Es un aparato indispensable en el hogar. Si se utiliza durante periodos relativamente largos cada día, puede consumir más gas que el calentador de agua.

Por ello, le recomendamos:

  • Mantenga siempre cerrados los "pilotos" y utilice encendedores (largos) para encenderla.
  • Recubra con papel aluminio las charolas que rodean las hornillas, para que el calor se refleje hacia arriba.
  • Cerciórese de que la combustión en las hornillas se realice con la cantidad de aire adecuada (flama azul). La flama amarilla o anaranjada indica una combustión ineficiente y, por ende, usted debe regular la entrada de aire de las hornillas, hasta lograr que sea de color azul.
  • Use utensilios que cubran completamente la hornilla para que la flama caliente toda la parte inferior de la olla, sartén o cualquier otro recipiente empleado.
  • Emplee las tapas de sus ollas para atrapar el vapor con ellas, ya que al tapar sus la comida podrá cocerse con mayor rapidez. Los recipientes tapados no sólo protegen de salpicaduras la cubierta de la estufa, sino que se aprovecha mejor el calor y usted cocina más rápido.
  • Cuando empiece a hervir el agua, la leche o cualquier otro alimento líquido, baje la intensidad de la hornilla cuando menos a la mitad. No por hervir más precipitadamente se cocerán más rápido los alimentos, sino que se consumirá el agua contenida en los mismos y habrá un desperdicio de combustible.
  • Use poca cantidad de agua cuando cocine "a baño maría", para que el calor se obtenga en poco tiempo y se reduzca el consumo de gas.
  • Siempre que sea posible, utilice la olla de presión. se cuecen más rápido en ella y usted ahorra gas.
  • Saque con anticipación del congelador los alimentos que va a preparar. Así evitará consumir más energía para descongelarlos.
  • Utilice el horno de la estufa sólo cuando tenga que calentar o preparar mucha comida. El horno consume mucho más gas que las hornillas.
  • Apague el horno un poco antes de que los platillos estén listos; así conservará la temperatura necesaria para terminar la cocción de los alimentos.
  • Cerciórese del tiempo exacto que se requiere para hornear cada platillo y abra el horno sólo cuando sea indispensable para evitar que el calor se escape. En todo caso, es mejor que usted observe los alimentos por la ventana del horno, ya que cada vez que usted abre la puerta del horno, éste pierde aproximadamente 25°C, lo que significa que la comida tardará más en cocerse y se consumirá más combustible.
  • Para la mayoría de las comidas, como las preparadas en cacerolas y asados, el precalentamiento del horno es innecesario y representa un desperdicio de energía y dinero.
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