de Jorge Ibargüengoitia con Tanya Huntington, Verónica Murguía, César Tejeda y Richard Viqueira, el miércoles 24 a las 19:00 horas.

La primera sesión del ciclo Letras jóvenes estará dedicada al escritor guanajuatense con la mesa El humor literario después de Ibargüengoitia, con la participación de Guillermo Espinosa Estrada, Eduardo Huchín y Amaranta Leyva, el miércoles 31 de enero, a las 19:00 horas en la Sala Adamo Boari del Palacio de Bellas Artes.

[1] Jorge Ibargüengoitia dice de sí mismo. Vuelta, marzo de 1985. En primera persona, cronología ilustrada de Jorge Ibargüengoitia, coordinado por Horacio Muñoz Alarcón.

[2] El puente de los asnos, en Viajes en la América Ignota, p. 160-162

[3] Ibargüengoitia dice de sí mismo, en Vuelta, marzo de 1985. Instrucciones para vivir en México, p. 13

[4] En Primera persona. La vida en México  en tiempos de Hank González, 21 de abril de 1979.

[5] La vida vista a los cincuenta años, en Autopsias rápidas, p. 284.

[6] Regreso a Arepa en Autopsias rápidas, p.81

[7] El Fuego y la Sangre fría, en Autopsias rápidas, p 225-226.