En el marco del día de San Valentín, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), reveló que entre 1990 y 2015 el porcentaje de adolescentes en unión libre aumentó de 2.5% a 5%, mientras que el de casados disminuyó de 4 a 1.6%.

En México, de acuerdo con la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (ENADID) 2014, más de la mitad de las mujeres alguna vez unidas de 15 a 49 años (51.4%) se unieron por primera vez antes de cumplir los 20 años. Esto constituye un problema que es de gran preocupación para los organismos internacionales e instituciones públicas del país ya que según la UNICEF, el matrimonio infantil y las uniones tempranas constituyen una violación a los derechos humanos y son prácticas nocivas que afectan gravemente su vida, su salud, su educación y su integridad, principalmente de las mujeres.

“El matrimonio u otro tipo de unión a edades muy tempranas y con grandes diferencias de edades respecto de la pareja, aumentan la vulnerabilidad de estas adolescentes; al propiciar el desequilibrio de poder al interior de la pareja y las pone en un riesgo continuo de abuso basado en la construcción social de un enfoque de género no equitativo ni de igualdad” (Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo en Adolescentes).

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Enfocándose únicamente en la población unida (casada y en unión libre) de 12 a 19 años, se observa que hay más mujeres (846,004) que hombres (315,582) que se encuentran en esta situación. De esta población, el 90.3% no asiste a la escuela y 73.5% declara que tienen algún grado aprobado en la primaria o secundaria, mientras que el 25% solo tienen algún grado aprobado en el nivel medio superior o superior.

De igual manera resulta preocupante que cada año siga siendo mayor el número de mujeres que se casan sin alcanzar legalmente la mayoría de edad, así como que el 93.6% de los hombres que contraen matrimonio con ellas sean personas mayores.

El matrimonio a temprana edad es un tema que como sociedad debe preocuparnos, ya que son diversas las consecuencias que derivan de éste. Los padres y madres de familia, incluso algunas veces las y los propios jóvenes tienen la idea de que casarse significa una mejor estabilidad económica, un mejor futuro o incluso que debido al amor que se tienen deben permanecer juntos; sin embargo, debemos tomar en cuenta las responsabilidades y consecuencias que esto implica.

Finalmente  y citando a la Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo en Adolescentes, el matrimonio u otro tipo de unión a edades muy tempranas aumentan la vulnerabilidad de las adolescentes al propiciar el desequilibrio de poder al interior de la pareja, creando riesgo de posible violencia intrafamiliar o hacia las mujeres, así como la desigualdad de roles dentro del hogar, la cual está basada en un enfoque de género no equitativo ni de igualdad.

A continuación te presentamos algunas de las consecuencias que conllevan las uniones a temprana edad:

  • Provoca vacíos emocionales y conflictos existenciales difíciles de superar
  • Se truncan proyectos de vida, así como el desarrollo estudiantil
  • Los problemas con la pareja son más usuales
  • Dificultad para encontrar trabajo
  • Riesgos en el embarazo y la salud de la mujer

Para saber más acerca de este tema te invitamos a leer el siguiente artículo: El matrimonio infantil afecta gravemente los derechos de niñas, niños y adolescentes.