Niñas, mujeres jóvenes, adultas y de edades avanzadas viven en riesgo constante de sufrir algún tipo de violencia, y prácticamente todas, en algún momento de su vida, han sido víctimas de violencia o han experimentado su amenaza por el simple hecho de ser mujeres.

La violencia contra las mujeres y las niñas –cuyo resultado puede llegar a ser la muerte– es perpetrada, la mayoría de las veces, para conservar y reproducir el sometimiento y la subordinación de éstas derivados de relaciones de poder. Los asesinatos de mujeres y niñas perpetrados por razones de género, es decir, aquellos que se realizan con dolo misógino, son la expresión extrema de la violencia que se comete contra ellas por el hecho de ser mujeres.

La violencia contra las mujeres y las niñas afecta a toda la sociedad, por lo que ponerle fin es un imperativo que nos convoca a la acción colectiva.

Para poder encontrar soluciones e implementar acciones concretas es necesario generar datos que ayuden a entender mejor y visibilizar esta grave problemática. Por ello, un instrumento muy valioso es la más reciente actualización del estudio “‘La Violencia Feminicida en México, Aproximaciones y Tendencias 1985-2016”.

Algunos datos alarmantes que revela este informe, son los siguientes:

1. Datos regionales

Sus datos nos revelan que geográficamente, los estados con mayor índice de defunciones femeninas en 2016 fueron Colima, encabezando la lista, seguido de Guerrero, Zacatecas, Chihuahua, Morelos, Baja California y Tamaulipas.

2. Características de las víctimas

Los datos muestran una mayor concentración de muertes en las edades  jóvenes: la mitad de las víctimas tenían entre 15 y 35 años de edad; en cuanto al asesinato en niñas, destaca que es casi seis veces mayor que la de los niños. Por otra parte se observa una característica que no se identifica con los varones, el aumento de asesinato de las mujeres adultas.

3. Lugar de ocurrencia

A diferencia de los homicidios con víctima masculina donde predominan las armas de fuego, en las mujeres se siguen usando medios más crueles como el ahorcamiento, el estrangulamiento, sofocación, ahogamiento e inmersión, y el uso de sustancias y fuego. De igual manera la ocurrencia de asesinatos en el espacio hogareño refleja la mayor exposición al riesgo que sufren las mujeres en sus viviendas, así como el riesgo que éstas tienen en el espacio público, ya que la mayoría de los asesinatos cometidos contra éstas suceden en este espacio.

La acción propuesta por el informe de violencia feminicida es una política integral de Estado que elimine la violencia contra las mujeres y lleve a cabo acciones para colocar este tema en todos los poderes y niveles del gobierno.

Esto con el fin de fortalecer y articular políticas públicas para prevenir la violencia y empoderar a las mujeres; fortalecer los protocolos de impartición de justicia para reducir la impunidad; mejorar la prestación de servicios y atención para mujeres y niñas víctimas de violencia, así como atender las recomendaciones de diversos organismos internacionales o regionales dirigidos al Estado mexicano.

En resumen, la violencia feminicida constituye una de las principales violaciones a los derechos de las mujeres. Por ello, tanto sociedad, como Estado debemos trabajar en conjunto para garantizar una vida mejor a las mujeres, sin importar edad, condición o estatus social y económico.

Aún falta mucho por hacer, sin embargo, se están tomando iniciativas como las antes expuestas que ayuden a erradicar los distintos tipos y modalidades de violencia contra las mujeres, a fin de emprender acciones preventivas que ayuden a solucionar esta grave problemática desde sus raíces, garantizando así el derecho de las mujeres a vivir una vida libre de violencia.