Se estima que en el mundo, aproximadamente 70 por ciento de las víctimas de la trata de personas son mujeres y niñas, mientras que un 30 por ciento son niños, según datos publicados en el Informe Mundial sobre la Trata de Personas, elaborado por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito.

Si bien las principales víctimas de este delito siguen siendo niñas y mujeres —quienes son reclutadas con fines de prostitución y explotación sexual—, el reporte señala un incremento en el número de niños y hombres captados con fines de explotación laboral o trabajos forzados, tráfico de órganos, mendicidad y pornografía, por mencionar algunas de las principales modalidades.  

Entre los factores que incrementan los riesgos de ser víctima de trata de personas se encuentran la presencia de crimen organizado en la región, los niveles de desarrollo o los patrones irregulares de migración, lo que provoca que niñas y jóvenes en condición de pobreza, mujeres indígenas o jóvenes migrantes sean más susceptibles a caer en estas redes de trata de personas.

Sin embargo, aunque hay grupos más vulnerables, cualquier persona puede ser víctima de este delito, ya que actualmente las bandas delictivas han aprovechado la popularidad de las redes sociales entre la población joven, así como los beneficios que trae consigo el uso de estas plataformas.

A través del uso de tecnologías, por ejemplo, la comunicación es mucho más fácil, lo que permite generar vínculos con cualquier persona de forma mucho más rápida. Adicionalmente, es posible obtener más información de las víctimas y engañarlas utilizando información e imágenes falsas, disfrazando la identidad de las y los delincuentes sin dejar ningún rastro.  

Por ello, es importante que cuidemos nuestra privacidad y seguridad en internet, así como fomentar en las y los jóvenes una cultura de la prevención. Algunas recomendaciones para madres y padres incluyen las siguientes:

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Para poder atacar el problema de la trata de personas, no solo es necesario reforzar la cultura de la denuncia por parte de las víctimas, sino generar consciencia en la sociedad para detectar y reportar conductas sospechosas a nuestro alrededor.