En el marco de los 25 años de la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, conocida también como Belém do Pará, y 20 años de vigencia en México,  y en coordinación con la Secretaría de Relaciones Exteriores, organizamos una serie de meses para discutir los avances y retos de dicha convención en nuestro país.

Durante el primer día se llevó a cabo la conferencia magistral de la embajadora de México en Nicaragua, Carmen Moreno Toscano, en la que destacó que el mayor reto en la nación es combatir la violencia contra las mujeres, y que el acceso a la justicia es uno de los principales problemas a los que se enfrentan las mujeres que la han vivido.

Además se realizaron dos mesas de diálogo: “Vigencia de Belém do Pará” y “El acceso a la justicia. Obstáculos y avances”, en las que participaron ponentes como el representante de la Organización de los Estados Americanos en México, Anibal Enrique Quiñónez Abarca; la cuarta visitadora general de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, María Eréndira Cruzvillegas Fuentes, y la coordinadora ejecutiva de la Red Interamericana de Refugios A.C., Margarita Guillé Tamayo.

También participaron como ponentes la magistrada de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), Mónica Soto Fregoso y el magistrado presidente del Supremo Tribunal de Justicia del estado de San Luis Potosí, Juan Paulo Almazán Cue

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La Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (Belém do Pará) fue adoptada en 1994. Este instrumento ha sido el primero en su tipo en abocarse específicamente al tema de violencia contra las mujeres, y como tal “ha servido como inspiración y referencia para la modernización de los marcos legislativos de la región y otras, como la Europea.”

La Convención de Belém do Pará reconoce:

  • Que la violencia contra las mujeres constituye una violación de los derechos humanos y las libertades fundamentales y limita total o parcialmente a la mujer el reconocimiento, goce y ejercicio de tales derechos y libertades.
  • El establecimiento de tres tipos de violencia: física, sexual y psicológica; así como los ámbitos de visibilización de éstas, las cuales se pueden presentar en la vida privada, la vida pública y la perpetrada o tolerada por el Estado.

A 25 años de existencia de la Convención y a 20 años de vigencia en nuestro país, es necesario hacer una evaluación de lo que, como Estado mexicano hemos alcanzado en beneficio de las mujeres y niñas y su derecho a vivir una vida libre de violencia, pero también de las deudas que tenemos y lo  que falta por cumplir y alcanzar en términos de prevención, sanción y erradicación de la violencia de género.