El 14 de septiembre de 1902 fue colocada la primera piedra del Palacio Postal, hecho que marcó el inicio de un proceso que tomó cerca de cinco años para establecer una sede propia para el Correo en México, cuya ejecución estuvo a cargo del arquitecto italiano Adamo Boari y el ingeniero militar mexicano Gonzalo Garita y Frontera.
 
Los colaboradores de la obra fueron Aquiles Brambilla y Cesar Novi, apoyados de diversas empresas como:

  • Milliken Brothers, de New York, para el esqueleto y acero estructural del edificio.
  • Fonderia del Pignone, de Florencia Italia, para toda la obra de fierro y bronce ornamental.
  • Enrique Alciati, José Tovar, Manuel Concha y Leopoldo Godoy, para los modelos de escultura y decorado.
  • Compañía de mármoles mexicanos de Santa Julia, para los mármoles y lambrines.
  • Arthur Frantzen & Co., de Chicago, Compañía Mexicana de Electricidad y Otis de Nueva York, para la luz eléctrica y elevadores.
  • Mosler, Bowen & Cook, Vidal Santos García y Butts & Christie, para la obra de carpintería.
  • C. Pellandini, Kips y Otto Sanders, para las vidrieras y cristales.

 Tras 60 meses de trabajo, el 17 de febrero de 1907, el entonces Presidente Porfirio Díaz acudió al edificio ubicado en la esquina de lo que hoy conocemos como Calle Tacuba y Eje Central Lázaro Cárdenas, y encabezó la ceremonia de inauguración, a la que acudieron invitados de varios países, quienes atestiguaron el inicio de operaciones de La Quinta Casa de Correos.
 
El Palacio Postal es una construcción de estructura metálica de acero tipo Chicago, de moda en esos años, traída desde Nueva York, y que en sus cimientos se encuentra un emparrillado de acero ahogado en concreto, lo que lo hace muy estable y resistente a los sismos.
 
Sus entrepisos son de vigueta y bovedilla, y los muros de tabique fueron revestidos con sillares labrados de “piedra blanca de Pachuca” que la intemperie oxida, dándole su tono de oro pálido.
 
En 1956, los pisos tres y cuatro fueron ocupados por el Banco de México, quienes construyeron dos puentes para conectar al Palacio Postal y a su sede ubicada en la esquila del Eje Central y la calle 5 de mayo. También retiraron los elevadores, con el objetivo de que el servicio postal y el banco tuvieran independencia.
 
Los sismos del 19 y 20 de septiembre de 1985 derribaron los puentes que conectaban ambos edificios, y provocó un ligero daño a la estructura del Palacio, por lo que fue necesario reforzar la estructura del cuarto piso para contener el deslizamiento.
 
A finales de la década de 1990, un grupo de expertos de la Universidad Nacional Autónoma de México, del Instituto Nacional de Antropología e Historia y diversos arquitectos, realizaron trabajos de restauración del edificio, la cual concluyó en el año 2000 y tuvo como objetivo presentar el edificio tal y como lo presentaron originalmente Boari y Garita.
 
Desde hace 114 años el Palacio Postal ofrece sus servicios a la ciudadanía para el envío y recepción de correspondencia, la cual es transportada hacia cualquier destino del país y del mundo, por lo que sigue cumpliendo la función para la que fue creado, y lo mantiene más vivo que nunca.